puebla de guzmán

El 'lago asesino' de Minas de Herrerías libera 50 litros de gas licuado por minuto

  • Un sistema de tuberías extrae el dióxido de carbono que se concentra en el fondo de la corta minera

  • Los trabajos tienen un coste de 21.000 euros y se prolongarán durante cuatro meses

Hasta 50 litros por minuto de gas licuado salen a diario del llamado lago asesino ubicado en la pedanía de Minas de Herrerías, en el término municipal de Puebla de Guzmán. La antigua mina a cielo abierto acumula 80.000 metros cúbicos de dióxido de carbono (CO2) y en ella los técnicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) han montado hace más de dos meses un sistema que permite extraer todo el gas en unos cuatro meses.

Para ello, han instalado una tubería de grandes dimensiones que sirve para dar salida a la bolsa de gas, una actuación que tiene un coste de 21.000 euros. Gracias a esta infraestructura, el dióxido de carbono sale poco a poco y se mezcla con el aire de la atmósfera sin provocar daños a los habitantes ni a los animales que se encuentran en la zona.

La laguna de la corta minera no representa ningún peligro para la población"

El depósito de gas está actualmente controlado y estable en el fondo, pero en caso de un movimiento violento, como un pequeño terremoto o un corrimiento de tierra, puede salir al exterior de golpe creando una nube tóxica. Así, el verdadero riesgo no está en que el gas se mantenga en el lago, sino en que se libere de repente, un extremo poco probable, según explica el alcalde de Puebla de Guzmán, Antonio Beltrán. Además, en el improbable caso de que se produjese dicha erupción, la nube de gas se quedaría estrictamente en el área que ocupa la corta por pesar más el CO2 que el oxígeno, invadiría sólo unos cuatro o cinco metros de altura a partir de la lámina de agua y se diluiría después poco a poco en la atmósfera.

El depósito tóxico surgió por el contacto entre el agua ácida de color rojizo y el suelo de origen carbónico de la zona. Es de origen artificial y acumula 80.000 metros cúbicos de dióxido de carbono (ya menos desde que se instaló la tubería que libera el gas).

El gas se ha formado debido al contacto de las aguas ácidas derivadas de la minería con los diferentes compuestos del suelo. Se trata de un caso único en Europa, y aunque en la mayoría de superficies de este tipo el agua se puede utilizar, las minas de la zona son potentes en carbonatos, por lo que se genera dióxido de carbono.

El CO2 no sale por sus propios medios al exterior debido a la profundidad del lago, de cerca de 70 metros, de ahí que necesite esta ayuda extra a través de la tubería, de unos 42 milímetros de diámetro, anclada al fondo y con un sistema de flotabilidad en superficie para darle sujeción, desde donde se drena el agua desde el fondo del lago a la superficie, donde es expulsada junto con el gas. El dióxido se diluye en el aire y el agua cae de nuevo en la corta.

Hay algunos precedentes de que situaciones de ese tipo pueden provocar muertes masivas, como la que sucedió en Camerún en 1986 cuando fallecieron 1.700 personas. Pero en Huelva esta supuesta bomba de relojería está controlada. Tanto el lago como el proceso de extracción del gas están monotorizados y se realizan análisis periódicos del ph y los microganismos.

El investigador del Instituto Geológico y Minero de España, Javier Sánchez, es el responsable de la operación que se lleva a cabo en el lago asesino, después de descubrir el riesgo que suponía la existencia del humedal en la corta y realizar pruebas, junto con otros científicos, para saber la cantidad exacta de CO2 que había en el interior del agua.

Fue en ese momento cuando la Junta de Andalucía tomó cartas en el asunto y decidió actuar para evitar una catástrofe similar a la del país africano. La acumulación de agua de Camerún guarda algunas similitudes con la Corta Guadiana, pero sus dimensiones son mucho mayores. Además, mientras que el lago africano es de origen natural, la laguna de Puebla de Guzmán se formó para albergar una mina y realizar extracciones de materiales.

De hecho desde que se conoció la existencia del gas en el fondo de la corta los vecinos de la pedanía, situada a poco más de cien metros del lago, han continuado desde entonces con su rutina pese al revuelo que se formó y siguen plácidamente con su vida.

A mediados del mes que viene el IGME dará a conocer los resultados de los trabajos que se están realizando.

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