en el titán

Riotinto 1913 periodo de huelgas

  • La compañía había ganado sólo en la venta del cobre 73 millones de francos y el jornal mínimo que se exigía era de 4 pesetas al mes en libreta

El año 1913 fue clave en la lucha por los derechos sociales de los trabajadores de la Río Tinto Company Limited (RTC), que vinculó en sus reivindicaciones al personal de la mina y al de Huelva, encargado de la exportación del mineral por la ría. Un 22 de junio de hace ahora cien años tiene lugar una multitudinaria asamblea en la plaza de toros de Nerva, que será la clave en la reivindicación de los mineros y que llevará a un otoño caliente de movilizaciones que no parará hasta entrado el mes de enero de 1914.

Quedaban atrás periodos de movimientos obreros como el de los sucesos del Año de los Tiros, en 1888, en la reivindicación de la supresión de las contaminantes teleras. A principios del siglo veinte hay otros movimientos sindicales menores en algunos departamentos, nada igual a lo que se avecinaba, con una mejor organización sindical.

La situación de mayor confrontación con la compañía se produce a partir de 1908. En enero se había incorporado como director manager Walter Browing, de carácter severo y dictatorial, conocido como el virrey de Huelva; en septiembre ya se encuentra con una huelga que va a tener importantes dimensiones, en el Filón Norte. Estará en la RTC hasta 1927 y se enfrentará a todos los conflictos mineros, con especial significación los de 1913, 1917 y 1920.

En 1913 Riotinto es centro de muchas miradas, las propias del capital inglés, que veía como bajaba la cotización en bolsa por las huelgas; la de los sindicalistas y políticos, que deseaban mejorar las condiciones laborales en la mina; y la de la sociedad española, que también había mostrado su animadversión hacia la todopoderosa RTC, que lo que practicaba en Huelva era un férreo colonialismo desde la compra de las minas 1873.

Interés político y sindical porque la masa de obreros había ascendido de los 13.108 trabajadores en 1906 a los 16.465 de 1908, al año siguiente se habla de 20.500, una cifra sólo superada por la cuenca asturiana. En la provincia ningún centro de trabajo ha tenido, un volumen de empleo tan grande, en lo años ochenta en el Polo Industrial había unos seis mil trabajadores, directos e indirectos.

En 1912 la extracción del mineral supera los 2,4 millones de toneladas y la venta sólo del cobre ascendió a 73,2 millones de francos. Sin embargo, los salarios no hacían justicia a las ganancias de lo que los ingleses se llevaban del corazón de las minas, la media de lo que cobraba un obrero era de 3,75 pesetas y jornadas de nueve horas y media. Con este panorama las inquietudes sindicales cada vez mueven a más obreros, aparecen personajes como Eladio Fernández Egocheaga, que llega de Madrid auspiciado por la Unión Ferroviaria Española; será considerado por algunos como el héroe proletario de Riotinto, junto a Félix Lunar, de Aroche, del que hoy se conocen más cosas biográficas que de su compañero gracias a su libro A cielo abierto. En 1913 son aprobados por el Gobierno Civil los estatutos del Sindicato de la Compañía Ferroviaria de Huelva y Minas de Riotino, lo que dará cobertura a todo el movimiento sindical en la Cuenca.

El 1 de abril de 1913 hay un primer paro en gran parte de la actividad minera; las acciones en la Bolsa de Londres bajan, la respuesta de la compañía es despedir a 25 obreros, lo que provoca que se continúe con la movilizaciones. Desde Huelva llegan refuerzos de la Guardia Civil y de Sevilla hay un envío de soldados del Regimiento Soria número 9. Desde Madrid hay contactos con la compañía y los trabajadores, es el mismo presidente del Consejo de Ministros, Álvaro Figueroa y Torres, Conde Romanones, quien consigue un laudo para que la huelga llegue a su fin el 9 de abril, los despedidos son admitidos, además del aumento de las tarifas de carga y descarga.

Una huelga que bien podía situarse alentada por las reivindicaciones que se dejaron claro en los mítines de Facundo Perezagua, presidente de la Federación de Obreros Mineros de UGT que realiza un viaje de propaganda por el sur de España, que visitará Riotinto, Huelva y Calañas.

A pesar del acuerdo alcanzado hay un nuevo paro el 15 de abril, la respuesta de la empresa en mayo es el despido de unos 140 trabajadores, aunque la RTC dará marcha atrás readmitiendo a la mayor parte de ellos.

