Las dificultades de la escuela rural: la aldea de Las Chinas en Galaroza

Galaroza

Esta realidad era aún peor en décadas pasadas, en las que había que atender un amplio diseminado en zonas serranas como la onubense

María Bustar y sus alumnos en la escuela de Las Chinas.
María Bustar y sus alumnos en la escuela de Las Chinas. / Archivo Tristancho Lieva
Antonio F. Tristancho

Huelva, 21 de abril 2024 - 06:00

La educación en las áreas rurales resulta complicada. Según diversos estudios, se reproducen dificultades como la falta de recursos, las instalaciones deficientes, un material didáctico escaso, la falta de atractivo de las plazas de profesorado, con la consecuente movilidad constante, el olvido de la ruralidad en los libros de texto y en las estrategias educativas o el propio complejo de la escuela rural que retroalimenta estos déficits. Todo ello, agravado por la despoblación de las áreas de interior, provoca el abandono y cierre de unidades en aldeas y pedanías.

Esta realidad era aún peor en décadas pasadas, en las que había que atender un amplio diseminado en zonas serranas como la onubense. No obstante, la escuela rural de entonces tenía también sus atractivos: instalaciones utilizables para todos los alumnos, oferta cultural propia, la generalización de la escolaridad para todos los alumnos, las interacciones entre alumnado de distintas edades que facilitaban el aprendizaje y la atención individualizada,…. Al menos eso es lo que cuentan sus protagonistas, como en el caso de la escuela mixta de Las Chinas, aldea de Galaroza.

Son numerosos los datos que se pueden recabar de esta escuela en las distintas revistas oficiales que sobre el magisterio se han ido publicando en el último siglo y medio. En el número 16 de La Gaceta de Instrucción Pública, periódico decenal, que se publicó en Madrid el 5 de agosto de 1889, aparece la provincia de Huelva en el Distrito Universitario de Sevilla, y se publican plazas vacantes en Escuelas especiales para Auxiliar de niños con 175 pesetas de retribución en Las Chinas, mientras que para la de Galarosa se ofrecen 300 pesetas. La misma revista, ya semanal, ofrece en 1895 un concurso para plaza en las escuelas incompletas de asistencia mixta con un sueldo de 200 pesetas para la de Las Chinas.

Un año después, El magisterio español informa de una vacante por concurso de auxiliares de niños para la escuela de la aldea, por valor de 175 pesetas, aunque advierte que además del sueldo se contará con “casa y retribuciones o sus equivalentes”. La plaza vuelve a publicitarse en El monitor del magisterio en 1889.

Para 1918, El magisterio español informa que hay una plaza vacante para maestra en Las Chinas, y también en Valderupe, como aldea de Aracena, aunque probablemente se refiriese a Valdezufre, y el mismo año se cita a maestros de Las Chinas, como Manuela Guerrero, de León. En 1934 aparece en El magisterio español una excedencia de Antonia Petra Godoy Galea, de La Haba, para la escuela de Las Chinas, Galarosa.

Listado de alumnos de la escuela de Las Chinas en 1933.
Listado de alumnos de la escuela de Las Chinas en 1933. / M. G.

En Escuela española del 1 de agosto de 1946 se recuerda entre las opositoras en 1941 a Servanda Domínguez Charneco, mientras que en la misma revista, pero una semana después, se recoge la adjudicación provisional de destinos del Concurso General de Traslados para maestras de ese mismo año, mencionándose a Concepción Manzano Boa, de La Corte, como profesora de la Escuela Mixta de Las Chinas. En la misma revista, de 30 de agosto de 1961, se recoge el BOE de cuatro días antes nombrando maestros según las oposiciones del año anterior, y aparece Luisa Fernández Regidor Bonaño como maestra de la escuela mixta de Las Chinas. Y en el número de 23 de junio de 1965, se adjudica la plaza de la escuela de la aldea por traslado a Juana Canelo Beltrán, que procedía de Malpartida de Plasencia (Cáceres), y el 17 de enero de 1950 se informa de la adjudicación de la plaza a Elisa Nieto y Berbé, procedente de la escuela de El Cuervo (Sevilla).

La escuela de Las Chinas en el archivo municipal

También se obtienen importante información sobre la escuela de la aldea en el Archivo Municipal de Galaroza. En una relación de 11 de enero de 1933 de niños que asisten a la Escuela Nacional Mixta de Las Chinas aparecen 34 alumnos, según la maestra Eulalia Montaño escribe al alcalde cachonero. De ellos, 11 llevan Tristancho en al menos uno de sus apellidos. En 1939 la escuela estaba ubicada en un inmueble propiedad de Iluminado Domínguez Santos, que recibía 75 pesetas por la mitad del alquiler mensual.

