GENTE DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Mariví Burgoa Gorostidi

  • Natural de Ondárroa, ha sido perito mercantil, funcionaria de la Diputación o formadora de opositores, entre otras ocupaciones que la sitúan como un referente en Huelva

Mariví Burgoa Gorostidi, en una foto de su juventud.

Mariví Burgoa Gorostidi, en una foto de su juventud. / M.G. (Huelva)

Hace  casi sesenta años que conozco a Mariví, desde que llegó a Huelva. María Victoria había nacido en Ondárroa en el año 1945. Su padre practicaba ese deporte tan del norte que es la pelota vasca. Era pelotari profesional y competía por todas partes, mientras que su madre ama de casa. En 1960 el padre se retiró y se compró un barco de pesca al que le puso el nombre de Burgoa Laka. Obtuvo licencia para pescar con puerto en Huelva, y aquí que aparece la familia para quedarse toda la vida.

Mariví llegó a Huelva con su bachiller recién terminado e ingresó en la Escuela de Comercio, donde se hizo perito mercantil y, más tarde, profesora mercantil, profesión que no ejerció. Porque al fallecer su padre decidió, junto a su madre, llevar los negocios del barco yendo al muelle a la hora que fuese necesario y viajando por razones de negocio a otros puertos. Todo ello sin dejar de seguir estudiando y presentándose a unas oposiciones que le dieran estabilidad a su vida.

Y así se sacó las primeras, ingresando en la Diputación Provincial de Huelva y desempeñando su cargo tanto en las oficinas provinciales como en el Hospital Provincial de la Plaza de La Merced, dependiente entonces de este organismo. Posteriormente de nuevo opositó y entró a formar parte de la plantilla de la Caja Provincial de Ahorros de Huelva, donde permaneció hasta que le llegó la edad de la jubilación.

Pero María Victoria no descansó ni un solo momento, ya que en su tiempo libre se dedicó a preparar a jóvenes que querían opositar. Y como buena vasca que era, exigía tanto que eso repercutía en los resultados. Raro era que a quien ella preparaba no aprobase alguna oposición.

Hoy todos los ayuntamientos de nuestra provincia y otros centros oficiales están llenos de personas que siendo muy jovencitos fueron preparados por esta profesora-preparadora sin igual. Y muchas de estas personas que obtuvieron su plaza hoy ocupan puestos importantes en la Administración.

Conozco a muchos y muchas personas que todavía me recuerdan el apodo que recibían cuando los veían llegar a los exámenes: “Ahí vienen los ‘vitorinos’ y las ‘vitorinas”, en clara alusión a María Victoria, que era quien los había preparado.

Decía al principio que conocí a esta gran mujer nada más llegar a Huelva, cuando solo contaba 15 añitos, porque enseguida se hizo muy amiga de mi hermana Mari Carmen y, junto otras buenas amigas como las hermanas Moreno, María Mercedes, María Isabel (Chiqui), y María Teresa además de María Eugenia amiga y compañera de trabajo y por ese motivo nos veíamos con mucha frecuencia.

Sede de la Diputación de Huelva, donde Mariví trabajó en los inicios de su carrera profesional. Sede de la Diputación de Huelva, donde Mariví trabajó en los inicios de su carrera profesional.

Sede de la Diputación de Huelva, donde Mariví trabajó en los inicios de su carrera profesional. / Josué Correa (Huelva)

Fue una gran trabajadora y no desaprovechaba ninguna ocasión para aprender algo más y, de paso, ganar algún dinerillo. Por eso entró a trabajar en el despacho del insigne abogado de gran bigote refinado tipo inglés, Juan Moreno, a la sazón decano del Ilustre Colegio de Abogados, donde aprendió algo más de lo que ya sabía.

Pero como a todo el mundo, le llegó la hora de su jubilación y dejó su ocupación principal. Pero siguió ayudando a muchos jóvenes que aspiraban a tener un puesto fijo. El caso era permanecer activa, y por eso decidió montar un negocio en el centro de nuestra ciudad junto a su amiga Chiqui. Una joyería que aún permanece, pero ya no regentada por ella sino por unos buenos amigos y muy buenas personas que le están ayudando mucho en este periodo de liquidación.

Tanto trabajó durante toda su vida que no tuvo tiempo para los amores. Bueno algún noviete que otro sí que tuvo, pero no fueron de su agrado del todo, por lo que dejó de perder el tiempo y sus ratos libres y de ocio los dedicó al inteligente juego del Bridge, un juego de cartas que necesita de mucha y buena capacidad intelectual. Ella también se dedicó a enseñar a mucha gente y a participar en grandes torneos internacionales obteniendo numerosos trofeos.

Mariví no tiene mucha morriña de su tierra natal ni del rio Artibai, que tantas veces cruzó de pequeña camino del colegio, algo tiene en su recuerdo infantil, pero es que ella se siente muy de Huelva, donde pasó su juventud y donde desempeñó siempre su trabajo con honestidad y siendo siempre tan perfeccionista que a veces le causó problemas, pues no permitía ni un solo fallo.

Gracias a su esmero y a sus regañinas y grandes broncas a sus alumnos, hoy la Administración está llena de grandes y magníficos funcionarios que ella formó.

Es por ese motivo principalmente por lo que la he traído hoy a estas páginas como homenaje a una mujer trabajadora a la que le tengo mucho cariño igual que el que le tienen todas las personas que la han conocido. Mariví ha hecho trabajar a todo el que se le acercó. Y todo esto sin duda repercute positivamente en nuestra sociedad. Y todo gracias a ella y a su espíritu luchador que siempre supo transmitir.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios