Los campanilleros llenan de sones tradicionales las madrugadas de la Sierra onubense

Grupos de Aracena, Fuenteheridos o Galaroza recorren sus localidades los sábados de octubre

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Los campanilleros en Aracena.
Los campanilleros en Aracena. / Ayuntamiento De Aracena
Antonio F. Tristancho

15 de octubre 2023 - 06:00

Existen prácticas religiosas que han dejado profunda huella en la comarca serrana. Algunas de ellas, incluso desprovistas ya de una parte de su importante sacralidad, continúan significando tradiciones que se resisten a desaparecer, como el caso de los campanilleros.

Según el trabajo de Carlos José Romero Mensaque, “la devoción del Rosario en lo que hoy es la provincia de Huelva alcanza su primer gran momento de difusión en torno al último tercio del siglo XVI y primera mitad del XVII con las fundaciones de las cofradías por parte de la Orden de Predicadores en los tres conventos de la Orden, Aracena, Gibraleón y Lepe y sobre todo en las parroquias de las distintas poblaciones”.

La procesión de la Virgen del Rosario en Aracena.
La procesión de la Virgen del Rosario en Aracena. / Ayuntamiento de Aracena

La descripción que hace el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico nos lleva al mes de octubre, en el que, con ocasión de las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario, los campanilleros salen por las calles a cantar sus coplas por la madrugada, con la antigua función de llamar a los vecinos e invitar a participar en el Rosario de la Aurora. En la actualidad, el objetivo es mantener la tradición y la musicalidad en las noches serranas durante el inicio del otoño.

En esta comarca onubense, en efecto, Aracena concentra gran parte de la devoción popular hacia lo que simboliza la Virgen del Rosario, incluida la costumbre de los campanilleros. El área de Patrimonio y Archivo del Ayuntamiento aracenés indica que “durante las madrugadas de los domingos del mes de octubre, con ocasión de las celebraciones en honor a la Virgen del Rosario, los campanilleros salen por Aracena a cantar sus coplas recorriendo la mayoría de las calles del pueblo. Es una tradición, con carácter popular, muy arraigada en la localidad cuyo origen es difícil rastrear en el tiempo, aunque se vincula a la devoción del rezo del Rosario”.

El lema acuñado por estos incansables del canto durante la aurora es que “los campanilleros no le temen al frio ni al agua ni a las malas noches que puedan pasar”. La Hermandad de la Virgen del Rosario se constituyó en Aracena durante el siglo XVI, aunque fue en 1863 cuando se aprobaron sus reglas. Su constitución radicó en la iglesia conventual de Santo Domingo, fundado en 1570 y que se mantuvo hasta 1838 por motivo de la desamortización. El convento de Santo Domingo fue autorizado por el Papa Pío V, que podría haber regalado asimismo al lugar la primitiva imagen de la Virgen del Rosario. A la orden dominica también perteneció la Venerable Madre Trinidad, que tenía una gran devoción a la Virgen del Rosario y fue fundadora del Convento de Jesús, María y José a finales del siglo XVII. A ella se le atribuye, según las redes sociales del área municipal mencionada, el impulso a los campanilleros y al rezo del rosario.

En los últimos años, y aun con el parón que supuso la pandemia, el Coro de Campanilleros Virgen del Rosario aracenés ha tomado un importante auge, fortaleciendo esta tradición en la localidad y fuera de ella. Tanto es así, que cuenta con una calle en la población y con un azulejo que conmemora su esfuerzo por mantener este patrimonio. Además de los fines de semana de octubre, también realizan otras actuaciones, como la que llevaron a cabo el pasado sábado 7 de octubre con motivo de la procesión de la Virgen del Rosario, o la que pudieron vivir en mayo en la localidad cordobesa de Lucena.

La tradición en Fuenteheridos y Galaroza

Uno de los grupos que con más empuje se ha sumado a la tradición campanillera en los últimos años es Solera Añeja, de Fuenteheridos, una formación musical compuesta por una veintena de personas amantes de la música y del folklore popular.

Los campanilleros en Fuenteheridos.
Los campanilleros en Fuenteheridos. / Solera Añeja

Según José Luis Macías, uno de sus componentes tradicionales, hace ya trece años de su creación y de sus primeras salidas para cantar las madrugadas del mes de octubre por las calles del pueblo, y en este tiempo se han constituido en asociación cultural sin ánimo de lucro.

Su principal actividad es la de cantar en las madrugadas de los domingos de octubre las canciones de auroros, es decir la llamada al Rosario de la Aurora. Esas roscas de canciones se inspiran en las tradicionales de los grupos de campanilleros de La Sierra como Aracena o Galaroza, aunque con algunas letras propias, adaptaciones y arreglos musicales particulares. A los instrumentos habituales, suman el timbal, las sonajas, el cascabel, los crótalos, la clave o la chacarrasca.

Sus comienzos fueron en el otoño del año 2009 y ese año ya cantaron en Fuenteheridos y en el Castaño del Robledo. La idea partió del director musical del grupo, José Manuel Cruz, quien la propuso a los miembros de la Chirigota Peña El Molino, que ya venían actuando en los Carnavales del pueblo desde hacía varios años. Los ensayos se hacían en cocheras y locales prestados.

Los campanilleros de Galaroza durante un ensayo.
Los campanilleros de Galaroza durante un ensayo. / M. G.

Desde entonces, los campanilleros de Fuenteheridos no sólo cantan en su localidad sino también en otros pueblos vecinos como Castaño del Robledo, Navahermosa, Linares de la Sierra, Higuera de la Sierra, Cumbres Mayores, Aroche, Cortelazor, Santa Ana la Real e incluso Huelva capital.