La huelga volverá el 31 de mayo, esta vez consigue parar todas las explotaciones, tanto las de Riotinto como las de Huelva. El 22 de junio hay una gran asamblea en la que se pondrán las bases para la reivindicación que hacen llegar a la dirección de la empresa el 30 de junio. Son once puntos, entre los que destacan la readmisión de los despedidos por conflictos laborales, la jornada de 8 horas, aumento del jornal un 52% en todos los salarios; jornal mínimo en libreta de 4 pesetas, suspensión del 1% para médico y botica. Pero, además, hay dos aspectos claves que cierran esta reivindicación, se pide que jefes y encargados empleen "con sus obreros buen trato", y exigen seguridad en aquellos departamentos más peligrosos para garantizar la vida de los obreros. Sin duda claves para ver la situación denigrante en la que muchos trabajos se desarrollaban.

Hay buenas intenciones por parte del virrey que se va de vacaciones a Inglaterra y promete soluciones a su vuelta. Luego, nada de nada, lo que provocará que el 15 de octubre comience la huelga, la más dura del año que llegará hasta el 18 de noviembre cuando hay un laudo con una comisión mediadora. La empresa se lo querrá saltar y el 25 de enero de 1914 ay un laudo de obligado cumplimiento. Los mineros siente el triunfo, pro sus reivindicaciones y porque se reconoce al sindicato. El 15 de febrero, resuelto el conflicto, dimite la comisión de huelga.

Sin embargo, es una huelga que no tiene el apoyo inicial del Partido Socialista. Pablo Iglesias es más partidario de una lucha política que garantizaría mejores resultados, ante el fracaso de la huelga de 1911, y por el poder de la compañía. Habla de "prudencia y serenidad", como manifestó en Nerva el 1 de septiembre de 1913 y en otro mitin en Huelva al día siguiente.

Lo más grave, sin duda, es el siniestro que ocurre el 1 de noviembre de 1913 en el Pozo Alicia, que el tiempo ha demostrado, apoyados en palabras del propio Félix Lunar, que todo hace pensar que fue provocado. Un incendio que costó la vida a cinco jefes ingleses y dos obreros españoles, que fallecieron tras entrar a intentar sofocarlo. Desde el primer momento la compañía dijo que fue intencionado, que a esa altura en la que se inició el fuego no era posible de manera fortuita. Sin embargo, la animadversión que había en el país hacia la poderosa RTC autoconvenció a todos de un desgraciado incendio fortuito, lo que parece que no fue así, según relata Félix Lunar en A cielo abierto.

Las huelgas prosiguieron, especialmente con periodos virulentos en 1917 y 1920, la primera se salda con diez muertos, al disparar la guardia civil por error contra un grupo de esquiroles.

Los sindicalistas realizan una deriva política que no tiene buena acogida entre los obreros, como le ocurre Fernández Egocheaga al anunciar que se presentaría a diputado a Cortes por Valverde. Al final Eladio Fernández Egocheaga y Félix Lunar serán concejales en Nerva del primer ayuntamiento socialista de España, en 1916. Tras la pérdida de las siguientes elecciones, Félix Lunar, al que no le dejaron volver a la mina y continúa en el sindicato, marcha a América, en 1920; no se saben los motivos. Fernández Egocheaga se fue a la agrupación socialista de Sevilla y acabaó en el Madrid republicano, como responsable en plena guerra civil del Comité Popular de Incautaciones, en la Junta de Defensa de Madrid.

No hay que olvidar en todos estos años de conflicto de huelgas los muchos meses de paro y lo difícil que lo pasaron las familias mineras. Había hambre, luchar con esto era más difícil que contra Walter Browing. Lo importante es la otra movilización, la solidaria. Destacan las acciones emprendidas por el arcipreste de Huelva, Manuel González García, y el pedagogo Manuel Siurot, de atención a los niños desnutridos. Desde provincias también llegaban ayudas para los compañeros de Riotinto; en Madrid hay campañas de recogida de alimentos para los niños de Riotinto. Un aspecto solidario que en la mayoría de los análisis de este periodo se olvidan, clave también para subsistir y poder seguir con los paros, consiguiendo el triunfo final en las huelgas.

La situación de los conflictos mineros y la presencia de personajes como Walter Browing pueden llegar a dar una visión demonizada de la presencia de los británicos en nuestra provincia; cierto es que se llevaron más que lo que dejaron. Sin obviar los abusos que se cometieron, en justicia hay otros aspectos que aportaron, el trabajo en una zona deprimida, la mejora sanitaria y los deportes. En lo social, siempre hubo un distanciamiento.

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