Los alquileres turísticos de la Costa se resisten al repunte económico

El número de operaciones y precios se mantienen respecto al pasado verano Los importes oscilan entre los 250 y 800 euros semanales Agosto sigue siendo el mes más demandado

Carlos López Costa

13 de julio 2015 - 05:01

Los datos macroeconómicos comienzan a constatar una recuperación paulatina del mercado inmobiliario. Aunque el repunte es menor que el incipiente crecimiento económico, es lo suficientemente esperanzador como para que en España el ladrillo comience a generar empleo.

En Huelva el mercado aun está frío en contraste con el resto de Andalucía y España, donde en el mes de mayo la compraventa de estos activos se incrementó un 9,1% según el Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿Cómo se traduce este coctel de cifras macroeconómicas al alquiler de apartamentos turísticos? Según las inmobiliarias consultadas por este periódico la trascendencia es prácticamente imperceptible. Los alquileres se están manteniendo parejos al año pasado tanto en número como en precios, según confirma Manuel Prieto, comercial de AfinK2. "La evolución económica se nota poco", apostilla, insistiendo en que el inmueble más demandado es "el piso tipo con tres dormitorios, cuya mensualidad oscila entre 1.600 y 1.800 euros".

La empresa tiene una cartera de clientes que recorre toda la franja que va desde el Portil pasando por el Rompido y Punta Umbría, siendo este último municipio donde los precios son más altos.

Sin ampliamos el arco a la provincia de Huelva, la zona más cotizada continúa siendo, con significativa diferencia, Islantilla, donde los precios pueden ser un 20% superior al resto, aunque las calidades de las viviendas y de las zonas comunes (piscina) suelen ser mejores que la media.

En el alquiler pueden encontrarse una enorme gama de precios que van desde los 250 euros por semana hasta los 800 en aquellas urbanizaciones en primera línea de playa y más metros cuadrados. Esto provoca que prácticamente cualquier perfil encuentre la gama de precios que mejor se adapta a su bolsillo.

En cuanto a los precios, cotejándolos con los del año pasado, se observa un ligero aumento que no es real. Es el misma argucia utilizada por las entidades bancarias que, según algunas inmobiliarias, "han incrementado entre un 5 y un 10% el valor de sus activos", para dar una sensación de que el mercado despega, si bien la realidad es que "continúan aceptando contraofertas a los mismos precios que hace un año".

En efecto, todos los propietarios llamados por este periódico a través de portales dedicados a la venta inmobiliaria se mostraban abiertos a negociar el precio que mostraban en la página web. Ocultando que llamábamos de un medio de comunicación, todos se prestaban a rebajar sus pretensiones económicas y, los más reticentes, condicionaban esos descuentos a "no meter gente joven ni más de dos o tres personas por habitación".

Alberto Garrocho, propietario de un piso en primera línea de playa en Matalascañas, explica que su prioridad cuando alquila es que sus inquilinos sean "personas civilizadas que van a cuidar su hogar". En este sentido, reconoce que ha llegado a negociar una rebaja del 30% del precio condicionado a que dejan el piso exactamente igual que se les cede y le alquilen los dos meses. "Si te alquilan un mes y luego el otro no lo cierras pierdes más que aceptando una propuesta así", justifica.

En este caso, el hecho de que los precios sigan bajando responde al hecho de que la oferta es mucho más alta que la demanda. España es el país de la unión europea con el mayor número de viviendas sin ocupar. De un parque inmobiliario de 25,2 millones, el 14%, o lo que es lo mismo 3,4 millones, están sin ocupar. La costa onubense no es una excepción y ello merma la posibilidad de que los precios vayan al alza.

A esta coyuntura se suma el hecho de que cada vez un mayor número de personas ponen en alquiler su segunda residencia, al menos durante uno de los meses de la época estival. Santiago Álvarez explica que su piso en Isla Cristina está a la venta y frente a la imposibilidad de "obtener un precio justo por el" se decanta por alquilarlo y sufragar con "los gastos de IBI, luz, agua y comunidad que generan a lo largo del año y que no han dejado de subir". También algunos vendedores se muestran cansados de que al albur de la realidad económica quieran regatear el precio, el número de días en la estancia e incluso la forma de pago. "Esto se ha convertido en un mercadeo", denuncia.

Los arrendadores, no obstante, lo ven desde otra perspectiva. Cristina García busca piso de dos habitaciones en la costa y destaca que los precios siguen por las nubes para el común de los mortales. Para ello indica que los precios de venta han caído más de un 40% desde la entrada de la crisis económica, si bien en materia de alquiler "es difícil encontrar un 10% de diferencia con respeto a lo que cobraban en 2008". En este sentido, la depreciación no ha ido de la par. "Si tú antes me alquilabas por 1.000 algo que valía 200.000, ahora no puedes pretender cobrar 900 por algo que en el mercado vale 100.000", recalca García. En Matalascañas, sin ir más lejos, se pueden hallar chalets con parcela de 500 metros cuadrados y superficie construida de 140 metros cuadrados por 180.000 euros. Un precio que se triplicaba en 2006.

En cuanto a meses, agosto sigue siendo el rey. Las inmobiliarias tratan de equilibrar los alquileres de ambos meses con argumentos como que en julio suelen registrarse por termino medio mejores temperaturas o que en agosto ya comienza a notarse que oscurece antes y refresca, pero aún así, el mercado demuestra que agosto es el preferido como mes estrella para pasar sus días de vacaciones.

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