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La Torre de Almenara de Punta Umbría cumple 400 años

  • La torre vigila y guarnece la entrada occidental al estuario de los ríos Tinto y Odiel Tuvo especial protagonismo en la batalla naval de Lagos (Portugal) en el año 1693

De la documentación obrante en varios archivos históricos (Simancas, Cartaya, Gibraleón, Huelva), se deduce que la construcción de la Torre de Almenara de Punta Umbría fue realizada entre los años 1577-1588, y es en 1614 cuando se realiza un recrecimiento de la referida Torre de Almenara, a fin de proporcionarle una mayor efectividad en sus tareas de vigilancia y control de esta parte de la costa onubense, desprendiéndose dicho dato de una inscripción en piedra colocada sobre la puerta de la referida torre. Dicha configuración arquitectónica de 1614 es la que ha llegado hasta nuestros días, por lo que en el presente año 2014 se cumple su 400º aniversario. Al respecto de la datación de su construcción resultan fundamentales los estudios llevados a cabo por Duclós Bautista, Mora Figueroa, Mira Toscano y Villegas Martín.

La Torre de Almenara de Punta Umbría vigila y guarnece la entrada occidental al estuario de los ríos Tinto y Odiel. Se trata de una torre de almenara de especial entidad, por cuanto servía para avisar del peligro de piratas y armadas navales enemigas a las poblaciones situadas a orillas de las rías de Huelva y del Tinto, como a las propias villas de Huelva, Palos y Moguer, o al propio monasterio franciscano de La Rábida. Dicha Torre, junto con la de Arenilla, funcionaba también como complemento defensivo al baluarte de la Estrella, a la Torre del Puntal y al Castillo de San Pedro de Huelva. La Torre de Almenara de Punta Umbría va a tener un protagonismo singular en la denominada batalla Naval de Lagos (Algarve, Portugal), acaecida a partir del día 27 de junio de 1693, también conocida por la Batalla de Cádiz, habida cuenta que el combate discurre durante varios días por todo el golfo de Cádiz1. Dicha batalla se enmarca temporalmente en la llamada Guerra de los nueve años (1688-1697), que finaliza con el Tratado de Ryswick, y que enfrenta a la Francia de Luis XIV y los rebeldes ingleses jacobitas contra la denominada Liga de Augsburgo (formada por el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Leopoldo I, Inglaterra -Guillermo III de Orange-, Provincias Unidas, Palatinado, Baviera, Brandeburgo, Sajonia, Portugal, España y Suecia) para frenar la penetración francesa en los Países Bajos y en el Rhin.

En dicha batalla se va a enfrentar la armada francesa contra otra aliada anglo-holandesa que protegía el denominado Convoy de Esmirna. Cada año, al finalizar la primavera, un gran convoy de varios centenares de naves mercantes (inglesas, holandesas, alemanas -principalmente de la ciudad hanseática de Hamburgo-, danesas y suecas) se concentraban en las proximidades de la isla inglesa de Wight y se dirigía a la costa turca (Esmirna) a fin de realizar transacciones comerciales durante toda esa trayectoria marítima por el mar Mediterráneo: es el denominado Convoy de Esmirna.

