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Nerva recupera tres joyas del arte religioso

  • El 'Martirio de San Bartolomé', 'Ave María Gracia Plena' y el 'Bautismo de Jesús' tendrán el esplendor de antaño La ADR Cuenca Minera aporta 35.000 euros

La Parroquia de San Bartolomé de Nerva, cuya restauración inauguraba el obispo de Huelva, José Vilaplana, hace poco más de un año, ha podido iniciar ahora el proyecto de restauración de tres de sus obras pictóricas más emblemáticas: Martirio de San Bartolomé de José María Labrador, Ave María Gracia Plena de Enrique Monís Mora y Bautismo de Jesús de Antonio Romero Alcaide, gracias a la subvención de 35.000 euros concedida por la Asociación para el Desarrollo Rural (ADR) Cuenca Minera de Riotinto.

Las restauradoras Teresa León, hija del pintor nervense Mario León, y Carmen Vélez ya se encuentran en pleno proceso de restauración ayudadas por dos auxiliares. Mediante este proyecto de intervención pretenden devolver la integridad y el equilibrio material de las obras que debido al paso del tiempo y los cambios de humedad relativa a la que han estado sometidas comenzaban a mostrar la aceleración del envejecimiento de su materia.

El óleo sobre lienzo del Martirio de San Bartolomé, el más importante de los tres, obra del insigne pintor nervense José María Labrador, Primera Medalla Nacional de Bellas Artes en 1950 y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla en 1960, se encuentra ubicado en el altar mayor de la Iglesia parroquial de San Bartolomé y destaca por sus enormes dimensiones (700 x 200 cm.), destreza en el trazo y colores vivos.

El cuadro tiene forma de semicircunferencia alargada. Representa una escena del martirio de San Bartolomé apóstol y está dividido en dos partes: una terrenal, en la zona inferior, y otra celestial, en la superior. En la primera se encuentra el Mártir despojado de sus vestiduras púrpuras y sujetado por los dos hombres que van a llevar a cabo la orden de despellejarlo vivo. Entre los personajes que asisten al martirio se identifican los rostros de varios ciudadanos de la localidad minera que sirvieron a Labrador como modelos e incluso del propio autor que decide autorretratarse al fondo de la terrible escena.

En la parte superior, la correspondiente a la escena celestial, se observa a la izquierda a la Virgen María en posición de rezo junto a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, éste último centrado en lo más alto de la obra. A la derecha encontramos a San Pedro, San Pablo y los cuatro Evangelistas (San Juan, San Mateo, San Lucas y San Marcos), todos acompañados por ángeles en un cielo colmado de nubes.

Según el diagnóstico del cuadro realizado por las restauradoras, éste se encontraba en un estado de conservación medio con presencia de suciedad superficial generalizada y un destensado en toda la superficie de la obra que le ha provocado abolsamientos en la parte inferior que han derivado en craquelados y las consiguientes pérdidas de capa pictórica.

Destaca la presencia de rotos puntuales en los que se pueden apreciar las señales de empalmes de varias telas que componen todo el conjunto de la obra, caso habitual en obras de estas dimensiones, que cruzan el cuadro a lo ancho, dividiéndolo en tres partes desiguales en tamaño.

Para la restauración de la obra se llevará a cabo un tratamiento conservativo y mínimamente interventivo que recuperará el estado original de la misma y añadirá solo los materiales necesarios para recuperar el equilibrio propio, respetando en todo momento los criterios de reversibilidad y mínima agresión.

El cura-párroco de la localidad de Nerva, Servando Lagares, ha hecho una invitación pública a los vecinos de la localidad minera para que no duden en acercarse por el templo religioso a conocer de primera mano los trabajos que se están llevando a cabo para restaurar el patrimonio pictórico con el que los nervenses cuentan en su Iglesia de San Bartolomé.

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