La carretera se convierte en el mayor depredador del lince

Doñana | balance medioambiental

Ocho felinos de esta especie en peligro de extinción han muerto atropellados este año en las calzadas de Huelva El número de cachorros ha descendido por problemas de enfermedad

Un ejemplar muerto atropellado en una carretera de la provincia de Huelva.
Un ejemplar muerto atropellado en una carretera de la provincia de Huelva.
Carlos López Martín Huelva

01 de junio 2014 - 05:01

La red de comunicaciones viarias en Doñana y su entorno se han convertido en una trampa mortífera para el lince ibérico, una de las especies más amenazas del planeta que vuelve a tener en el hombre su mayor depredador. En la última semana y a expensas de la necropsia que se les practicará a los cadáveres en el Centro de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre (CAD), todo apunta al atropello como el origen de las dos últimas muertes, la octava en lo que va de año. La penúltima, en la A-483 de Almonte-El Rocío; la última, registrada el pasado miércoles en el kilómetro 15 de la A-442, que une la capital con Mazagón, a la altura de la laguna de las Madres. Anteriormente, a Kaiser le alcanzó la parca en la carretera A-488 que une las poblaciones onubenses de Hinojos y Chucena, en las mismas fronteras del entorno natural.

La noticia, por desgracia, no es nueva. Los atropellos se han triplicado en los últimos años, según denuncian organizaciones conservacionistas, que sitúan a la carretera como una de las mayores amenazas que hoy por hoy se ciernen sobre el sin par felino. Accidentes que, en su mayoría y a juicio del responsable del Programa de Especies de WWF España, Luis Suárez, podrían haberse evitado al estar perfectamente localizados los principales puntos negros. El líder conservacionista urge a actuar, puesto que "el impacto de las carreteras puede hacer inútil todo el trabajo desarrollado por entidades y autoridades nacionales y europeas en los últimos años".

Precisamente con estos objetivos WWF instó hace meses a los ministerios de Fomento y de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a que se adoptasen medidas en los puntos neurálgicos donde se registran estas altas tasa de atropellos. En paralelo a la misiva, se inició una recogida de firmas a la que ya se han adherido 10.000 ciudadanos.

La respuesta gubernamental ha sido el silencio. El portavoz de la entidad ecologista en Doñana, Felipe Fuentelsalz, certifica que ni Ana Pastor ni Isabel García Tejerina se han dignado a responder a la batería de propuestas formuladas para atajar estas muertes. En ellas se recogen el óptimo mantenimiento de los vallados de las zonas protegidas y las carreteras, drenajes y pasos en las autovías A-4 y la A-49; el desbroce, vallado y señalización de las carreteras del norte de la provincia de Córdoba, principalmente en la N-420 y su coetánea en Huelva. En síntesis, medidas que "no conllevan un gran coste" económico.

Por otra parte, insisten en que el Gobierno no puede quedar ajeno a todo el desarrollo de proyectos como Life + Iberlince, por lo que demanda que el Ministerio de Fomento se integre como socio y forme parte "activa en los grupos de trabajo sobre infraestructuras creados por las diferentes administraciones autonómicas".

El objetivo no es otro que, de forma conjunta, "desarrollar un plan global que permitan incrementar la permeabilidad de infraestructuras en áreas donde tiene su hábitat el amenazado felino; habilitando pasos subterráneo o ecoductos (puentes verdes) que permitan conectar hábitats o zonas de tránsito del animal en peligro de extinción.

Fuentelsalz explica que el incremento de la mortalidad "no natural" encuentra su razón de ser en un crecimiento de la población que obliga a las camadas más jóvenes a buscar nuevos territorios, expandiendo su radio de acción y buscando colonizar nuevos hábitat. De ahí que se vean obligados a atravesar carreteras en las que hasta ahora no se habían detectado su presencia.

Sin embargo, algunas fuentes consultadas por este periódico detallan que las cifras no son aun alarmantes. Sus conclusiones se sustentan en el hecho de que el incremento porcentual de muertes es directamente proporcional al aumento del ejemplares. "Es una cuestión de mera estadística", subrayan. Si en el 2002 la cifra de linces había descendido por debajo de la barrera del centenar, diez años más tarde se ha triplicado hasta alcanzar los 319 ejemplares a principios de año. "Se triplica la población, pero también las muertes por un mismo concepto".

Desde la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía apuntan a otra hipótesis. La nueva cepa de la enfermedad hemorrágica vírica (EHV) ha diezmado la población de conejos, lo que conlleva que el mamífero tenga que ampliar sus zonas de caza para encontrar alimento. En cualquier caso, insisten en que las cifras demuestran que el lince goza del mejor momento de salud de los últimos años, lo que acredita que "el potencial reproductor de la especie en libertar haya crecido".

En total el número de hembras en edad de tener descendencia se ha visto incrementado hasta los 92 ejemplares, siete más que en 2012. La contrapartida la encontramos en el número de cachorros, que ha descendido en 24 mamíferos, situándose en 54. Un descenso que vinculan a los problemas a la enfermedad vírica de los lagomorfos.

Desde las administraciones se insiste en que no se pueden dar pasos atrás y que es necesario continuar mejorando la movilidad de la especie, dado que de ese factor dependerá el que la reintroducción sea un éxito en zonas históricas como Extremadura, Castilla La Mancha y Portugal, donde también se desarrolla el programa Life +.

Las autoridades aconsejan que cuando se atropelle a un lince ha de detenerse el vehículo de forma controlada, asegurar el lugar del accidente colocándose previamente el chaleco reflectante y los triángulos de advertencia. Posteriormente se ha de alertar al 112 y seguir en todo momentos sus instrucciones. Igualmente precisan que es imprescindible no manipular al animal ni moverlo del sitio. Por último, aunque el felino pueda haber huido del lugar del accidente, es imprescindible notificarlo a las autoridades competentes para atenderle por si pudiera encontrarse herido.

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