Toda una vida para el pueblo de Moguer
José Macías, veterinario de carrera, artista de vocación y gran estudioso de la náutica y el mar, ha creado una fundación que gestione su gran legado · El Ayuntamiento moguereño rehusó hace unos años hacerse cargo de su patrimonio, valorado en más de un millón de euros








Tiene 83 años y mantiene una vitalidad envidiable. Sus días son de 18 horas de actividad. Incansable. Sólo el cuidado de su esposa, alguna película en la tele, la alimentación y el sueño le desvían la atención de su trabajo actual, el que siempre le ha tenido ocupado. Pasa los días ilustrando en acuarela la enciclopedia de 70 tomos que ha escrito sobre todas las especies de peces del mundo. Y también ideando otros cuadros y nuevas maquetas de barcos, mientras da los últimos retoques a las 800 páginas de sus memorias. El hombre es José Macías Cordero, moguereño de nacimiento y veterinario de profesión. Alma inquieta, espíritu polifacético y gran ejemplo para cualquier generación.
La prolífica historia de José Macías ha tenido un alto en el camino en su pueblo. Hace casi siete años que dejó Madrid, donde residió durante décadas, para volver a Moguer, atraído por una aspiración que ahora se ha truncado. Siempre quiso dejar a sus paisanos la herencia de su matrimonio, sin descendencia. Todo su patrimonio y, especialmente, todos los bienes que ha logrado reunir a lo largo de los años con sus múltiples aficiones. Un vasto legado que se remonta a tres siglos y por el que se interesó el propio Ayuntamiento de Moguer, que respondió a sus deseos fletando dos camiones para trasladar sus pertenencias y establecer un museo permanente en la localidad.
La Casa Natal de Juan Ramón Jiménez, colindante con la de su propia familia, era la destinada a sede por el entonces alcalde moguereño. Durante un tiempo hubo hasta un cartel en la fachada que hacía mención al proyecto. Pero al cabo de los meses, mientras la casa estaba en reformas y sus pertenencias permanencian "descuidadas" en el interior, "el Ayuntamiento se desentendió y no dio explicaciones".
"Me sentí tirado y engañado", lamenta ahora recordándolo. "Me fallaron en mi pueblo".
José Macías no se explica por qué el Ayuntamiento le dejó en la estacada después de haber provocado su traslado desde Madrid hasta Moguer, con su esposa gravemente enferma. Y menos aún por qué renunció a un patrimonio que valora en más de un millón de euros.
Aquel episodio sigue muy presente en su memoria. Asegura que algunas piezas valiosas de sus pertenencias se extraviaron y algunas otras sufrieron daños. Tiene un recuerdo nefasto del anterior equipo de gobierno municipal, cuyos componentes "aún me evitan en la calle", sin darle explicaciones del fin del proyecto.
El alcalde moguereño actual se ha interesado por su legado pero le ha transmitido las dificultades económicas por las que atraviesa ahora el Consistorio para destinar un espacio al pretendido museo con todas sus pertenencias. Hasta le llegan tentaciones de ceder su patrimonio a la población vecina, Palos de la Frontera, "que seguramente sabría valorarlo más".
Por ello, José Macías ha dado un paso más "para evitar que todo lo que tengo se pierda". Junto a su esposa ha constituido la Fundación Macías Monasterio, que se encargará de gestionar su legado y tratar de hacer viable el proyecto de museo para mostrar sus obras. Asegura con rotundidad que las colecciones "dan para organizar siete u ocho exposiciones al año con interés para todos los públicos".
Autodidacta y entusiasta de sus aficiones, José se ha cultivado como pintor e ilustrador, manejando varias técnicas e innovando con distintas formas de expresión.
Cuenta orgulloso las excelentes críticas que recibieron en Madrid algunas de sus pinturas, por las que fue considerado el mejor animalista de España. Protagonizó reportajes en prensa, radio y televisión y se llevó elogios de personajes como Félix Rodríguez de la Fuente. "Hasta de una revista norteamericana vinieron a Madrid a contratarme en nómina para hacer ilustraciones", apunta.
Su trabajo en el Ministerio de Sanidad fue prioritario entonces, como durante 40 años, después de haber empezado como veterinario en la provincia, residente en Manzanilla e itinerante en 8 pueblos más.
Todas esas andanzas profesionales están recogidas en sus memorias, desarrollada en 800 folios, profusamente ilustrada, escrita en el ordenador directamente por él a lo largo de los últimos años. Verlas publicadas, también como testimonio singular de la historia reciente de Moguer, es otro de sus sueños pendientes. Para cumplirlos sólo espera que su vida interese a alguna institución e historiadores que ayuden a conservar su legado.
Tras el desencanto sufrido con su pueblo, José Macías confía en que todo lo que ha disfrutado en su vida sea apreciado algún día por sus paisanos.
También te puede interesar
Lo último