Unos años después, a finales de los años 50, se inicia la confección de un censo de analfabetos y campañas de alfabetización. Entre 1958 y 1966 se toman diversas iniciativas para remediar esta dramática situación cultural. El 12 de febrero de 1958 se constituye la Junta Municipal de Enseñanza Primera y de la lucha contra el analfabetismo, presidida por el alcalde, Manuel Barrio González. En el acta de creación se menciona que desde el año anterior el Ayuntamiento impulsaba clases para analfabetos a cargo del maestro nacional José Merlo del Pino, que había conseguido desterrar el analfabetismo en Navahermosa, “y se había conseguido excelentes resultados en la aldea de Las Chinas, que en proporción al número de habitantes arroja el mayor número de analfabetos”, así como que los afectados en la aldea se habían trasladado al grupo escolar Hermanos Arellano para recibir clases de adultos nocturnas. Para lo que no asistiesen se imponía una multa de 5 pesetas.

Censo escolar de analfabetos en 1962.
Censo escolar de analfabetos en 1962. / M. G.

Una de estas medidas fue el conocimiento de la población escolar en cada localidad, ordenada por el Inspector Jefe onubense, Juvenal de Vega y Relea. Este destacado dirigente educativo ya visitó Galaroza unos años antes, según se recoge en el diario Odiel de 30 de septiembre de 1955. Según los datos remitidos desde la localidad el 30 de septiembre de 1960, la población escolar de Las Chinas estaba compuesta por 3 niños y 4 niñas de 4 a 6 años, 5 niños y 4 niñas de 6 a 12 años y 1 niño y 3 niñas en edad de 12 a 15 años. En total, 9 niños y 11 niñas, del montante de 243 y 271 globales que presentaba el término municipal. En cuanto al número de analfabetos, en 1962 se indica que en la aldea hay 4 vecinos sin estudios de hasta 2 años, 3 de 2 a 4, 2 de 4 a 6, 3 de 6 a 12, 1 de 15 a 21, 2 vecinos de entre 21 a 30 años, 1 de 30 a 45 y 13 de más de 45 años, para un total de 29 analfabetos en la aldea y 503 en todo el término.

En el escrito que el Gobernador Civil, Hernán Pérez Cubillas, remitió al alcalde, Manuel Barrio, le pedía que “se logre en esa localidad la confección de un censo auténtico, sincero y veraz, porque necesito el conocimiento de la verdad, ya que sin ella será imposible llegar hasta la raíz del mal para atacarlo con garantía de triunfo”.

Carta del Gobernador Civil al alcalde Manuel Barrio.
Carta del Gobernador Civil al alcalde Manuel Barrio. / M. G.

Las intenciones del plan debieron ser reales y efectivas, ya que en 1962 ya había clases nocturnas para adultos impartidas por la profesora Florencia Carmona González para las niñas y por Antonio Lozano Navarro para los niños. De Las Chinas había una niña de 17 años apuntada y 4 niños. En 1963, se distingue entre analfabetos absolutos y relativos, que asistían a clases de 18.30 a 22.30 horas, según el maestro José Luis del Río Velasco. Esta formación estaba incentiva con lotes de material de iniciación por valor de unas 100 pesetas que se entregaba a todos los participantes, aunque algunos recibían algo más. Se constituyó una Comisión examinadora de Alfabetización Básica, se les preparaba para presentarse a pruebas de alfabetización y se llevaba el control de los que faltaban a clase, con información de gran interés hacia el alcalde, como la que remitió del Río el 12 de febrero de 1964 indicando que, “como maestro tengo la necesaria transigencia pues debemos reconocer la vida de algunos padres de familia, Vd. como Alcalde sé que también la tiene, pero estos individuos que relaciono al dorso son ya los que saltan todos los límites de la paciencia”, y un año después le pide que tome “las medidas necesarias que su autoridad le confiere, puesto que de lo contrario será todo esto un rotundo fracaso”. En junio de 1964 había en la aldea 6 vecinos y una vecina analfabetos, para un total de 139 en toda Galaroza.

Los viajes de Luis Bello

Otro elemento de conocimiento importante para conocer las escuelas rurales onubenses fue la obra de Luis Bello, quien, en su libro Viaje por las escuelas de España, recoge el recorrido que hizo por el territorio definiendo sus excelencias en una serie de artículos publicados en el diario El Sol y recopilados posteriormente. Dentro de esta serie, en su volumen Más Andalucía, publicado en 1932, se detuvo en lo que denominó Las Siete Huelvas, mencionando Aracena, hablando de su castillo, su caserío y sus monumentos, en general. Llega a decir que el patrón de Aracena es “el marqués de Aracena, Sánchez Dalp, retirado hace pocos años que, entre otras obras útiles, donó un edificio habilitado para escuelas”. Retrata los colegios de la localidad, con cuatro maestros y cuatro maestras para cerca de siete mil habitantes en los que predominan los pobres. Su conclusión es que se trata de “un pueblo bellísimo, deliciosa avanzada de una Andalucía próspera, con buenos maestros pero pocas escuelas, instaladas impropiamente”.

