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Punta Umbría acoge unas jornadas para abordar la protección del menor en los problemas familiares

  • El principal objetivo de 'Familia, Justicia y Trauma' es buscar sinergias entre el ámbito clínico y el judicial para proteger a niños y familias

Imagen de archivo de un menor.

Imagen de archivo de un menor. / Alberto Domínguez

Buscar sinergias entre el ámbito clínico y el judicial para lograr una verdadera protección de los niños y de sus familias es el objetivo de las jornadas Familia, Justicia y Trauma, que se celebran los próximos días sábado y domingo 20 y 21 en el centro de convenciones Barceló Punta Umbría Beach Resort.

La participación en las mismas puede ser de forma presencial u on line. Además, una vez finalizado el evento, las ponencias estarán disponibles durante 30 días con el fin de que los participantes, on line y presenciales, puedan visualizar tranquilamente todos los contenidos del evento.

En el marco familiar pueden darse situaciones relacionales que acaben provocando efectos traumatizantes y, cuando hay niños afectados de modo importante, han de intervenir los servicios sociales y el sistema judicial. A menudo cada institución o estamento que interviene maneja sus propios conceptos, tiene sus prioridades específicas y marca sus tiempos, y la integración de todas estas actuaciones no siempre es sencilla. Los niños, como elementos más vulnerables, pueden sufrir las consecuencias de estos lenguajes diferentes, y el objetivo central de estas jornadas es ponerlos en el centro de la toma de decisiones y basar en sus necesidades los elementos prioritarios de la intervención.

La idea central del congreso es abrir un debate entre lo que podemos entender que son dos mundos diferentes: el clínico, en el que se trabaja con los pacientes que han sufrido situaciones traumáticas, en este caso centrado en los niños y las familias, y el jurídico, donde los profesionales de este ámbito implicados en los procesos judiciales tratan de intervenir en las propias situaciones traumáticas o de reparar el daño.

Lo paradójico, y el motivo principal de estas jornadas, es que a menudo los procesos que se ponen en marcha para intentar reparar el daño pueden acabar causando nuevas situaciones traumáticas. La comunicación y el entendimiento entre los profesionales clínicos y los jurídicos se revela fundamental para que la persona, sobre todo si se trata de un niño o una niña, pueda iniciar el proceso de superación de un trauma.

Seis mesas de trabajo

Las diferentes mesas de trabajo tratarán los siguientes temas: Separaciones y divorcios conflictivos, donde varios profesionales analizarán cómo disminuir la repercusión negativa de estas situaciones; La evaluación del daño: conciliando el lenguaje terapéutico y el jurídico, en la que se abrirá un diálogo en torno al concepto de daño y de reparación; Violencia contra la infancia, taller en el que se presentará el modelo nórdico Barnahus como respuesta a las deficiencias de los enfoques tradicionales frente a la violencia contra la infancia; Hacia un lenguaje común: necesidades, carencias y vacíos, donde se buscará una confluencia entre el lenguaje clínico y el jurídico; Violencia filio parental, para estudiar los casos de violencia ejercida por los hijos/as sobre sus progenitores, y Evitando la victimización secundaria, en la que se estudiará la manera de obtener información de niños víctimas sobre la base de respetar, reconocer y conectar con su sufrimiento.

Los ponentes

En las Jornadas participarán expertos en psicología, derecho y servicios sociales. Entre los 25 ponentes cabe mencionar a Cristina Cortés, psicóloga-psicoterapeuta especializada en infantojuvenil; Bragui Gudbrandsson, miembro del Comité de derechos del niño de las Naciones Unidas; Joaquín Pastor, facultativo especialista en psicología clínica; Jorge Cardona Llorens, catedrático de Derecho Internacional de la UV o Anabel Gonzáles, presidenta de la Asociación EMDR España.

Terapia reconocida por la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde 2013 la terapia EMDR como un tratamiento de primera elección para las situaciones adversas y traumáticas, cuya eficacia está avalada por numerosas investigaciones en el tratamiento de los problemas de salud mental.

Aunque el mayor volumen de evidencia científica es en el estrés postraumático, cada vez hay más investigaciones avalando su uso en estrés agudo, en población infantojuvenil, en depresión, en trastorno mental grave y adicciones, y en muchas otras patologías en las que el trauma juega un papel fundamental.

Esto demuestra, para la presidenta de la asociación española, que “el pensamiento científico nos permite ver el mundo desde la curiosidad, nunca desde la certeza. Solo desde ahí se puede producir el descubrimiento”.

Las siglas EMDR significan en español ‘desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares’, a que uno de los elementos que se emplean para procesar, desbloquear e integrar las experiencias negativas no asimiladas, es un tipo de movimiento ocular. Se ha visto en investigación que produce una bajada del nivel de activación y un aumento de las asociaciones mentales, que hace que los recuerdos negativos pierdan carga emocional y puedan integrarse con el resto de nuestras experiencias.

Tras el tratamiento con EMDR una experiencia dura puede verse con distancia, sin que siga influyendo de modo contraproducente en nuestra identidad y en nuestro funcionamiento. En este sentido, Cristina Cortés, vicepresidenta de EMDR España, afirma que “el ser humano es tan complejo que tiene que ser mirado desde diferentes ángulos y lentes. La integración de enfoques y miradas forma parte del desarrollo de EMDR”.

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