Proponen usar a los abejarucos como “ejercito de drones” con vida propia contra la avispa asiática en Doñana
El naturalista Luis Manuel Bejarano denuncia la sistemática destrucción de las colonias de abejaruco, un eficaz depredador de esta peligrosa plaga
El Acuífero de Doñana sigue mostrando una tendencia desfavorable y se encuentran en un estado de "descenso significativo" pese a las lluvias
La temida avispa asiática -vespa velutia- sigue su progresión, que parece imparable, hacia el sur de la península ibérica. Este agresivo insecto, que es una especie invasora, ha dejado ya su rastro en la zona norte de España. Una serie de ataques que se han traducido en tres fallecidos en Galicia por el ataque de las avispas velutinas, y todo ello en menos de dos semanas.
La situación ha obligado a poner en marcha todo un protocolo de ideas y propuestas institucionales. Iniciativas experimentales donde científicos y técnicos, diseñan planes para enfrentarse a la nueva amenaza. Es por ello que se están desarrollando estrategias basadas en la Inteligencia Artificial e, incluso, en los drones. Como propuesta alternativa, el naturalista onubense Luis Bejarano recomienda confiar en un método eficaz, gratuito y que llena nuestros cielos de vuelos acrobáticos y plumajes multicolores: El abejaruco común -merops apiaster-.
Según Bejarano, "todo está inventado en la propia naturaleza y siempre han existido depredadores naturales que ocupaban su nicho en la pirámide trófica, destruyendo cualquier alteración producida por nuevas especies invasoras". El naturalista afirma que "se están destrozando de una forma absurda, ante el absentismo de las instituciones andaluzas, los hábitats de esas especies que, como el propio abejaruco, evitarían en gran medida que ahora nos tuviéramos que enfrentar, solos y sin ayuda, al insecto asiático".
La desaparición de los abejarucos “abre la puerta” para que la temida avispa pueda campar, y desarrollar su asentamiento en nuestros territorios, con total tranquilidad. Un peligro "potencialmente mortal, especialmente para los agricultores del viñedo y el olivar, ya que estos insectos se tornan especialmente agresivos cuando se llevan a cabo trabajos agrícolas en zonas cercanas a sus nidificaciones", señala Bejarano.
Durante el último año, las patrullas de vigilancia de la Asociacion “El Burrito Feliz”, y del colectivo ecologista femenino “Mujeres por Doñana”, han detectado, y dado visibilidad mediática, al "auténtico desastre que supone el enterramiento con tractores de la mayor colonia de abejaruco en Almonte o el sellado con piedras y argamasa de la colonia de esta ave protegida, en el entorno de Hinojos".
Las imágenes de agentes del SEPRONA trabajando con picos y palas, bajo un calor abrasador, para intentar reabrir los nidos subterráneos, han supuesto una verdadera ola de indignación en las redes sociales de todo el país hacia los autores, al tiempo que ha despertado la admiración de los colectivos ecologistas por el esfuerzo de estos miembros de la Guardia Civil.
Poco tiempo después, las patrullas de EBF fueron alertadas por ganaderos de Almonte de que el territorio, que servía de centro de nidificación al abejaruco en esta zona, estaba siendo arado por una empresa privada. Los ecologistas acudieron a grabar lo sucedido y pudieron dar fe de la práctica desaparición, por soterramiento, de la colonia. Un asunto peliagudo - opinan los ecologistas- ya que ese terreno fue expropiado años a los agricultores propietarios, por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, para convertirlos en superficies de uso protegido y evitar los arados que producían el colapso de lodos en la Marisma de Doñana.
Pero más allá de las denuncias, la Asociación onubense ha diseñado un proyecto encaminado a proporcionar a los abejarucos terraplenes de nidificación protegidos y ubicados en zonas cómodas para la especie, sobre todo en lo relacionado con la seguridad ante destrucciones de los nidos.
El proyecto, al que han querido bautizar con el nombre de “Abejarucos salvan vidas”, ofrece la posibilidad a la Consejería de Medio Ambiente de La Junta de disponer de dos fincas que son propiedad de la Asociación, una ubicada en Hinojos y otra en Chucena, contando esta última cuenta con más de diez hectáreas. Lo que podría llevar a Chucena a contar con la más importante colonia de abejaruco en el entorno natural de Doñana y convertirse en un polo de atracción del turismo ornitológico.
Las dos zonas, que se encuentran valladas en todo su perímetro, atesoran la presencia y uso por parte de abejarucos cuando regresan de su migración para sacar adelante a sus crías. La absoluta ausencia de uso de pesticidas o herbicidas en esas dos fincas y la consiguiente abundancia de insectos en las mismas, aseguran el éxito en la futura preservación de la especie. Así mismo el voluntariado de EBF podría supervisar, de forma regular y organizada, el desarrollo del proyecto, interactuando en caso de incidencias.
La iniciativa pasa por conseguir que La Junta de Andalucía lleve a cabo terraplenes y elevaciones de tierra compactada en estos recintos y, de esta forma, favorecer el nacimiento cada año de un verdadero “ejercito de drones” con vida propia y plumas coloridas. Unos soldados alados que se encarguen de dar buena cuenta de la avispa asiática cuando, como es previsible, acabe llegando al sur de España. La propuesta viene avalada por un estudio llevado a cabo en Murcia que demuestra que un solo abejaruco puede llegar a consumir casi 50 insectos, de un tamaño similar al de la avispa velutina, cada jornada.
“Abejarucos salvan vidas” se presenta como una propuesta económica para las administraciones andaluzas. Un proyecto sostenible que se traduce en algo tan simple como dejar a la “Madre Naturaleza” hacer su trabajo.
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