El lodo comienza a hacer mella en los usuarios de la playa de La Antilla
Los bañistas muestran su disgusto por la imagen y las incomodidades que provoca el fenómeno En Islantilla, la actuación de reperfilado de arena ha acabado con el problema
La falta de arena en la playa lepera de la Antilla es más que evidente. Sólo hay que observar el bocado que ha dado en los últimos años el mar a la zona intermareal, claramente apreciable a simple vista merced al escalón y al posterior gran desnivel que los bañistas tienen que bajar antes de llegar a la orilla del mar.
Las principales consecuencias a efectos prácticos de esta situación no se han hecho esperar y, ya desde el verano pasado, los usuarios de esta playa lepera vienen mostrando su malestar por la capa de lodo que ha aflorado en la zona intermareal. Un fenómeno que si bien por un lado da mala imagen a la misma, lo peor son las incomodidades que ocasiona a sus usuarios, curiosamente cuando no se ve por quedar tapado por el agua durante los periodos de pleamar: el riesgo de resbalones y caídas -sobre todo para las personas de más edad-, su viscosa textura y el tono negruzco que aporta al agua cuando se encuentra justo bajo la zona donde rompen las olas, hace incluso que muchos bañistas desistan hasta de darse un chapuzón.
El año pasado el fenómeno fue especialmente virulento en la playa de La Antilla, mientras que este verano comenzó a hacerse notar en la zona de poniente de la playa de Islantilla, aunque una actuación de reperfilado de arena llevada a cabo la pasada semana por parte del Servicio Provincial de Costas ha hecho que el problema haya quedado momentáneamente solucionado.
No obstante, en los últimos días y coincidiendo con las grandes mareas que ha traído consigo el último periodo de luna llena, el problema ha vuelto a recrudecerse en La Antilla.
Y aunque las opiniones en torno al mismo difieren y generan cierto debate entre los usuarios de la playa lepera y los propietarios de chiringuitos y otros establecimientos hosteleros de la zona, todos coinciden en tachar el fenómeno de, al menos, incómodo, y opinan que si no se diese, mucho mejor, ya que en el fondo reconocen que no resulta beneficioso para el sector turístico.
No obstante, en lo que sí difieren es en el nivel y el tono de sus críticas. Así, numerosos empresarios de la zona y muchos leperos y veraneantes que llevan viniendo desde hace ya bastantes años a esta playa coinciden en señalar que se trata de un fenómeno natural y cíclico que suele darse cada cierto tiempo y restan importancia al problema, señalando que los lodos son "totalmente inocuos" y que no suponen ningún riesgo para la salud. Es el caso de los responsables del restaurante Miramar, que se encuentra a pie de playa en la zona central de La Antilla, quienes añaden que la capa de lodo "sólo afecta a puntos muy concretos" de la playa.
Pero por otra parte están aquellos que han escogido esta zona del litoral onubense para pasar sus vacaciones o un día de playa y que aseguran haber venido a la misma "atraídos por una imagen muy distinta" a la que ofrecen los lodos que han aflorado en la orilla. Es caso de Patricia Vázquez, una joven sevillana que muestra su estupefacción porque "para nada me esperaba que la playa de La Antilla estuviese en estas condiciones".
En parecidos términos se manifiesta Rosa Perea, quien ha acudido a pasar la segunda quincena de julio a La Antilla junto con su familia, incluida su madre, ya mayor, la cual "hay ciertos momentos en el día, según se encuentre la marea, en los que no puede ni meterse en el agua".
De todas formas, tales son los vaivenes del fenómeno que, al contrario que en las anteriores jornadas, los bañistas que acudieron ayer domingo a la playa lepera corrieron mucha mejor suerte y apenas lo padecieron.
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