La amplitud del mercado de San Sebastián convence a detallistas y clientes

Algunos puestos de la nueva instalación están todavía pendiente de cubrir con nuevos negocios

El monopolio de las frutas y verduras
El monopolio de las frutas y verduras / Jesús Fernández
Norberto Javier Ruiz

Huelva, 25 de julio 2025 - 18:14

Los vecinos de Huerta Mena volvieron a reencontrarse con su plaza de abastos de toda la vida, en el sitio donde siempre estuvo, pero reformada y mucho más moderna. Más que un lavado de cara "muy necesario", a juicio de los clientes, y también de los detallistas. La disposición ha cambiado, y los puestos de pescado y de carne han quedado a los extremos dejando el hueco central a la fruta y a la verdura. Ahora en el mercado huele a pescado y a recién pintado.

Todavía tiene algunos establecimientosvacíos. En la zona cárnica solo está el 50% de los puestos abiertos, mientras que en la parte de pescados y mariscos están abiertos seis de los nueve puestos disponibles. En la fruta, por su parte, Francis y Bárbara monopolizan la venta de estos alimentos, ya que son los únicos que los venden. Los clientes son escasos todavía a media mañana, pero eso no sorprende entre los responsables de los puestos que acusan la falta de afluencia a la época estival.

Los puestos que aún faltan por cubrir
Los puestos que aún faltan por cubrir / Jesús Fernández

Tiene algo de familiar la relación que se produce entre los detallistas y los compradores. La conexión creada a base de rutina forma lazos que se forjan con el paso del tiempo y bajo tres elementos imprescindibles: el comprador, el vendedor y el lugar. Esa unión se vio interrumpida hace cuatro años cuando tuvieron que marcharse a otro lugar mientras reformaban la plaza. Y, aunque en el mercado también despachan los nostálgicos recientes que echan de menos a los clientes de la plaza Paco Toronjo, lo cierto es que "la mayoría vienen para acá, pero no todos", como explica la frutera Bárbara Gómez que lleva al frente de su puesto 42 años. Sobre el mercado opina que "ahora está mucho mejor que antes. Es mi puesto de toda la vida".

Lo que más se repite entre los vecinos es la amplitud que poseen ahora los pasillos, lejos de aquellas angostas calles que confundían las colas de los diferentes puestos de detallistas. Unos dueños encantados de volver a reencontrarse con uno de sus mayores tesoros. "Para mí, mi puesto es mi vida", comenta Francisco Hidalgo, propietario del puesto número 9. "La gente sigue yendo a la plaza, y sigue comiendo mucho pescado, aunque cada vez se acostumbran más a los productos precocinados", apunta el dueño. Él, que comenzó a vender cuando aún estaba en el colegio, confiesa sentirse muy emocionado ante el reencuentro.

Antonio Hidalgo, en su puesto desde que iba al colegio
Antonio Hidalgo, en su puesto desde que iba al colegio / Jesús Fernández

También están los que han ocupado un puesto más recientemente. María Benítez empezó hace 10 años, pero cuando el mercado anunció su reforma, decidió marcharse y abrir una tienda en el centro de Huelva. Ahora decide volver, y aunque lo considera un mini puesto de su céntrico establecimiento, no quiere faltar a su cita diaria con los vecinos, "aunque para eso me tenga que levantar a las 7 y media".

María Benítez acaba de reabrir su puesto
María Benítez acaba de reabrir su puesto / Jesús Fernández

Conforme se realiza el recorrido por los puestos, personas de todas las edades, portando carrito o sin él, van conversando en la cola esperando a ser despachados. Echaban de menos su mercado, pero les falta el lugar de reunión, el bar. La alcaldesa de Huelva anunció en la inauguración que el bar lo sacarán a licitación en los últimos tres meses.

La vida de un mercado
La vida de un mercado / Jesús Fernández

Signo de los tiempos es, que este mercado de mediados de 1950, vaya a tener en la parte de arriba una zona 'gourmet', donde se deguste los productos de los establecimientos de la planta baja. Además, la reforma del ascensor ha mejorado la accesibilidad a la parte superior que ahora mismo se encuentra vacía y espera llenarse de vida muy pronto. "El barrio necesitaba su mercado".

Los puestos de carne solo funcionan al 50%
Los puestos de carne solo funcionan al 50% / Jesús Fernández

Por uno de los puestos del pescado pasea una pareja que ojea los boquerones. Llevan 50 y 40 años comprando en este mercado. "Está impresionante, no me esperaba que estuviese así". Lo que más destacan es que todos los puestos se encuentran en la planta baja. Así, creen que el mercado es más económico que el del centro y dan la explicación: "Allí es que entra el pescado de la costa", se consuelan al recordar que ayer compraron un kilo de boquerones a ocho euros.

Curiosos agolpándose sobre uno de los puestos
Curiosos agolpándose sobre uno de los puestos / Jesús Fernández

Son infinitas las historias de este mercado. Dos señores comentan la 'democratización' del marisco: "Antes yo solo comía marisco en la mesa de Navidad". A lo que su acompañante le responde "y ahora fíjate, hay marisco siempre". Una mujer asegura que los precios están muy caros: "se nota que es el primer día y esperan expectación", razona la señora.

El mercado de San Sebastián es un espacio abierto, luminoso y diáfano que respetando la fachada ha remodelado no solo la plaza de abastos, sino también la vida de un barrio que llevaba casi un lustro esperando volver a oler a pescado, a pisar charcos de agua y a escuchar el bullício a modo de latido del corazón de un barrio.

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