El descorche, una tradición en lucha contra la crisis del sector
Las fábricas han recogido este año un 60% menos de corcho que en la temporada anterior y además hay material por vender · La extracción no ha variado en esencia desde el siglo XVIII
En los últimos tiempos, es evidente que los productos de alta calidad se asocian cada vez más a elementos naturales, con eminente carácter ecológico y con un mínimo tratamiento químico. En el caso del corcho, la corteza del alcornoque, está íntimamente ligado a los vinos de alta calidad, a pesar de que desde hace unos años, especialmente en caldos jóvenes y menores, está siendo sustituido por materiales sintéticos.
Sin embargo, ningún plástico puede ofrecer las cualidades del corcho, que si es de alta calidad, resulta compacto, elástico y grueso. Los mejores caldos de los principales países productores de Europa utilizan este noble material para sellar las botellas, y añadir además una especial distinción a la presentación en la venta al público.
Detrás del tradicional tapón de corcho se esconde todo un mundo, en el que la artesanía se impone como la fórmula idónea para la extracción y el tratamiento de un material de alta consideración. Aún hoy se conservan las milenarias artes del descorche, con instrumentos básicos, como el hacha y un palo largo y resistente. "Hay algunas herramientas y maquinarias que se han inventado en los últimos años, sin embargo, son caras y no da el resultado deseado, porque se trata de un trabajo muy preciso", comenta Francisco Javier Benítez, el presidente de Isocor, la Asociación de Productores del Corcho del Suoreste de Andalucía. La labor de estos artesanos requiere ciertas habilidades difíciles de encontrar unidas en una misma persona, como precisión, destreza y fuerza a la vez.
El descorche es desde hace siglos una auténtica profesión. De hecho, siembre ha habido personas que durante tres meses han vivido exclusivamente de esto. "Los sueldos en esta tarea están bien pagados. Este año han rondado los 90 euros diarios por siete horas de trabajo", apunta Benítez.
La extracción del corcho es una de las tareas más antiguas que se unen al bosque mediterráneo, y el aprovechamiento de esta materia es una de las razones que han hecho posible el mantenimiento del alcornocal hasta nuestros días. La saca cíclica de la corteza permite el crecimiento saludable de los alcornoques a lo largo de su vida, que dura entre 150 y 200 años.
El uso de la corteza de alcornoque para diversos fines se remonta a la época de los Romanos, que sellaban con este material sus ánforas -algo que aún hoy continúa haciéndose en numerosas regiones españolas-. Pero no fue hasta el siglo XVIII cuando floreció en las regiones Mediterráneas una verdadera industria corcho-taponera, con la producción a mayor escala de vinos y la venta de éstos a grandes niveles de mercado.
Desde entonces hasta nuestros días, las prácticas del descorche no han variado. El corcho es sacado del alcornoque, apilado y transportado siguiendo las mismas técnicas que hace siglos, y las diferentes especializaciones de los trabajadores (corcheros) han permanecido inalteradas hasta la actualidad
En las últimas décadas se han formado verdaderos expertos en la tarea de despegar la corteza del árbol de forma completamente artesana, sin dañar en nada a éste. Sin embargo, como ocurre en la mayoría de los oficios manuales, cada vez son menos y más mayores las personas que se dedican a éste. La falta de interés que las nuevas generaciones muestran por el campo y la dureza de las tareas agrarias están haciendo que encontrar a profesionales del descorche resulte cada año más difícil.
A cambio, cada vez son más las empresas especializadas en trabajos forestales que ofrecen sus servicios para la extracción del corcho. Se trata de personas más jóvenes, que han cultivado algunos estudios y se han aventurado a iniciar una actividad empresarial, para la cuál contratan y forman a personal de la zona, que después realiza los trabajos contratados por los propietarios de las fincas.
El descorche del alcornoque se suele hacer al principio del verano, en ciclos de nueve o diez años, durante los cuáles la corteza va creciendo y adquiriendo la consistencia y las condiciones idóneas para su posterior uso. Es fundamental que se tenga un exquisito cuidado para no dañar la cáscara, encargada de su regeneración, sin la cual el árbol moriría.
Los horarios, como en la mayoría de las tareas agrarias, comienzan con las primeras luces del alba. Una de las razones es evitar el trabajo en condiciones de temperaturas altas, pero la fundamental es contar con el tiempo suficiente que requiere una labor artesana de este tipo, donde en la mayoría de las ocasiones, por razones de accesibilidad, hasta el transporte se realiza de la forma más básica, con bestias.
La primera corcha que produce el árbol se llama bornizo y es muy irregular. Sirve sólo para objetos bastos o para aglomerados; la corcha se suele cargar con piedras para que se enderece y a veces se ahúma para cerrar los poros. La producción de corcho de cada pela viene fijada por el peso en kg/m2 y es de 7 a 8 kg/m2, de los que hay que deducir una pérdida del 20% al secarse y otro 20% al rasparlo y cocerlo.
También te puede interesar
Lo último