"No abandonaremos el barco"
Los trabajadores del centro de mayores de Alosno afirman que seguirán atendiendo a los ancianos aunque no cobren a final de mes · Un grupo de 35 ancianos depende de la asistencia de la plantilla
Una fotografía de San Juan Bautista preside el recibidor del centro de mayores Muñoz Limón en Alosno. Como esperando un milagro, un grupo de trabajadoras conversa bajo la atenta mirada del venerado patrón del municipio andevaleño sobre la grave situación que atraviesan por el impago de sus cinco últimas nóminas por parte de los gestores de la fundación benéfico-asistencial que gestiona el centro, que preside el alcalde Diego Expósito (Independiente) y de la que también forman parte el cura párroco y el juez de paz de la localidad.
Y es que las pretensiones megalómanas de algunos gobernantes en tiempos de bonanza económica y 'boom' inmobiliario, cuando parecía que el dinero nunca iba a acabarse, están teniendo ahora en determinadas ocasiones unas repercusiones totalmente imprevistas pero muy negativas, mostrando la peor cara de la crisis económica a los más débiles.
Este podría ser el caso de la residencia Muñoz Limón cuando sus responsables tuvieron la feliz idea entre los años 2005 y 2006 de construir un nuevo centro (el alcalde de Alosno era entonces el socialista Benito Pérez). Se trataba de un gran edificio situado a las afueras del municipio, moderno y con un elevado presupuesto, que debía sustituir las instalaciones donde se ubicó la residencia cuando fue inaugurada hace 19 años.
Las obras se iniciaron, y de hecho, es la estructura del nuevo edificio, a medio terminar, la que actualmente dar la bienvenida a Alosno a aquellos conductores que acceden al municipio por la carretera que llega hasta la vecina San Bartolomé de la Torre.
Pero la crisis irrumpió con fuerza en mitad del proyecto y obligó a paralizar las obras por falta de financiación. El impago a los 27 trabajadores del centro de las últimas cuatro nóminas y una paga extraordinaria (unos 150.000 euros aproximadamente) responde por tanto al embargo bancario que pesa sobre el centro geriátrico por no haber hecho frente sus responsables a los 2,5 millones de euros de los 5 en los que fueron presupuestadas las obras, incumpliendo el patronato que gestiona la residencia el convenio que firmó con la empresa adjudicataria, la constructora madrileña 'MP'.
Dicha empresa interpuso una denuncia con el resultado de una sentencia de embargo de las nóminas de los trabajadores, así como de la subvención de 27.000 euros que aporta la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía para las 27 plazas concertadas del centro, del total de 35 con que cuenta. El desenlace actual es que el patronato carece de liquidez para abonar los salarios hasta que no se levante el embargo.
Los trabajadores han denunciado estar en una situación "límite", aunque según asegura Juan Nicolás Díaz, conserje y conductor de la residencia desde que ésta abriese sus puertas hace 19 años, "no abandonaremos el barco; en primer lugar, porque no podemos dejar desamparados a los 35 mayores que actualmente residen en el mismo y, en segundo, porque vamos a luchar hasta el final por nuestros puestos de trabajo".
Díaz dejó muy claro que el problema hasta el momento "es única y exclusivamente para los trabajadores ya que los mayores y el centro, pese a que no cobramos, están perfectamente atendidos". Y es que según prosigue, "cuando venimos a trabajar procuramos dejar aparcados los problemas a las puertas de la residencia para que no se vean afectados los mayores".
Lo único que reclaman los trabajadores es que alguna administración se acuerde de ellos y les ayude "como sea" ya que según destacan "mantener a los mayores es lo único que nos mantiene aquí". Y es que según comentan, "no podemos abandonar a su suerte a los mayores, algunos de los cuales llevan aquí desde la apertura de la residencia, no teniendo ningún familiar que los reclame". Díaz pone como ejemplo de ello el de dos señoras octogenarias que llevan aquí 17 y 18 años, "una de ellas ciega y las dos sin sus facultades mentales al 100%, las cuales no tienen dónde ir ni familia que las acoja". "Nosotros -recalcó- nos sentimos totalmente responsables de ellas".
Tampoco han querido los trabajadores denunciar al patronato en los tribunales de justicia para que sus nóminas sean abonadas por el Fondo de Garantía Salarial -Fogasa-, porque según explican, "esa solución supondría igualmente el cierre obligatorio del centro, que es nuestra última intención". Es por ello por lo que en breve tienen previsto emprender determinadas acciones de protesta como el corte de la carretera Alosno-Tharsis "sobre todo para que se nos escuche".
Tanto los propios mayores, como sus familiares, están con los trabajadores del centro y han manifestado públicamente estar dispuestos a apoyarlos hasta el final. Y es que todos reconocen la encomiable labor de los trabajadores del centro.
En lo que respecta a los familiares de los ancianos, según han manifestado muchos desde el inicio de la situación, el apoyo tanto al mantenimiento del centro como hacia sus trabajadores es tal y están tan implicados con la problemática que la mayoría se han mostrado dispuestos a encerrarse incluso con los mayores en el centro antes que éstos sean reubicados en otro lugar.
El problema tiene difícil solución, encontrándose en un punto muerto. Con los cortes de carretera los trabajadores del centro intentan dar un toque de atención a las administraciones, así como dar a conocer una situación que nunca se habría imaginado el benefactor del centro, el emigrante alosnero Edmundo Núñez Limón, que antes de morir donó todos sus bienes para un fin social de este tipo y con la esperanza de que su pueblo contara con un hogar para los mayores.
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