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El Sherlock Holmes del siglo XXI

  • Miguel Velasco, informático rocianero, persigue actividades delictivas en la red

Si Conan Doyle adaptase a los tiempos actuales su personaje de Sherlock Holmes, el detective más famoso de la literatura, éste trabajaría provisto de un ordenador para desentrañar las pruebas que pudieran incriminar a los malhechores. Pero desde que se alumbraron aquellas famosas páginas de la literatura, la delincuencia, en sus distintas formas, ha mutado a un escenario binario donde se perpetran o están escritos gran parte de los delitos, parapetados tras el 'anonimato' de un dispositivo electrónico y una red universal que permite operar a miles de kilómetros de distancia.

Una actividad delictiva que, al igual que hace más de cien años, también deja sus huellas; pistas que hoy persiguen las unidades de delitos electrónicos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero también peritos privados como Miguel Velasco, Máster de Informática Forense y Delitos Informáticos por la Universidad Madrid (Udima), titulación avalada por la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos (Antpji).

De los dos profesionales reconocidos por la Asociación en la provincia de Huelva, el informático rocianero es el único que trabaja como profesional independiente para empresas y particulares. Sus encargos más socorridos son combatir el acoso, tanto de particulares como por parte de redes a cargo de organizaciones de extorsión; abuso escolar a través de las redes sociales o el whatsapp; empresas que han sufrido ataques de virus informáticos o de trabajadores que han podido sustraer información sensible de la empresa; o incluso la recuperación de datos. Una pruebas que toma y que tienen validez en cualquier ámbito jurisdiccional.

En contra de la imagen que el cine ha vendido de estos profesionales, su trabajo es tremendamente técnico y exhaustivo, como el de Holmes. La diferencia aquí estriba en que las pruebas se obtienen rastreando con decenas de programas informáticos cualquier indicio que les permita reconstruir la "huella del crimen", esa que aún permanece indeleble para los ojos adiestrados. "En ocasiones la información o evidencia digital que obtenemos es parcial, pero representa un hilo del que podemos tirar", afirma Velasco.

Como en el asfalto, cada pisada deja un rastro y en la interconexión de los aparatos móviles se conforman aquellas vías secundarias que pueden resultar muy fructíferas a la hora de encontrar piezas que permitan completar el puzzle. "Un dispositivo móvil siempre es rastreable, incluso roto adrede, pues incluso la placa o la memoria pueden haber resistido los golpes. En cuanto a los ordenadores, hoy en día todo el mundo está conectado a la red, por lo que deja un rastro en el modem, en el servidor", explica. Todo esto es maremágnum binario rastreable, aun cuando -precisa Velasco- se trata de investigaciones "muy minuciosas que en los casos más complejos necesitan incluso de un par de años para ser resueltos".

El binario es lenguaje universal; secuencias de unos y ceros a través del cual se comunican los distintos dispositivos electrónicos, si bien Velasco incide en que cada sistema operativo se rige por sus propias características. El software marca en ocasiones la pauta de trabajo, aunque ellos abordan al 'testigo' siempre con Linux, un sistema abierto que permite sortear un sinfín de protocolos que actúan a modo de 'burocracia' en lo que sería el ámbito procesal. "Si el disco duro contiene lo que queremos, saldrá tarde o temprano", explicó. Es la ventaja de trabajar con máquinas.

Este tipo de servicios son cada vez más demandados en el ámbito judicial. El móvil sitúa a cada minuto del día la posición en que se halla su usuario y permite en muchos casos resolver infinidad de delitos gracias a las coartadas que tumba el GPS del móvil o la información que se comparte a través del ordenador. La Antpji, que colabora estrechamente con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, también ofrece apoyo a sus asociados a la hora de ofrecer profesionales en aquellos campos en los que se precise de una mayor especialización.

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