La alquimia del aroma
Buscar la equilibrada dosis de materias primas que logren el punto exacto de ese aroma tan singular y evocador que perdure en la retina aun cuando el perfume se extinga. Ésta es la alquimia que se persigue cuando uno se pone manos a la obra a la hora de crear un perfume. El director general de Instituto Español, Vicente Granados, explica que el punto de partida son las ferias internacionales, donde se ven las nuevas tendencias del mercado que marcan las firmas multinacionales.
Con estos esbozos comienza a trabajar el equipo creativo a la hora de perfilar una nueva gama de productos. "En muchos casos se trata de un camino desconocido; una apuesta" pues se trata poco menos que de aventurar si el cliente se va a decantar este año por esencias frescas, frutales por aromas con más cuerpo y más intenso. "Nosotros definimos el concepto y, a partir de esas bases, trabajamos con el perfumista con el que vamos moldeando los matices hasta dar con la esencia", explica Granados.
Es en este punto donde se perfila la llamada pirámide olfativa: cabeza, corazón y fondo. La primera de ellas conforman los aromas que emergen nada más pulverizar el producto y se muestran tremendamente volátiles; tras ella las notas que determina el perfume y su esencia; por último, ese olor que perdura tras un largo periodo de tiempo y que determina el carácter más persistente. En cualquier caso, el resultado final siempre depende del ph de la piel y la temperatura corporal, si bien es en esta crucial fase de producción donde se elabora esta especie de proceso alquímico determinante en el futuro del perfume.
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