Toñi Fernández: en honor a la verdad

Isla cristina La fallecida deja cuatro hijos de entre tres y once años

El padre de la joven asesinada hace tres semanas en Córdoba, Salvador Fernández, narra la toxicomanía de su hija

Salvador Fernández, padre de la joven asesinada en Córdoba.
Begoña Flores / Isla Cristina

19 de abril 2010 - 05:01

Salvador Fernández Flores, el padre de la chica de Isla Cristina, presuntamente asesinada el pasado día 3 de abril en Córdoba, manifestó ayer estar muy molesto por la información vertida desde algunos medios que aseguraba que su hija, Antonia Fernández -Toñi- era una prostituta. "Mi hija era una víctima de la droga y aquí era muy querida, todos conocían su carácter y forma de ser", aseguró Salvador sobre su niña, que vivió en Ayamonte (de donde es su madre) e Isla.

La joven de 33 años, cuyo cadáver fue hallado en un piso de la capital cordobesa el 12 de abril, llevaba tres años viviendo allí. Llegó en 2008 para rehabilitarse de su adicción a las drogas "después de muchos intentos frustrados en diferentes centros de España; mi hija me pidió ayuda, quería curarse", narró Salvador, pero cayó en saco roto porque, al día siguiente de llegar al centro, Toñi se escapó y perdió su rastro. Nunca más tuvo contacto con ella, aunque su ex mujer, María de La Paz, residente en Ayamonte, pudo saber por qué zona y qué barrio se movía. "Mucha gente de Isla te puede decir cómo me porté yo con ella, no la dejaba y la vigilaba para que no se montara con desconocidos en los coches", insistió el padre de la víctima, muy conocido por su trabajo como jefe de mantenimiento del hotel Isla Cristina Palace.

Toñi era una enferma. "Prostituta es la que vende su cuerpo para vivir con lujos". El corazón de Fernández está roto, destrozado, sus ojos no pueden parar las lágrimas al recordar a su Toñi, en quien confió alguna vez en su voluntad de rehabilitarse, aunque contrariamente le aparecía la idea de que su hija podía terminar mal "pero nunca asesinada, y no presuntamente, a mi hija la han asesinado".

Conoció la noticia el mismo día que salió en los medios, el 12 de abril. Se la comunicó su hijo pequeño por teléfono: "Papá, a la hermana la han matado". Fue gracias a una gestión del Ayuntamiento ayamontino, pues el hecho fue puesto en conocimiento de los Asuntos Sociales de la localidad fronteriza donde se enterró hace unos días al residir allí su madre, María de la Paz, quien por casualidades del destino se encontraba hospitalizada cuando Salvador recibió la noticia. "Me fui corriendo con mi hijo para Córdoba y no le dijimos nada, cuando le comunicaron la noticia a mi ex mujer, la tuvieron que sedar previamente para prepararla, un horror".

Los días que Salvador permaneció en Córdoba hasta poder trasladar el cuerpo de su hija estuvo acompañado por sus hijos, que se desplazaron desde Barcelona. "Me fui al barrio donde vivía y los vecinos me hablaron muy bien de Toñi, tenía muy buen carácter y no era problemática". El presunto homicida, C.S.R, se veía con ella en su piso esporádicamente y las discusiones eran habituales entre ellos, aunque Toñi nunca pidió auxilio. "Esa noche algunos vecinos la oyeron pedir socorro y auxilio y nadie llamó a la Policía", explicó Salvador derrumbado. "Esa noche mi hija gritó "¡socorro, que me matan!" y la mataron". Los detalles del presunto homicidio Salvador prefiere no recordarlos: "Cuando llegué a Córdoba me desplacé a la Comisaría con la Brigada de Homicidios", donde le aconsejaron no ver el cuerpo porque estaba en muy mal estado. Ahora sólo pide justicia y que C.S.R, de 60 años de edad, cargue con todo el peso de la ley. Ante la posibilidad de encontrarse con él, Salvador prefiere no pensar: "Me voy a callar mejor porque es tan fuerte lo que diría, que prefiero guardar silencio; no diría nada… haría". Toñi Fernández deja cuatro hijos de entre 3 y 11 años. Dos de ellos vivían con su tío en Barcelona, y los otros dos, en Ayamonte, con su abuela. La víctima era amiga de otra chica de Isla Cristina también toxicómana que vivía en la misma zona, es madre de cinco hijos y está embarazada. Cuando Salvador se enteró del suceso, "la busqué por cielo y tierra y me la traje para Isla". Así fue y la chica está actualmente con su familia en la localidad onubense, recuperándose de la tragedia.

Salvador quiere zanjar con esto todas las manifestaciones malignas que se han hecho sobre su hija, y expresar la gratitud al ayuntamiento ayamontino por las gestiones y responsabilidades a la hora de trasladar el cuerpo de su hija.

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