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WWF alerta que hay 40 problemas ambientales que amenazan Doñana

  • Un informe realizado en los 25 municipios del estuario del Guadalquivir y en el Parque describe las preocupaciones marcadas por el agua, el cambio climático o la actividad humana

La fauna es uno de los pilares imprescindibles de Doñana.

La fauna es uno de los pilares imprescindibles de Doñana. / Alberto Domínguez

El robo de agua y la sobreexplotación del acuífero, la mala depuración de aguas, los vertederos ilegales, la transformación del suelo forestal para uso agrícola, los incendios, la contaminación acústica y lumínica, el furtivismo, y el cambio climático son algunos de los problemas ambientales que amenazan el Parque Nacional de Doñana, según enumera y describe la organización WWF en su nuevo informe Doñana y el Estuario del río Guadalquivir: Análisis de WWF España sobre sus problemas ambientales.

El trabajo presentado viene a actualizar uno de similares características pero que ya cumplía 15 años. El nuevo, con un trabajo realizado en los 25 municipios del estuario del Guadalquivir y el corazón de Doñana viene complementado con un mapa en el que se localizan hasta 40 tipos de problemas ambientales que desde WWF los dividen en: cambio climático, agua, tierra, fuego, aire, fauna, flora, otras actividades, y gas, dragado y minería. “Tenemos una responsabilidad de mantener los valores naturales. Una labor de vigilancia y estar alerta”, han explicado el director de Conservación de WWF España, Enrique Segovia; el coordinador de la Oficina de Doñana de WWF España, Juanjo Carmona; y la responsable del programa agua de WWF España, Teresa Gil.

“Doñana es agua y sin embargo estamos asistiendo al robo de agua en Doñana”, han explicado desde la organización, como el principal problema que atañe a esta Reserva de la Biosfera. Desde WWF apuntan que la superficie de cultivos de frutos rojos en situación irregular ha aumentado más de un 13% y que la superficie total de cultivos en zonas que no pueden regularizarse es de 1.653 hectáreas, un hecho que viene desde los años 80. Ligado al cultivo, otros de los problemas ambientales que acusa Doñana son los “vertidos y quema de residuos plásticos. Ante esta situación la organización pide que sumado al cierre de pozos ilegales se aplique de manera “estricta” el Plan de la Corona Forestal.

Todas estas cuestiones, sumadas a varias otras que se enumeran en el informe, tienen una relación directa que envuelve el futuro desarrollo del Parque Nacional. Todo también desemboca en el cambio climático puesto que el incremento de temperaturas sumado a una cifra menor de recursos hídricos es una razón de la “afección a los ecosistemas”. Es más, “el abuso de los recursos hídricos están llevando a Doñana a una situación límite”, alertan desde WWF. Con el cambio climático de manera presente la organización estima que de cara al futuro existe una tendencia hacia la “desertificación”. Así, “para evitar los impactos más duros es necesario promover una gestión integral del medio natural del área de Doñana para conservar su integridad ecológica y su biodiversidad, integrando el marco de las futuras condiciones derivadas del nuevo escenario”.

Otros de los problemas que se encuentran desde la organización es la existencia de “muchísimos gatos y perros salvajes”, que “son un problema para los linces”. Asimismo destacan que los incendios, los atropellos a linces, la gestión y la propia actividad humana influye en el Parque Nacional.

Entre los proyectos que pueden afectar al Parque Nacional, a juicio de WWF, se encuentra la ampliación de carreteras o el “intento de convertir Doñana en un almacén de gas”. E incluso proyectos “cíclicos y que parece que vuelven como la carretera Huelva-Cádiz”, que según la organización ecologista “no es un proyecto viable”. Entre las soluciones y reivindicaciones ante estos problemas ambientales, WWF apunta a una aprobación de un plan anual de extracciones del acuífero, la reducción del impacto de los dragados de mantenimiento del río Guadalquivir, y la gestión adecuada de plásticos agrícolas, residuos y vertederos, entre otras cuestiones.

“Doñana es un símbolo de la conservación y de resistencia: son 50 años luchando por su supervivencia. Vive en un difícil equilibrio ecológico; si las administraciones no toman las medidas para su protección en serio, su deterioro puede volverse irreversible y más incierto aún el futuro de este Patrimonio de la Humanidad del que son responsables la Junta de Andalucía y el Gobierno central”, apuntó Teresa Gil.

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