Gente de aquí y de allá

Manuel Roig Meca ‘El niño la Isla’

Manuel Roig Meca ‘El niño la Isla’

Manuel Roig Meca ‘El niño la Isla’

Con 98 años en sus espaldas, aún mantiene su aspecto joven y estirado de torero. Es lo que se puede decir “genio y figura”.

Manolo Roig nació y vivió en el barrio de la Isla Chica, de ahí su sobre nombre y por el que fue conocido en el mundo de la tauromaquia y aún se le sigue conociendo de esa manera.

Su padre cántabro, del precioso pueblo santanderino de San Vicente de la Barquera, y su madre de la cuenca minera, más concretamente de la aldea Cueva de la Mora, en el termino municipal de Almonaster La Real. De ese matrimonio, que después de un amplio periplo por España, llegan a Huelva a regentar el establecimiento llamado Venta Isla Chica que, aunque ese lugar estaba en las afueras de Huelva, hoy ha quedado totalmente dentro de la ciudad.

Manolo El niño la Isla desde muy joven se aficionó al mundo del toro, heredado por su padre que era un buen aficionado, y pronto empezó en capeas, tentaderos y novilladas, pero por culpa de la guerra civil sufrió un parón en sus ilusiones, que tan pronto como acabó la contienda reanudó, siendo compañero y amigo de Miguel Báez Litri, de Juan Barranco Posada, Gómez Laine y tantos otros toreros de Huelva.

En toda su carrera como novillero solo sufrió una cornada de importancia en una pierna, por lo que tuvo que operarse y estar ingresado en un hospital sevillano en la Alameda Hércules, lo que le mantuvo alejado de los ruedos un mes y medio. Tiene tan buena memoria que aun recuerda el nombre y dos apellidos del cirujano que lo atendió durante todo este tiempo.

Toreó muchas novilladas con picadores y cuando ya iba a tomar la alternativa, le surgió un inconveniente médico que le obligó a suspenderla. Manolo no pudo ver cumplida su ilusión de ser matador de toros.

Hoy don Manuel Roig vive en Punta Umbría y coincido con él en un bar cercano a mi despacho profesional donde solemos tomar café y charlar, algo que me encanta porque tiene tanta memoria que me cuenta cosas de la Huelva antigua y de su juventud muy interesantes.

Me habla de Pedro Pelayo que además de empresario también fue torero, me cuenta detalles de la muerte de Manolito El Litri, que murió por culpa de una cogida de toro, del cual sabe el nombre y la ganadería a la que pertenecía, como asimismo los compañeros de cartel y eso que él era todavía muy niño, pero es que El niño la Isla dejó el colegio muy pronto y se puso a trabajar ayudando a su padre en el establecimiento que regentaba, donde se daban cita muchos aficionados y de todos ellos aprendía.

Una vez que dejó de torear, acompañó a Miguel Báez Litri siendo su hombre de confianza y viajó por toda España y por sudamérica cuando el torero hacía las giras americanas. Así conoció México, Colombia, Ecuador... etc. Y posteriormente su hijo se casó con una joven de la otra parte del Océano Atlántico y se marchó a vivir a California donde aún reside, y allí va él a menudo a pasar temporadas y visitar a su hijo, sus nietos y biznietos. Uno de sus nietos es periodista del celebre periódico Washington Post.

Manolo es una persona muy sencilla, amable y con una memoria prodigiosa y recuerda toda la gente que vivía en la zona: Agustín “el de la Almagra”, Miguel Quintero, los Hermo, las tabernas de la zona regentadas por gente de Bonares donde se degustaba un buen vino. González Barba que era propietario de aquellos terrenos donde se construyeron los cines Apolo, de invierno y de verano.

Desde que se jubiló ha sido muy dado a las tertulias donde él siempre es el protagonista; en la calle Rico de Huelva se sentaba a diario en el Bar Museo, donde se reunía entre otros con el amigo Pedro Delgado que entre otras profesiones era un gran aficionado a la fotografía, haciendo unos magníficos reportajes del mundo del toro que llegaron a ganar algunos premios. Hoy aquí en Punta Umbría también recibe visitas de sus innumerables amigos, es por ello que hace solo unos días vino a verlo Marcelino Acosta de la ganadería Acosta de reses bravas con quien tuve el honor de compartir un rato y dejar para el recuerdo esta foto que nos hicimos los tres.

Se ha escrito muchas veces sobre este nuestro personaje de hoy, incluso en varias ocasiones se ha llegado a pedir al alcalde de Huelva que se le dedique una calle con su nombre.

Desde luego, Manolo es merecedor de ser distinguido de esa manera por ser una verdadera institución.

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