La conexión Matalascañas-Sanlúcar abre la caja de pandora del ecologismo

WWF y Ecologistas en Acción consideran "inviable y agresiva" la implantación del transporte público regular por el litoral de Doñana · El Ayuntamiento defiende que sería puntual, atendiendo a la demanda turística

Vehículos todoterreno que circulan por Doñana y que el Ayuntamiento quiere habilitar como transporte público para la conexión con Sanlúcar.
Vehículos todoterreno que circulan por Doñana y que el Ayuntamiento quiere habilitar como transporte público para la conexión con Sanlúcar.

Era uno de los proyectos estrella alumbrado por el Ayuntamiento para explotar el privilegiado entorno natural del que puede presumir Almonte a la par que comunicar Matalascañas con el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda a través del litoral. Sin embargo, aunque la Corporación alumbró la iniciativa con importantes guiños a los ecologistas y buscando de forma denodada poner en primer plano los beneficios medioambientales que la misma podía reportar, lo cierto es que, lejos de entusiasmar a las ONG, ha servido para abrir la caja de pandora, librando ambas partes una dura pugna dialéctica con acusaciones cruzadas que han derivado en que las relaciones estén prácticamente rotas.

La iniciativa municipal proponía cubrir los 34 kilómetros que separan ambos núcleos urbanos a través del litoral y haciendo uso de un transporte público en vehículos todoterreno de características similares a los que realizan las visitas al parque, alcanzando la Punta de Malandar para, posteriormente, cruzar en barcaza el Guadalquivir hasta el municipio gaditano. El trayecto se realizaría a una velocidad nunca superior a los 50 kilómetros por hora, por lo que se estimaba que la subrayada distancia se cubriría en unos 40 o 75 minutos, dependiendo de las condiciones meteorológicas y del terreno.

De momento no es el único problema que ha de sortear el proyecto. La implantación del transporte regular a través del litoral está explícitamente prohibida en la Ley de Costas e incluso va en contra de las propias normativas del Parque Nacional. Aun así, parece más fácil doblegar la voluntad de la Administración central o que los propios responsables del parque bendigan la iniciativa a que hagan lo propio los ecologistas. Es más, aunque en un primer momento fue únicamente WWF quien se postuló en contra de la propuesta almonteña, Ecologistas en Acción se ha sumado en última instancia a las críticas a un transporte que consideran "inviable y agresivo" al entender que la costa virgen forma parte esencial del ecosistema dunar.

Por su parte, WWF califica la propuesta de "innecesaria" al entender que corrompe los objetivos de conservación de este importante ecosistema del Espacio Natural. La entidad ecologista ha comenzado a hacer campaña para que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, a través de la dirección del Espacio Natural y junto con la Estación Biológica de Doñana, establezca condiciones inviolables para minimizar los tránsitos de vehículos por la playa.

En juego, mantienen, está el que los 32 kilómetros de costa virgen de la Playa del Parque Nacional de Doñana continúen siendo "el último vestigio que se mantiene impertérrito en el Sur de Europa de un ecosistema totalmente indemne al urbanismo desmedido y las actividades humanas sin control".

Para la entidad ecologista, las medidas deberían de ir orientadas a lograr un "mayor grado de protección, investigación y de ordenación", no con una "mayor presión". Asimismo, denunció que un número importante e indeterminado de vehículos al día atraviesan la zona como la cooperativa Marismas del Rocío, los mariscadores y los de vigilancia.

La réplica no se ha hecho esperar y el portavoz socialista, José Villa, ha arremetido contra los ecologistas a los que acusa de no presentar propuestas alternativas por parte de "aquellos que se consideran sabios sobre este tema".

El énfasis que ha puesto el Ayuntamiento en esta propuesta tiene su razón de ser en la posibilidad de atraer turistas que desembarquen en el aeropuerto de Jerez. Históricamente, el sector hotelero en Matalascañas se ha venido quejando del hecho de que las comunicaciones lastrasen la llegada de turistas, principalmente por las tarifas tan altas que fija el aeropuerto de Sevilla, lo que deriva en que el turismo extranjero sea casi testimonial, dado que la clase media se ve constreñida por los cuantiosos gastos de transporte. Entretanto, tratar que los interesados en conocer Matalascañas aterricen en la portuguesa Faro (con mucho menor coste) es una utopía, ya que son pocos quienes aceptan perder cuatro horas en el en el desplazamiento.

Con estos precedentes, la alternativa más viable se encontraría en que los turistas utilizasen el de Jerez y, posteriormente, se trasladase mediante este transporte que se vendería por los touroperadores como un paseo único a través de playas vírgenes flanqueadas por el pulmón de Europa: Doñana. Precisamente el alcalde, Francisco Bella, ha defendido en innumerables ocasiones que "serían pocos los que se resistirían a disfrutar de un viaje único en el mundo y que representa de por sí un atractivo turístico".

La medida supo sumar incluso el apoyo de los populares almonteños, si bien matizaron que la iniciativa tendría que estar circunscrita al ámbito turístico y no podía llevar implícito renunciar a la vieja aspiración de conectar Huelva y Cádiz por el trazado norte como se proponía en el primer Plan de Desarrollo Sostenible de Doñana y cuyo proyecto finalmente ha quedado en el cajón del olvido. En este sentido, el PP recalca que no se ha de exonerar esta reivindicación con una conexión terrestre que sería la que verdaderamente tendría tremendos beneficios económicos y de desarrollo para la zona.

El proyecto de conexión de ambos núcleos urbanos citaba que el transporte se desarrollaría de manera puntual, atendiendo a las demandas turísticas, medioambientales y comerciales. Paralelamente se recogía el compromiso de unificar los desplazamientos ya que, según los estudios de la institución local, la afluencia media diaria es de unos treinta vehículos particulares que se podrían eliminar haciendo uso del transporte público.

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