Mohamed Harrar Ouettassi: exquisita comida árabe en Punta Umbría “Casa Moha”

Gente de Aquí y Allá

Muy querido en la localidad costera, pasó antes por restaurantes de Fuengirola y Madrid, donde se inició en el mundo de la cocina

Francisco Monsalvete Mazo: ingeniero naval y constructor de barcos de época

Mohamed Harrar Ouettassi. / M. G.
Fernando Barranco Molina

19 de febrero 2024 - 05:00

Hace algún tiempo que lo conocí, cuando era camarero en la Taberna de Carmelo, y era de un trato excelente, amable y servicial. Posteriormente se instaló por su cuenta y cambió de local en varias ocasiones, hasta que hoy ocupa un lugar de privilegio en el moderno centro comercial de la “nueva” Punta Umbría.

Tengo amistad con él a través de mi hijo Javier, que siempre fue un enamorado de su riquísima comida, tanto la marroquí, que tan bien cocina su mujer, como la propia puntaumbrieña, con su exquisita forma de tratar los productos. Y eso hizo que mi esposa y yo también nos hiciésemos asiduos de su restaurante Casa Moha.

Mohamed nació en la bonita y cosmopolita ciudad marroquí de Tánger, en el año 1964, lugar que en otros tiempos fue un nido de espías y que a mí siempre me gustó mucho, pues la he visitado en varias ocasiones y por supuesto siempre me paro tomar un rico té de menta en el Café Central, donde se pasaba las horas viendo pasar la gente el célebre escritor y músico estadounidense Paul Bowles, del que yo creo que leí toda su obra: Memorias de un nómada, El cielo protector, Misa del gallo o La tierra caliente, entre otros.

El padre de Mohamed, de nombre Ahmed, también era de Tánger y trabajó siempre en la industria textil. Y su madre, llamada Amina, nació de Ceuta. Tuvieron siete hijos que, según me cuenta Moha, estas últimas Navidades se han reunido todos, viniendo de muy diversos lugares de Europa, para ver a su madre, lo cual ha sido una suerte por poder reunirse todos y han vivido unos días inolvidables y llenos de emoción.

Moha estudió el bachiller en su ciudad natal y posteriormente, en 1985, se vino a España y empezó a trabajar en la Costa del Sol, más concretamente en Fuengirola, en una pizzería que le abrió las puertas para trabajar en la hostelería, hasta que por fin vio cumplido su sueño de tener su propio restaurante. Pero antes pasó por otros lugares, entre ellos Madrid, donde trabajó de jefe de sala en un restaurante frente al Parque del Retiro, el conocido y famoso “El Tabernario”, donde tuvo la suerte de conocer a un puntaumbrieño de pro como era Antonio Olaya López, que le habló de Punta Umbría y lo animó a venir, algo que hizo en el año 2005 y aquí descubrió su paraíso, con la suerte de que su esposa también se enamoró de este pueblo.

En Punta Umbría vive desde hace ya tiempo y es muy querido y respetado por todos los vecinos, igual que su esposa Kenza Akel, que se encarga, entre otras cosas, de la exquisita repostería árabe, haciendo unos pastelitos de gran variedad que están riquísimos y que a todo el mundo nos encantan. Este año, en Navidad, hemos llevado una caja de esos dulces a Galicia y toda la familia de mi esposa ha suspirado con cada bocadito de esos manjares. Pero no son solo sus ricos postres, en Casa Moha cocinan unas exquisiteces como son las “pástelas de ternera”, las famosas “gambas Moha” o cualquier otra cosa de la gastronomía marroquí y puntaumbrieña, donde hay una fusión muy bien trabajada, pues como él dice, es un crisol de culturas en una de las localidades más bonitas de Andalucía.

Mohamed no para de elogiar esta tierra que lo acogió e insiste en que está viviendo en el paraíso y en que es muy feliz aquí. En la actualidad, cuando ya lleva casi veinte años viviendo en este bonito y tranquilo pueblo, aunque bullicioso y animado en verano, tanto él como su familia, compuesta por su esposa y sus dos maravillosos hijos Omar y Salma, son muy admirados y se sienten muy felices, sintiendo además el cariño de todos los vecinos.

Tanto Omar como Salma han ido al colegio aquí en Punta Umbría y siempre destacaron por sus buenas notas y lo aplicados que son. El chico acaba de terminar su carrera y ya es licenciado en Derecho, mientras que la chica, que ya tiene 23 años, está estudiando y preparándose unas oposiciones que a buen seguro pronto aprobará y empezará a ejercer.

Cada vez que puede, al menos una vez al año, Moha viaja a su tierra natal a visitar a su madre y también a sus amigos de la infancia. Y me cuenta, con nostalgia, que allí le llaman “el español”, mientras que aquí todavía mucha gente le sigue llamando “el moro”. Pero él dice que es un ciudadano del mundo.

Estuvimos sentados en una terraza de un bar aquí en Punta Umbría, tomando el sol mientras nos tomábamos un rico cafelito y pude ver cómo todas las personas que pasaban, al verlo allí sentado, se paraban a saludarlo y darle un abrazo o un beso, prueba evidente del cariño que Punta Umbría le tiene. Cariño ganado a pulso por su trabajo, su seriedad, su educación y su buen hacer.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último