Su repertorio es variado y muy ameno, ya que, por una parte incluyen las canciones de auroros en forma de roscas musicales, es decir, las letras y melodías propiamente de campanilleros del Rosario, recreando y adaptando las ya tradicionales en otros pueblos, además de ciertas letras de creación propia. Por otra parte, también cantan las canciones de música folk tradicional que interpretan en varias voces de manera exitosa y, por último, los villancicos populares.

Otra de las actividades del grupo es el canto de villancicos por las calles y plazas del pueblo en las fechas navideñas, a las que suman la organización del Encuentro de Campanilleros de la Sierra, del que ya se han celebrado siete convocatorias. En ediciones anteriores han participado en este encuentro grupos de toda La Sierra procedentes de localidades como Aracena, Galaroza, Corteconcepción, Encinasola, Jabugo o Santa Olalla del Cala, y de la Cuenca Minera, con el grupo Hogueras y Candiles de Riotinto, entre otros.

Campanilleros en Fuenteheridos.
Campanilleros en Fuenteheridos. / Solera Añeja

En Galaroza, la tradición se mantiene gracias a los componentes del Coro Nuestra Señora del Carmen, que canta las misas en el pueblo y que se organiza para proponer las salidas durante el mes de octubre. A ellos, se suman jóvenes que pretenden mantener viva la cita otoñal mediante el relevo generacional. Sus voces y músicas son esperadas por la población para rememorar la niñez y las costumbres de antaño, como demostraron los tres sábados pasados.

Sin ese significado religioso que lo fundamentaba hasta la primera mitad del siglo pasado, pero con un sentimiento que invade lo más íntimo de todo aquel que los escucha, los campanilleros vagan por las empedradas calles de Galaroza en diversas ocasiones durante este mes. Reparten las calles del pueblo en varias fases, habiendo recorrido ya la zona alta del pueblo y su centro neurálgico, y dejando para este sábado pasado el Pueblo Abajo.

Este grupo, que integra también mujeres entre sus componentes, extiende sus actuaciones a la aldea de Navahermosa, perteneciente al término municipal cachonero, donde ya ha estado cantando. Precisamente, la pedanía concentra buena parte de la actividad religiosa y festiva en estos días, ya que celebra las conmemoraciones en honor a su patrona, la Virgen del Rosario. Ya ha recibido también la visita de los campanilleros paperos, y en el programa organizado ha tenido de nuevo gran incidencia la Asociación Navahermosa Viva Participa, que continúa dinamizando la vida cultural y social de la aldea. En esta tarea, su presidente, Jesús Sánchez, rescató un documento sobre la nueva imagen de la patrona, obra José Rivera García en 1946, que llegó al pueblo precisamente en el mes de octubre mientras se celebraban los campanilleros.

Otro de los grupos de campanilleros serranos es la Asociación ‘La Perezosa’, de Corteconcepción, creado en 1992 para acompañar a la Cabalgata de Reyes Magos de la localidad. Desde aquel momento, ha participado en numerosos encuentros, actuaciones, concursos y pasacalles, además de impulsar otras actividades, como la grabación de un disco o la publicación del libro ‘Así hablamos en Corteconcepción’, obra de Daniel Soto Barranquero. En su trayectoria, han sido agraciados con diversos premios y galardones, siendo una de sus últimas actuaciones la que brindaron con motivo de las Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra que se celebraron recientemente en la localidad.

Elementos simbólicos

Entre los elementos identificativos de esta actividad, se encuentran las letras cantadas, transmitidas oralmente, de generación en generación. Las temáticas son variadas, predominando las de contenido religioso alentando la devoción por la Virgen del Rosario. También se encuentran otras de inspiración local o rural, junto a otras de significado más mundano. En la actualidad, se han incorporado al catálogo de coplas algunas composiciones modernas, relativas a los pueblos donde se cantan.

Las más conocidas pueden ser las que hacen alusión a los campos andaluces y que popularizó el grupo Jarcha: “En los campos de mi Andalucía, los campanilleros por la madrugá, me despiertan con sus campanillas, y con sus guitarras me hacen llorar”. Las puramente religiosas inciden en los misterios del Rosario y otras devociones serranas, como la que reza, “El Rosario de por la mañana es para los pobres que al campo se van, y los ricos que se quedan durmiendo para que el resencio no les haga mal”. Las hay de contenido campestre, como “Este año para la jornada tenemos una mula, que tiene que ver; la regalan los campanilleros, que todos trabajan con amor y fe”, y, finalmente, una de las más seguidas y netamente serranas es la que recoge la leyenda de la visita de Felipe II a Benito Arias Montano en La Peña que lleva su nombre: “Cuando vino Felipe, el Segundo, a ver a la virgen y al gran pensador, estrechando su mano le dijo, te cambio mi trono por este rincón”.

Los instrumentos también forman parte del ritual propio de estas citas. Esquilas, sonajeros de fabricación propia en muchos casos, panderetas, cántaras golpeadas por alpargatas, triángulos, panderos, botellas de anís y guitarras forman el pilar propiamente musical de las cantatas.

El procedimiento es similar en todas las localidades, iniciándose el recorrido después de la medianoche, y prolongándose hasta altas horas de la madrugada. Las paradas se realizan fundamentalmente en plazas o esquinas, o bien en casas señaladas cuyos moradores agasajan a los cantantes con dulces y licores de la tierra.

Estos grupos serranos garantizan la pervivencia de una tradición popular de gran raigambre y que todavía presenta un relevante significado devocional y cultural en la comarca.

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