La romería de San Benito, la más antigua de la provincia, está fechada probablemente en la última mitad del siglo XVI. Con el paso de los siglos se ha convertido en un conjunto de símbolos, de ritos y de tradiciones que la convierten en un fenómeno singular, peculiar y, posiblemente único en el mundo.Las indumentarias femeninas de las jamugueras y silletines, los bailes como parte del ritual festivo, la música barroca y moderna, los actos religiosos tan enraizados en la fe cerreña y muchos hitos más configuran esta romería enclavada en el corazón del Andévalo.

La romería se celebra siempre el primer domingo de mayo y la figura principal de la misma es el mayordomo. El de este año es Simón Mora, y su mujer, la mayordoma, es Isabel Rico. Las personas elegidas por ellos forman su mayordomía (jamugueras y lanzaores). Los actos centrales comenzaron ayer sobre las 11:30, con la recogida del estandarte en la casa hermandad y la comitiva por las calles del pueblo. Una vez recogidas todas las jamugueras y silletines, se dirigieron hacia Montes de San Benito. La primera parada fue en la cruz de su mismo nombre, donde se rezó una oración y se continuó camino. El paso por el Mesto y la llegada al Regente marcaron un alto en el camino.

Aquí las jamugueras se despojaron de sus sombreros y se taparon celosamente sus joyas. Envueltas en un paño blanco, siguieron cobijadas hasta que llegaron a la entrada de Montes de San Benito, donde de nuevo aparecieron relucientes como sacadas de un miel que se desprende del panal.

El paso por Montes de San Benito, donde como siempre fueron recibidos de forma especial, dio paso a la cuesta de los Montes, donde coincidiendo con la puesta de sol, la comitiva divisó por primera vez la tan anhelada ermita de San Benito. Una vez que llegó la comitiva a la ermita, comenzaron las tres vueltas al real, lugar que denota la existencia de una antigua feria. El punto y final del viaje lo puso la presencia del patio de caballos, situado en la zona oeste de la ermita. A él arribó toda la comitiva para bajarse de caballos y mulos. La puerta principal de la ermita esperó su traspaso para encontrarse con el santo patrón San Benito, a él se le dío gracias por el camino.

Alrededor de las 23:00 comenzó el Santo Rosario. El rezo dio paso al baile de los lanzaores, la "lanzá", interpretado al son de la gaita y el tamboril, fundiéndose ambos sonidos con el rezo del rosario. Éste acabó con el rezo del Santo Dios, otro símbolo de la religiosidad popular y de la tradición.

A las 12:15 de hoy dará comienzo la procesión alrededor de la ermita del Santo. En ella, los lanzaores lanzarán detrás y delante del santo, pasando bajo su paso una y otra vez hasta que éste vuelva a entrar en el interior de la ermita. Una vez finalizada la misa, los lanzaores bailarán una danza con un comienzo distinto al que hacen cuando no están en presencia de san Benito, con la particularidad de que en ningún momento le pierden la cara al santo. Una vez finalizada la misa, en el real de la ermita las jamugueras y lanzaores interpretarán los bailes: la folía en versión mixta, y en versión mujer- mujer, el fandango, y la lanza. En estos bailes podrá verse gran parte de la riqueza artística y patrimonial de El Cerro y de la perduración de una tradición tan tremendamente arraigada que hasta los más pequeños hacen ademán de su ejecución.

Por la noche, después del rosario, llegará un momento emotivo, el prioste de la hermandad despojará al mayordomo de sus bandas, son dos y cruzadas al pecho, una roja y una azul, único elemento material que comparte con el santo. Estas volverán al santo, del que salieron un año antes, cumpliéndose así un rito que se repite año a año.

En la madrugada del domingo, el prioste de la hermandad dará a besar un leño ardiendo a todos los asistentes y la música sonará: Tres días hay en el año que relucen más que el sol...