Multitudinaria despedida a la Virgen de la Peña tras su coronación canónica

La Patrona local fue trasladada en silencio hasta su santuario del Cerro del Águila

La Virgen de la Peña, ayer, arropada por cientos de fieles en la subida hacia el Cerro del Águila.
La Virgen de la Peña, ayer, arropada por cientos de fieles en la subida hacia el Cerro del Águila.
A.s. Candilejo/ Puebla De Guzmán

Puebla de guzmán, 13 de julio 2009 - 05:01

De forma multitudinaria, Puebla de Guzmán despidió ayer a la Virgen de la Peña tras su coronación canónica, que tuvo lugar una semana antes bajo la atenta mirada de varios miles de personas. En esta ocasión, fue el pueblo llano, sin protocolo y en silencio, quien trasladó a su Patrona hasta su santuario, en el Cerro del Águila, situado en una cota superior a los 380 metros sobre el nivel del mar, y donde tiene lugar cada año su conocida romería.

Hacia las 9:00 salía la Reina del Andévalo de la parroquia de la Santa Cruz, a hombros de un puñado de hombres, para iniciar un camino con olor a jara, a matorral, a eucalipto, a romero y a brezo. Fueron cinco kilómetros de peregrinación a lo largo de un sendero que se hizo estrecho en algunos tramos ante el masivo flujo de personas que quisieron acompañar a la Patrona.

En esta ocasión, en el camino no hubo caballos, danza de las espadas ni trajes de gabachas. "Aquí es el pueblo el que lleva la Virgen hasta su casa, hombres y mujeres, niños y ancianos a los que les une el cariño a la Virgen". Así lo indicaba una vecina puebleña quien reconocía que se trata de un momento triste, después de la celebración de la coronación y los actos previos, "que para el pueblo han sido una fiesta". Tras pasar por el conocido como Pozo bebé, antiguo pozo donde se abrevaba el ganado y donde en los días de romería se concentra la caballería tras recorrer las calles del pueblo, la Virgen fue girada y alzada para, con la mirada puesta en la localidad, diciéndole adiós.

Poco importó a los peregrinos el intenso calor que desde primeras horas de la mañana comenzaba a registrarse en el Andévalo. "Aquí lo que nos importa es acompañar a la Virgen después de que ella haya estado en el pueblo varias semanas", comentaban un grupo de jóvenes. Se ha tratado de la segunda vez, en menos de un año, en que la Señora visitó el municipio. La primera fue en septiembre del pasado año, cuando la Virgen bajó como marca la tradición cada seis años. Entonces, la Patrona fue objeto de actos y cultos durante cuarenta días para los que la población se preparó a fondo, elaborando los exornos con que las calles puebleñas recibieron a la Virgen.

Posteriormente, la Señora regresó a la localidad el pasado mes de junio a la espera de la coronación canónica, con la que se han reconocido cerca de cinco siglos de devoción, después de que el pastor Alonso Gómez, según cuenta la historia, encontrase en el siglo XV la imagen en el Prado de Osma, en el término municipal de la vecina localidad de El Almendro. Para dicho reconocimiento eclesiástico, que tuvo lugar el 4 de julio, la venerada imagen fue trasladada desde la parroquia hasta el paseo de la Cebadilla, acompañada por una comitiva de más de 160 mujeres vestidas de mantilla de color claro, como corresponde a los actos considerados de gloria, así como por los representantes de las hermandades y cofradías. Tras la imposición de la corona de la sagrada imagen, tallada por el orfebre sevillano Agustín Donoso Ballestero, de estilo rocalla, la Virgen procesionó de nuevo por las calles de la localidad.

En esta ocasión, el paso contó con dos estrenos: la corona del Niño, de la misma tipología que la de la Virgen, que ha sido financiada por la Hermandad filial de Huelva y la media luna de oro y plata, que ha sido regalada por la Hermandad filial de Madrid.

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