Moguer, localidad natal de Juan Ramón Jiménez, se detendrá en el tiempo del 23 al 25 de febrero para homenajear a su Premio Nobel y recrear aquella ciudad próspera y culta que lo vio pasear, será en la cita lúdico-festiva denominada Feria 1900.

La Feria 1900 es un proyecto de dinamización turística y cultural impulsado por el Ayuntamiento de Moguer a la que se suman cada año en mayor medida todo tipo de asociaciones y colectivos locales, establecimientos hosteleros, academias de baile, empresas, comercios.., así como cientos de vecinos que, a título personal y orgullosos de su poeta, visten sus trajes de época y se involucran decididamente en la recreación del Moguer que inspiró al Andaluz Universal.

Este año la Feria 1900 se dedica a la gran tradición flamenca de Moguer poniendo en valor, por un lado, la figura del gran cantaor local Pepe Rebollo, creador del fandango que lleva su nombre, y por otro, al Festival Flamenco de Moguer que alcanza este año su 50 edición.

El casco histórico de la ciudad, jalonado de edificios tan monumentales como el monasterio de Santa Clara, el convento de San Francisco, la gran Iglesia Parroquial o el propio edificio del ayuntamiento, se convierte en un escenario privilegiado para esta Feria de Época que ofrece más de 60 propuestas de animación que van desde un gran tiovivo de época a un concurso de pintura en directo, pasando por decenas de espectáculos musicales, exhibiciones, puestos de artesanía, juegos infantiles, concursos de trajes de época, circo, pasacalles y otras muchas iniciativas.

Entre estas últimas destacan la Ruta Gastronómica de tapas y la Ruta de Cócteles, que permitirán a vecinos y visitantes degustar los mejores sabores de la tierra en más de una veintena de establecimientos hosteleros, también tematizados de 1900 para esta gran ocasión.

La propia programación de la feria, que se imprime recreando la maqueta del periódico El Liberal de Moguer, una de las cinco publicaciones de prensa con las que contaba la ciudad a finales del s. XIX, es también un homenaje al que fue uno de los momentos más brillantes de la historia de este pueblo, cuando había en él hasta 300 bodegas en funcionamiento y se exportaban cada año desde el puerto de la Ribera del Tinto más de 200.000 arrobas de vino y licores con destino a Europa y América.