Los orígenes de la devoción son imprecisos hasta el siglo XVIII. Existen referencias de la Virgen María como pastora en la vida y escritos de Juan el Geómetra (siglo X), San Juan de Dios, San Pedro de Alcántara, la venerable María Jesús de Ágreda, Santa María de las Cinco Llagas.
Sin embargo, la labor de darla a conocer fue concebida en Sevilla en el año 1703 en la mente de un sacerdote capuchino de gran devoción mariana conocido como Fray Isidoro de Sevilla. Éste le encargó un lienzo con tal representación al artista Alonso Miguel de Tovar de la Escuela pictórica sevillana y escribió la Pastora Coronada (Sevilla, 1705) en la que expuso su idea predicable de la Virgen en traje de pastora. El religioso Fray Miguel de Zalamea, muy cercano a Fray Isidoro, trajo la advocación de la Divina Pastora a Zalamea en 1766, colocándose una imagen en un camarín construido al efecto en la antigua ermita de San Sebastián. Tras varios años como Agrupación de Fieles, en 2018, se constituye la actual Hermandad de la Divina Pastora de las Almas de Zalamea la Real.
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