Los cachorros de lince nacidos en El Acebuche en Doñana superan "sin complicaciones" la época de "peleas"
Las peleas forman parte de su biología y se producen en torno a la sexta o séptima semana de vida, sirviendo las mismas para establecer entre ellos su jerarquía dentro de la camada. No obstante, no siempre todos los cachorros salen adelante, pues alguno puede morir durante el proceso
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Doñana/Los cachorros de las distintas camadas nacidos este año en el centro de cría de El Acebuche, en el Parque Nacional de Doñana -espacio gestionado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN) que depende del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico-, ya han pasado la época de las "peleas", aunque "sin complicaciones", según indicaron desde el programa Lynx ex-situ en sus perfiles de redes sociales.
Estas peleas de cachorros suponen un periodo "crítico" que suele suceder en torno a los dos meses de vida, por lo que se espera a que superen los tres o cuatro meses para dar la cifra definitiva del número de crías que salen adelante de las camadas.
Según explican desde el proyecto, las camadas del centro de cría ya se han "peleado" sin "mayores complicaciones". "Alguna cojera, un ojillo entrecerrado y poco más", toda vez que señalan que "no siempre ha sido así", ya que "en la primera camada de lince ibérico que nació en el Acebuche -Brisa, Brecina y Brezo-, uno de los cachorros murió durante estas peleas".
Al respecto, desde el proyecto señalan que se trata de una época que "forma parte de su biología, aunque impresiona mucho y se pasan momentos de mucha tensión". Este periodo de crecimiento se da en torno a la sexta o séptima semana de vida y dura normalmente menos de 24 horas en el que todos los cachorros de una camada "se tienen que pelear con todos sus hermanos". "De esta forma ellos establecen su jerarquía dentro de la camada. Consideramos que las peleas han terminado cuando vuelven a mamar todos los cachorros a la vez. Es cierto que tras esto pueden darse las últimas peleas entre ellos, pero estas, más ritualizadas, esto quiere decir que no hace falta que haya contacto entre ellos, ya que el cachorro dominante se acerca a otro ejemplar que enseguida adopta la posición sumisa y no tienen que tocarse", señalaron.
Asimismo, en los centros de cría, cuando comienzan las "peleas" de cachorros, "se les deja en total tranquilidad para que la madre no tenga distracciones y pueda atender las peleas, ya que su papel es muy importante". "Ella comienza separando los cachorros, con las manos o con la boca en muchos casos. A veces los cachorros, incluso atacan a su madre en estos momentos de tensión", comentaron.
La temporada reproductora de lince ibérico en el centro de cría de El Acebuche finalizó el pasado mes de abril con el nacimiento de 14 crías de cinco hembras de las siete parejas reproductoras establecidas. De este modo, una de ellas sufrió un aborto y otra piometra -infección uterina que se caracteriza por la acumulación de pus en el útero-, por lo que tampoco consiguió reproducirse.
Para esta temporada se establecieron en El Acebuche siete parejas "idóneas a nivel genético". En concreto, las elegidas fueron las de Hamma y Parra; Madroña y Gitano; Támesis y Juglans; Narsil y Junquillo; Oleander y Quetro; Sardina y Júpiter y Kolia y Tintín. De ellas, las que no han podido llevar a cabo la reproducción han sido Kolia y Oleander, cuyos partos se esperaban para finales del mes de marzo.
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