Golfo de Cádiz

El caladero de la chirla espera completar pronto su recuperación

  • Los mariscadores pueden faenar hasta el 1 de febrero, aunque el plazo podría prolongarse hasta el 30 de abril si lo determina el Instituto Español de Oceanografía

Dos mariscadores capturan chirla con una embarcación de draga hidráulica.

Dos mariscadores capturan chirla con una embarcación de draga hidráulica. / J. Landero (Huelva)

Los barcos de draga hidráulica continúan con sus labores de marisqueo. Las extracciones limitadas de chirla están permitiendo la regeneración del caladero, según apuntan a este periódico desde el sector, que espera que en pocos meses la recuperación sea total con la actividad restrictiva, impuesta por la Adminsitración autonómica.

Por el momento, los mariscadores podrán faenar hasta final de enero, si bien el plazo podía ampliarse, dependiendo del estado del caladero y si un informe biológico lo determina. En tal caso la actividad se prolongaría hasta el próximo 30 de abril (todo parece indicar que será así), cuando se inicie la parada biológica, un paro determinado antes de la reapertura del caladero del Golfo de Cádiz en octubre pasado, tras ocho meses de clausura.

Entre la resignación y el inconformismo acogieron los mariscadores de la provincia de Huelva el anuncio del cierre del caladero. por una parte, rendidos a la evidencia porque no había marisco y, por otra parte, críticos al entender que “no se había hecho todo lo que se tenía que hacer” y que “la gestión de la Junta de Andalucía no ha sido la adecuada, lo que condujo a la clausura.

Ocho meses estuvieron sin faenar los barcos de draga hidráulica. La captura de la chirla se prohibió en enero del pasado año al comprobarse que la biomasa estaba alcanzado unos niveles mínimos que comprometían la supervivencia de la especie. A partir de ese momento se estableció que la situación se mantendría hasta que hubiese garantías de que la actividad era viable conjugando los intereses ambiental, económico y social.

Las embarcaciones de draga hidráulica volvieron a faenar con el caladero al 59% de sus reservas

El cierre se decretó tras las recomendaciones de los informes de seguimiento del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y después de que medidas adoptadas no lograran evitar una nueva disminución acusada de la chirla en las aguas del Golfo de Cádiz, por lo que la única solución es la paralización de la actividad. Afectó a 96 embarcaciones y 291 tripulantes de los puertos de Isla Cristina, Punta Umbría y Ayamonte, y Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz.

Para paliar los efectos del cierre del caladero, la Administración autonómica puso en marcha unas ayudas para armadores y tripulantes afectados, que el sector calificó de escasas. Esto permitió un apoyo económico a 70 familias durante este periodo de inactividad.

A finales de julio del pasado año, la Consejería hizo efectivo el primer pago a los afectados por el cierre, que incluían el periodo comprendido entre el 20 de enero y el 30 de junio, a razón de una cantidad fija de 500 euros por buque y mes natural completo y de 400 euros por cada uno de sus tripulantes.

Hasta el 2 de octubre no regresaron los barcos a la mar, con unas condiciones impuestas por la Junta que los mariscadores rechazaron inicialmente. Previamente habían presentado un plan de viabilidad. Éste incluía la variación de la talla comercial de la chirla y su reducción de los 25 milímetros actuales a 24 o, en su defecto, una tolerancia importante entre 25 y 24 milímetros (una reivindicación que vienen realizando desde hace tiempo), así como el establecimiento de un horario de entrada y salida a puerto sin limitaciones, como ocurre con el restos de las pesquerías, así como un límite de captura diario, a fin de preservar el caladero y evitar que vuelva a repetirse la situación de cierre.

Un marinero selecciona chirla recién capturada. Un marinero selecciona chirla recién capturada.

Un marinero selecciona chirla recién capturada. / J. Landero (Huelva)

La resolución sigue vigente y establece un máximo de 150 kilos por día para los barcos con draga hidráulica y un máximo de 90 kilos por día para las embarcaciones de rastro remolcado. En ambos casos, esa es la cantidad permitida de captura y venta en lonja.

Además, determina que solo se permite faenar cuatro días a la semana y queda prohibida la captura, descarga y primera venta de chirla todos los miércoles. También establece que deberá ser objeto de primera venta en lonja, a través de los centros de expedición asociados a las mismas, el mismo día en que se produzca su captura.

La resolución se adapta a lo recogido en la orden por la que se regula el marisqueo de esta especie en el Golfo de Cádiz y establece una captura total no superior a 1.100 toneladas hasta el 1 de febrero de 2019. La cuota de captura obedece a los estudios realizados por el Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Con esas condiciones, los mariscadores decidieron mantener los barcos amarrados a puerto un día para hacer visible su oposición a la resolución, al no tenerse en cuenta las alegaciones que habían presentado y entender que la propuesta inicial para nada había variado. De los 120 kilos (para la draga hidráulica) y cinco días de trabajo a la semana a 150 kilos cuatro días, con el mismo resultado de 600 kilos por barco semanales.

La resolución especifica, además, que las lonjas también velarán por el cumplimiento de las medidas. En caso de incumplimiento por parte de algún barco, la lonja deberá proceder a su denuncia, comunicándolo a la delegación territorial pertinente.

Según la Adminsitración, el objetivo de las medidas es alcanzar niveles de rendimiento máximo sostenible, ya que, cuando se reabrió el caladero, según los últimos informes del Instituto Español de Oceanografía, se situaban al 59%, una cifra que sí permitía poder compatilizarse la actividad extractiva con la recuperación del caladero.

Cada barco puede capturar un tope de 150 kilos de chirla al día

El cierre se mantuvo hasta que los informes científicos determinaron que la población de chirla se había restablecido en parte, momento en que se determinó que era posible reanudar la actividad. El objetivo marcado: lograr la sostenibilidad de esta pesquería no sólo en lo ambiental, sino también en lo social y en lo económico.

Los resultados de los últimos informes científicos, que constatan “la recuperación progresiva del caladero”. Con estos parámetros, los límites de la captura se han mantenido.

Los armadores y los marineros han dejado claro que son los primeros interesados en la sostenibilidad del caladero y reiteran la importancia de que se realicen los muestreos sobre el mismo.

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