Nuevas técnicas, la crisis y una ley laxa aumentan el atractivo de la droga
El pesaje real rebaja la cantidad de sustancia psicoactiva intervenida
La plantación encontrada en Trigueros con un alto contenido en tetrahidrocannabinol es una copia del sistema que se ha impuesto en las zonas punteras en producción de esta droga. La técnica se ha importado de Brasil y Paraguay donde ha sido desarrollada por ingenieros agrónomos que han conseguido multiplicar los beneficios cortando el tallo que cae hacia abajo impregnando los capullos.
La crisis económica está haciendo también su labor al cebarse entre los menores de entre 18 y 30 años que antes acudían a la construcción como medio para ganar dinero y ahora se derivan hacia caminos más tortuosos.
Al margen de modas o nuevas tendencias en la drogadicción, las consecuencia legales del cultivo y tráfico de marihuana son soportables. La tenencia de menos de tres plantas no acarrea actuaciones policiales y la gran mayoría de detenciones efectuadas tras la incautación de pequeñas plantaciones domésticas acaba en el archivo de las diligencias penales por parte de los jueces o con sentencias absolutorias. La razón de este comportamiento es técnica. El pesaje oficial que se suele hacer de la droga rebaja bastante la cantidad de sustancia psicoactiva realmente intervenida. No resulta extraño que se pese la planta entera con tallos y su raíz. Lo que ocurre después es que solamente los cogollos femeninos son calificados como droga pues es en ese lugar don se concentra el principio psicoactivo o tetrahidrocannabinol. Así que donde se pensaba que había un kilo aparecen gramos y hasta 120 se permiten siempre que no aparezcan de por medio balanzas o instrumentos de precisión. Para más inri la comercialización de semillas de marihuana está permitida.
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