Antes de esta dedicación a Aracena, en el preámbulo del capítulo menciona a otras localidades, llegando a decir sobre Galaroza que está situada sobre tres collados, y dice que “podría llamarse la villa blanca, sino fuera más bonito su nombre árabe: Gal-Anosa, Jardín de la Prometida”. La describe rodeada de huertos, castaños, robles, chopos y bosques claros.

El autor, Luis Bello Trompeta, fue un periodista, abogado, escritor y político nacido en Alba de Tormes en 1872 y fallecido en Madrid en 1935. Entre 1925 y 1931 emprendió esta magna aventura y en sus escritos defendió una escuela pública, laica, moderna y regeneradora de los territorios de España y propuso crear una Sociedad de Amigos de la Escuela. Miembro de Acción Republicana, al proclamarse la Segunda República fue elegido diputado para las Cortes Constituyentes, integrado en la candidatura republicano-socialista. Formó parte de la comisión que redactó la Constitución republicana y presidió también la Comisión del Estatuto para Cataluña.

María del Bustar Cobas: la última maestra de Las Chinas

Pero la más fiable de las fuentes para conocer la realidad de la escuela rural, al menos la de hace unas décadas, es el testimonio de los maestros y las maestras que la vivieron. Uno de los más recientes ha sido el de María del Bustar Cobas Torrego, natural de Carbonero el Mayor (Segovia), quien en el año 1966, después de aprobar las oposiciones de Magisterio en Segovia, con tan sólo 20 años, llegó a la provincia de Huelva para ejercer su profesión de maestra. Con el elocuente título de ¡Sí! Yo fui la última maestra de Las Chinas, Bustar describe su experiencia en la aldea de forma emotiva y elocuente.

Tras haber pasado por Silos de Calañas, La Zarza, donde recuerda Mª Carmen, Corvi y Tomás, que fueron excelentes compañeros, solicitó, acogiéndose a la legislación vigente, una plaza en una localidad de menos de 2.000 habitantes con objeto de adquirir la propiedad definitiva. Eligió Las Chinas, distante 1.500 metros de Galaroza, donde residía. La escuela estaba ubicada en una casa de labradores, con una sala de tamaño mediano con dos ventanas, un patio pequeño y en un rincón, un orificio que hacía las veces de urinario. El mobiliario lo formaban una pizarra, una mesa para el maestro, pupitres antiquísimos y un brasero de picón que Dolores, la señora que limpiaba la escuela, preparaba para aliviar el frío.

Creación de la Junta de Enseñanza Primaria en 1958.
Creación de la Junta de Enseñanza Primaria en 1958. / M. G.

Recuerda que “la carretera estaba sin asfaltar pero disfrutaba de un paisaje precioso, el río Múrtiga y una vegetación exuberante repleta de castaños, nogales, encinas, alcornoques, chopos, olivos, árboles frutales y el aire puro, me acompañaban todo el camino. Un paisaje muy diferente al que Antonio Machado describió de mi tierra de Castilla”.

El alumnado lo formaban niños y niñas de 4 a 12 años, ya que se trataba de una Escuela Mixta. El número máximo de alumnos fue de 22, “todos muy respetuosos, aplicados y cariñosos”, incide Bustar. Lo más destacable de los habitantes de la aldea era, en su opinión, su sencillez. Destaca a Dolores y Manolo, que le cuidaban como a una hija y que hicieron que los cinco cursos que estuvo en Las Chinas quedaran grabados en su corazón.

Había clases mañana y tarde por lo que tenía que recorrer 6 km., ya que residía en el Hostal Venecia de Galaroza, atendido por Marcial, Corona y María, la cocinera. A todos los recuerda con mucho cariño, y también a sus compañeras de profesión, Mª Luisa, de Cortegana, Pepita, de Jabugo y Ana, de Corrales. Entre ellas se fraguó una amistad muy entrañable. Y en 1968, su vida cambió, al llegar un compañero onubense, Pedro, que sería más tarde su marido.

En 1972 se suprimieron la escuela de Las Chinas, la de Navahermosa y una unidad de la de Valdelarco. Todos sus alumnos eran trasladados en transporte escolar al Colegio Nacional Mixto Comarcal de Galaroza. En ese mismo año se casó con Pedro, alquilaron una casita en el rincón de Las Pizarrillas, desde donde contemplaban “el paisaje único de la Sierra del Castaño”. Tuvieron un hijo, Dasio, “que Dolores, la propietaria de la vivienda que alquilamos, cuidó como una auténtica abuela”.

En aquella etapa cachonera recuerdo con cariño a los compañeros del Colegio, como Julio Beneyto, Paco Pena, Manolo Barroso, Marisa, Mª Pepa, Guillermo Berdún, Juan Mora, Manolo Domínguez y otros que permanecieron poco tiempo. Los años vividos en Galaroza fueron para ellos “un periodo de nuestras vidas que difícilmente podremos olvidar y es gracias a la hospitalidad y cariño que siempre recibimos de los vecinos de Las Chinas y Galaroza”.

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