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Saca de las Yeguas: el regreso de la ancestral tradición almonteña

Los yegüerizos guían una de las tropas con el ganado.

Los yegüerizos guían una de las tropas con el ganado. / H. I. (Huelva)

La tradición se funde con la cultura, la economía, la fiesta y la conservación en un espectáculo único. La Saca de las Yeguas regresa tras dos años de interrupción por la pandemia. Será el domingo con las primeras luces del día cuando las tropas reunidas en los días previos por los yegüerizos por las zonas de paso de la marisma comiencen a cruzar por la aldea del Rocío. Es la imagen más icónica de la saca, la que colma las portadas y más público concita. Pero la saca empieza mucho antes.

Los yegüerizos comienzan a partir desde este jueves, cuando jinete y montura se adentrarán entre pinares y marismas en busca de las zonas de pasto donde se encuentra el ganado. Las tareas relacionadas con la Saca se iniciarán los días 24 y 25 de junio con la recogida de los animales de la entraña de Doñana, donde viven en régimen de libertad. En el BOE del 15 de febrero de 2012 se incluye la raza equina marismeña dentro del Catálogo Oficial de Razas de España como especie equina caballar en peligro de extinción; que gracias a esta tradición se conserva uno de los usos ancestrales propios del Espacio Natural de Doñana, considerada de las reservas naturales más importantes de Europa, siendo esta actividad única en toda Andalucía aportándole por tanto a la oferta turística de la comunidad un claro elemento diferenciador.

La Saca de las Yeguas es una de las tradiciones más emblemáticas del pueblo de Almonte, como destaca el propio consistorio en su web de turismo. Aunque existen numerosas referencias históricas antiquísimas que atestiguan este evento como un acontecimiento ganadero ancestral, no es hasta 1504, cuando por medio de la Ordenanza del Duque de Medina Sidonia, se regulariza oficialmente. Tiene más de 500 años de vida. En aquella ordenanza aparece la figura del yegüerizo y se establece que el ganado se moviese de los prados acotados al efecto hasta Almonte, coincidiendo con la festividad de San Pedro, Patrón del pueblo. La razón de dicho acontecimiento era doble. Por un lado, la celebración de una feria de ganado por San Pedro donde se vendían los potros y por otro, la trilla, en la que las yeguas funcionaban de molinos, en las eras, las cobras o tirando del trillo, para sacar el grano.

Los caballos que integran la saca de las yeguas pertenecen a la raza marismeña, una especie única y protegida. Mantener esta tradición ayuda a su conservación dentro de un espacio natural de valor incalculable. El origen del ganado equino se pierde en los tiempos. Como explica la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, hay referencias escritas de la presencia de caballos en la desembocadura del Guadalquivir ya en tiempos romanos. Posteriormente, la zona fue como sistema de cría de caballos para las tropas musulmanas. Siempre hubo caballos en la zona. De hecho, muchos de estos animales formaron parte de la conquista de América ya que de la actual Doñana salieron los primeros especímenes que pisaron el continente a finales del siglo XV. Los famosos mustang de las grandes praderas norteamericanas son descendientes de estos marismeños.

El presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, Juan Adolfo Arangüete, resalta la importancia y singularidad de que el ganado de raza marismeña que es protagonista de este gran acontecimiento “es de existencia única en Andalucía y, en concreto, en la provincia de Huelva. Hablamos, pues, de un tesoro natural y genético, que corrió en algún momento serio riesgo de desaparición, pero cuya pervivencia es consecuencia de la cultura del caballo que Almonte hace suya y el trabajo de sus ganaderos”. Arangüete reivindica la simbiosis que la Saca de las Yeguas representa entre el hombre y Doñana, “que no es un museo, sino lo que han hecho de él los actores que han tenido y tienen relevancia desde hace siglos en el territorio y los usos tradicionales que en él se desarrollan”.

Para el director del Espacio Natural de Doñana, Juan Pedro Castellano, “bien ordenada, la ganadería extensiva es una adecuada herramienta para la conservación de los espacios naturales porque le aportan la singularidad de la conservación de razas que son únicas, perfectamente adaptadas al territorio y que, en este caso, contribuyen al patrimonio cultural de lo mucho que es y representa Doñana”.

Así, desde hace más de cinco siglos, cada 26 de junio los yegüerizos almonteños van en busca del ganado que ha permanecido pastando durante todo el año en distintos enclaves del Espacio Natural de Doñana, para conducirlo hasta Almonte. Para ello, parten a la marisma dos días antes y "tras una mágica noche, marcada por la amistad, el encuentro, las charlas, las anécdotas de faenas pasadas y cómo preparar la del día siguiente, y como no, bañada también por el buen vino y cante, se espera, con las voces rasgadas por el relente, los primeros rayos del sol para echar monturas y comenzar la recogida del ganado que se muestra reacio y rebelde, sin querer abandonar sus refugios".

El rodeo comienza desde muy temprano y finaliza al mediodía. Consiste en que los yegüerizos, con la ayuda de su vara o chivata, van uniendo las tropas dispersas que vienen de diferentes zonas o parajes como la Vera, Los Sotos, Veta La Arena, etc… Una vez reunidas en tropas manejables, son conducidas a zona de marisma para hacer el gran rodeo y preparar su viaje hasta el pueblo. De camino al pueblo atraviesan la Aldea del Rocío y a su paso por el Santuario de la Virgen, los yegüerizos hacen una primera parada, para ser bendecidos por el sacerdote y rezar una salve. Tras vivir uno de los momentos más bellos del recorrido, el ganado continúa su camino dejando atrás la aldea rociera. Al caer la tarde, antes del arroyo Santa María, cerca de los Olivarejos, se produce otra parada para descansar y organizar el ganado en tropas, preparativos previos para la espectacular entrada en el pueblo de Almonte. Se llega así al momento cumbre, donde las tropas son conducidas por los yegüerizos a través de las calles almonteñas. Naturaleza y civilización se funden regalándonos uno de los paisajes más singulares e impactantes que podamos ver. El recorrido finaliza al llegar al recinto ganadero Huerta La Cañada.

Unos días después, las yeguas serán conducidas de nuevo a sus fincas de origen en el Espacio Natural de Doñana donde permanecerán hasta junio del año siguiente. Con estas faenas se mantiene uno de los usos y costumbres tradicionales de la zona de una forma singular y única que asombra al visitante por su rotunda y natural belleza.

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