La crisis hace que los onubenses vuelvan a recolectar piñas

La provincia onubense cuenta con la cuarta parte de la masa arbórea mundial de pinos piñoneros · Los piñeros aprovecharon el 'boom' de la construcción · La actividad es muchas veces un complemento

Para recolectar la piña hace falta maña y habilidad pues hay que manejar una vara de entre 8 y 10 metros de larga.
Para recolectar la piña hace falta maña y habilidad pues hay que manejar una vara de entre 8 y 10 metros de larga.
Jordi Landero / Cartaya

13 de marzo 2011 - 05:01

Muy lejos queda ya aquella bucólica imagen del piñero como un hombre tradicionalmente dedicado en exclusiva a las labores del monte, frente al perfil del que actualmente se dedica a la recolección de la piña es el de un hombre o mujer, joven o de mediana edad, en muchos casos inmigrante, en situación de desempleo, y (salvo en el caso de los inmigrantes) dedicado toda la vida a esta faena. En los últimos años estos trabajadores dejaron la piña para dedicarse a la construcción, buscando una vida mejor y aprovechando el 'boom' de este sector. Con la llegada de la crisis han regresado a esta labor.

Muchos han cogido de nuevo el denominado 'garabato', una herramienta muy simple que ellos mismos fabrican artesanalmente y que se compone básicamente de una o varias cañas naturales a cuya punta atan con cuerda una gavilla metálica con forma de gancho, para 'echarse al monte' de nuevo.

Es el caso de los cartayeros Manuel Benítez Mora (55 años) y su sobrino José Mª Mora Rodríguez (28 años), piñeros, "prácticamente desde que nacimos, porque esta profesión nos viene de tradición familiar". Ambos confiesan que aunque les gusta el oficio, lo cambiaron por el ladrillo durante 11 años "porque se ganaba más dinero a lo largo de todo el año". La crisis "nos obligó la campaña pasada a regresar a la piña".

Pero en su caso, y aún reconociendo que el trabajo "por su dureza no está pagado con nada y lo hacemos porque actualmente no hay otra cosa", no se quejan del todo ya que se consideran dos piñeros "experimentados", de los pocos que pueden manejar un garabato de hasta 14 metros (frente a los habituales de entre 8 o 9 metros), gracias a lo cual recogen diariamente en los pinares onubenses entre 400 o 500 kilos de piñas durante los 4 meses de campaña, lo cual les reporta a cada uno entre 60 y 70 euros diarios.

Muy parecido es el caso del villablanquero residente en Cartaya Gregorio González Jiménez, que a sus 50 años recuerda que siempre se ha dedicado a la recolección de la piña. Una actividad que ha complementado durante mucho tiempo con la construcción, a la que se ha dedicado en los años de bonanza. Actualmente coge unos 200 kilos de piña al día, siendo casi su única dedicación y fuente de ingresos.

Las hermanas Mª Dominga y Mª del Carmen Sousa Palomino (45 y 44 años), ambas naturales de Cartaya y residentes en Lepe, también confiesan dedicarse a este oficio "desde que echamos los dientes y por tradición familiar". Un oficio que también abandonaron varios años coincidiendo con la bonanza económica "pero al que tuvimos que regresar la pasada campaña por la crisis". Y es que según comentan, "actualmente se están dedicando a la piña incluso personas que antes nos miraban por encima del hombro". Para ambas, los ingresos que obtienen (unos 1.000 euros al mes cada una) "nos vienen muy bien porque aunque no se gana mucho para el trabajo y el esfuerzo que supone, el jornal equivale al de la naranja o la fresa, con cuyas campañas complementamos esta labor para tirar hacia adelante con nuestras familias".

El pino piñonero, pinus pinea, es uno de los árboles más extendidos y arraigados de la península ibérica, con algo más de 392.000 hectáreas. En Andalucía, ocupa unas 150.000 hectáreas, de las que en su mayoría, unas 92.000, se encuentran en la provincia de Huelva, donde se localiza casi una cuarta parte de todas las masas mundiales de esta especie arbórea. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO-, el pino piñonero abarca en total un área mundial de 480.000 hectáreas, de las que el 75% están en España, el 9% en Portugal, otro 9% en Turquía y un 5% en Italia.

El pino piñonero es un árbol frutal de gran interés económico que posee un amplio mercado interior y exterior y cuya importancia relativa en muchas economías rurales puede llegar a ser bastante significativa puesto que la recolección de la piña para la obtención del piñón puede ser clave para complementar las rentas de cientos de jornaleros, que en algunos casos dependen casi en exclusiva de esta producción.

Y es que hoy en día, el valor económico del fruto es superior al beneficio que reporta la madera de este árbol, por lo que desde los años 70 todas las repoblaciones se realizan en nuestro país con una orientación productiva mixta y no exclusivamente maderera. Hay que tener en cuenta que el piñón tiene en España un amplio uso culinario, especialmente en repostería. Además países europeos como Italia, Francia o Suiza, así como otros de Oriente Medio y Norteamérica importan ingentes cantidades de este producto a nuestro país. De su fin gastronómico, el piñón tiene igualmente un amplio uso en cosmética y medicina (para dar sabor a determinados medicamentos). Y la piña es también un excelente combustible ecológico para calefacción.

Pero a pesar de su importancia, el conocimiento sobre el sector es muy escaso y en la mayoría de las ocasiones los datos oficiales poco coinciden con los que se obtienen directamente de los agentes del sector. Es paradigmático el hermetismo con el que normalmente trabajan las empresas relacionadas con este producto y el opaco entramado de intermediarios, productores y piñeros en el que se desenvuelve su mercado interior hasta que el fruto llega al consumidor final.

En la provincia de Huelva tienen sede las empresas Piñas de Huelva S.L. y Piñasur S.L., ambas pertenecientes al grupo empresarial de carácter privado más fuerte del sector a nivel andaluz. Dicho grupo compite desde 1998 con la empresa pública Egmasa, adscrita a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que tiene entre sus cometidos el aprovechamiento forestal de la piña en los montes públicos propiedad del Gobierno Andaluz, los cuales se adjudica de forma exclusiva.

La incursión en el sector de un agente público de tal envergadura, no ha impedido que el sector privado, que accede mediante el método de subasta pública al resto de montes andaluces (municipales y privados) para la recolección de sus piñas, haya seguido creciendo en los últimos años gracias a la concentración de empresas del sector. Este hecho ha propiciado que dicho grupo empresarial onubense sea actualmente el más fuerte de Andalucía, contando con dos fábricas procesadoras, una en Bollullos Par del Condado y otra en la localidad sevillana de Carrión de los Céspedes, donde el piñón se seca al sol de forma natural, y en las que se extrae el piñón de la piña, se manipula y se vende envasado para su consumo final a importantes empresas o superficies comerciales o pastelerías.

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