En el marco de la precitada guerra se produce un ataque naval francés a dicho convoy naval. Así, y a fin de interceptar la referida flota mercantil, el 6 de mayo de 1693, una flota de guerra francesa al mando del mariscal Anne Hilarion de Constentin, conde de Tourville, parte del puerto francés de Brest, mientras que otra lo hace desde el puerto de Toulon a las órdenes del almirante D' Entrées. El Convoy de Esmirna está formado por unas 400 naves mercantes y está protegido por una armada anglo-holandesa de 30 buques de guerra a las órdenes del almirante inglés George Rooke y del almirante holandés Philips Andriesz Van der Goes. El 4 de junio de 1693, la flota francesa de Tourville llega a la bahía de Lagos (Algarve portugués) enarbolando en sus barcos pabellones ingleses y holandeses, haciendo creer así en un primer momento a las autoridades portuguesas que son barcos aliados, e incluso desembarcan oficiales franceses que hablan inglés para así hacer más veraz dicho ardid. Los franceses presentan una flota total de unos 80 barcos de guerra. El convoy baja a lo largo de las costas de Portugal, ubicándose a su oeste la armada anglo-holandesa de escolta para evitar cualquier ataque de flanco. La Armada francesa va a ser descubierta en sus verdaderos propósitos, porque el 22 de junio de 1693 el entonces alcalde ordinario de la villa de Huelva, Andrés de Vega Garrocho, por orden del almirante capitán general de Andalucía, ordena "que la justicia de esta villa pussiese torreros en las torres de la punta de Humbría y harenilla conviniendo que los tengan expezialmente en la ocasión de hallarse en la baia de Lagos la armada de Francia corriendo y Infestando estas costas y en su cumplimiento Su Merced dicho Señor Alcalde puso torreros en las dichas torres...". La Torre de Almenara de Punta Umbría va a ser asistida por tres torreros, cuyos nombres son Antonio de Morales, Joseph Morrallo y Juan Díaz, y cuyo salario es el de tres reales y medio al día para cada uno de ellos. El pago de sus salarios va a recaer en la persona del capitán Lázaro Domínguez, vecino de la villa de Huelva: "... aviendo librado el Sr. Alcalde por quenta de sus salarios algunas partidas en el Capitán Lázaro Domínguez a cuyo cargo está la Renta delas torres que se cobran enessa villa aplicado para la conservación de dichas torres...". Estos tres torreros van a demostrar una profesionalidad fuera de lo común, pues asistirán a sus funciones de vigilancia durante 44 días consecutivos sin percibir salario alguno.

El día 27 de junio de 1693, el Convoy de Esmirna es sorprendido por la armada francesa cuando dobla el Cabo San Vicente en dirección al mar Mediterráneo, pues la flota francesa está totalmente desplegada al abrigo de la rada o bahía de Lagos. La sorpresa es total para el convoy, y se produce una desbandada. Rooke se intenta interponer entre la flota mercante y la armada francesa pero fracasa, motivado en parte a que los vientos no le son favorables en el momento de realizar dicha maniobra, por lo que con varios navíos de guerra aliados se dirige a la isla de Madeira escoltando a 54 buques mercantes. Otros barcos mercantes dan la vuelta y regresan a Inglaterra e Irlanda, mientras que otros buscan refugio en las costas portuguesas y en La Coruña. Cierto número de barcos logran atravesar la línea de la armada francesa y el combate continúa por todo el Golfo de Cádiz.

La Torre de Almenara de Punta Umbría va a tener un protagonismo importante en dicho combate naval, habida cuenta su situación estratégica y su inmejorable ángulo de visión respecto al despliegue de la armada francesa y al itinerario marítimo por el que discurre dicha batalla naval. Gracias a su disposición se va a alertar oportunamente a las autoridades de las villas de Gibraleón, Huelva, Palos de la Frontera y Moguer en orden a la adopción de las medidas defensivas oportunas, así como a la ciudad de Cádiz -donde se refugian 19 buques mercantes- por medio del resto de las torres almenaras existentes en el litoral oriental onubense. En total, los franceses hunden 60 navíos y apresan otros 27: la victoria francesa es total e inapelable.

El peligro francés en las costas de Huelva dura hasta bien entrado el mes de agosto de aquel año 1693, ya que los tres torreros de la Torre Almenara de Punta Umbría sirven en la mísma hasta el día 6 de agosto. El día 8 de agosto los tres torreros solicitan al alcalde de la villa de Huelva que se proceda al ajuste de sus salarios, calculándose los mísmos y fijándose en un montante total de 462 reales, expidiéndoseles la oportuna carta de pago a los dichos tres torreros para que se les abone su salario por el capitán Lázaro Domínguez "vecino desta villa a cuyo cargo está por arrendamiento de la renta del ympuesto en el que [ha] estado della para conservazion de las torres de estas costas". Sin embargo, el capitán Lázaro Domínguez no hace frente al pago, motivando ello que sea denunciado por los torreros ante la alegación de aquél de que estaba escusado porque no se le había entregado dinero alguno para dicho cometido, y que, por tanto, ya no tenía obligación a ello. Dicho capitán es detenido en la ciudad de Sevilla y conducido a la cárcel pública de la villa de Huelva, donde le notifican formalmente la orden de pago del montante a que ascendían los salarios de aquellos tres torreros.

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