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Juan 'el del cine': tres décadas repartiendo magia por todos los rincones de Huelva

Juan 'el del cine' durante el montaje de la proyección en Santa Bárbara de Casa

Juan 'el del cine' durante el montaje de la proyección en Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

Cae la noche sobre Santa Bárbara de Casa. Las sombras cada vez más alargadas, primero, y la oscuridad, después, van apagando lentamente de los tonos ocres, amarillos, sienas, marrones y anaranjados que componen la inconfundible paleta cromática de la comarca del Andévalo de Huelva en esta época del año. Del mismo modo que van encalando de negro las blancas paredes del caserío de un municipio cuyos algo más de mil habitantes disfrutan un día más del apacible atardecer que cada 24 horas les regala el tramo final del verano.

La temperatura es ideal. Ni frío, ni calor. Solo una ligerísima y agradable brisa ameniza una tarde en la que, un número inusual de niños y niñas, acompañados de sus padres, madres, abuelos y abuelas, se han dado cita en un bien cuidado parque infantil de juegos situado en una de las entradas del pueblo.

Un polideportivo, dos bares y una pequeña explanada con escalinatas y jardines en uno de sus laterales cierran un acogedor escenario urbano al que, antes de caer la noche, llega una furgoneta de gran tamaño. Al volante, Juan Fernández, más conocido hasta en los más recónditos rincones de toda la provincia de Huelva como Juan 'el del cine', empieza a sacar del furgón todo tipo de aparatos, hierros y cables. Los niños se acercan a curiosear con cierto brillo de emoción en sus ojos.

Se trata de un conjunto de 'trastos' que, bien hilvanados unos con otros, harán realidad en muy poco tiempo, coincidiendo ya con los últimos claros del día, que la magia del séptimo arte llegue a lugares como éste, donde habitualmente no llega.

De repente, con el cielo ya estrellado, un potente haz de luz blanca que, proyectado sobre la enorme pantalla que Juan Fernández ha instalado, se transforma como por arte de magia en formas y colores en movimientos. Es el reclamo para que los niños que llevan horas esperando con impaciencia, vayan tomando asiento en la efímera sala de cine que varios trabajadores municipales han dispuesto con esmero.

Un momento del montaje de la sala efímera de 'Cine en el Pueblo', en Santa Bárbara de Casa Un momento del montaje de la sala efímera de 'Cine en el Pueblo', en Santa Bárbara de Casa

Un momento del montaje de la sala efímera de 'Cine en el Pueblo', en Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

Es una entrañable secuencia que el proyeccionista Juan 'el del cine' tiene la suerte de vivir de lunes a viernes todos los días del verano -este año del 1 de julio al 9 de septiembre-, desde hace ya 30 años, en el marco de 'Cine en el Pueblo'. Un programa que la Diputación de Huelva puso en marcha en 1992 y que solo se ha visto interrumpido entre los años 2011 y 2018, así como durante la etapa más dura de la pandemia.

Para la presidenta de la institución provincial, María Eugenia Limón, la iniciativa "contribuye a cubrir el vacío existente en la provincia de Huelva en programaciones culturales de cine, agravado por la ausencia de salas comerciales públicas o privadas en los municipios más pequeños y aldeas". De esta forma la Diputación, añade, "trabaja para que la cultura llegue a todos los rincones de la provincia, especialmente donde existen menos medios o recursos, siendo un elemento vertebrador del territorio y contribuyendo a la calidad de vida de las personas".

María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación de Huelva María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación de Huelva

María Eugenia Limón, presidenta de la Diputación de Huelva / M.G. (Huelva)

Cosos taurinos, castillos, fachadas de iglesias, y todo tipo de plazas y explanadas, se transforman por unas horas en efímeras salas al aire libre en las que se hace realidad la magia del cine gracias a la proyección de películas de reciente estreno.

Antiguo proyector de 35 milímetros con el que Juan Fernández se inició como proyeccionista en el cine de los Carrasco, en Alosno Antiguo proyector de 35 milímetros con el que Juan Fernández se inició como proyeccionista en el cine de los Carrasco, en Alosno

Antiguo proyector de 35 milímetros con el que Juan Fernández se inició como proyeccionista en el cine de los Carrasco, en Alosno / M.G. (Alosno)

Para ello, la Diputación pone a disposición de los Ayuntamientos el personal técnico y los materiales necesarios: películas, equipos de proyección, de sonido y pantalla. Por su parte, los pueblos y aldeas brindan personal de apoyo para labores de carga y descarga, montaje y desmontaje, o cualquier otra necesidad requerida por el proyeccionista, así como un responsable municipal durante la proyección, que garantice el adecuado desarrollo de la actividad.

Desde su puesta en marcha, hace ya tres décadas, Juan Fernández (55 años) es la persona encargada de llevar la magia del cine a todos los rincones de la provincia de Huelva, la cual se conoce como la palma de su mano.

Fernández se inició como proyeccionista en su pueblo, Alosno, cuando apenas era un niño. Tenía apenas 14 años y recuerda que era el sacristán el encargado de proyectar en la sala de los Carrasco -familiares del famoso boxeador-, contando para ello con un ayudante. Según relata Fernández a Huelva Información, esta persona de apoyo "se tuvo que ir a la mili" y le propusieron sustituirlo. "No pude rechazar la oferta porque siempre he sido un enamorado del cine. Y así empecé a darle a la manivela del proyector", comenta con nostalgia.

Una de las salas efímeras de cine de verano del programa 'Cine en el Pueblo' Una de las salas efímeras de cine de verano del programa 'Cine en el Pueblo'

Una de las salas efímeras de cine de verano del programa 'Cine en el Pueblo' / M.G. (Huelva)

Empezó usando máquinas con lámparas de carbones y recuerda que las películas "venían fatal" cuando llegaban en latas a Alosno, tras haber recorrido cientos de salas. "Faltaban trozos de cinta y tenías que ponerte a empalmarla para montarla. Pero era un trabajo muy bonito ya que, de forma muy artesanal, había que ir uniendo rollito a rollito".

En el programa 'Cine en el Pueblo' se enroló desde sus inicios. "Primero compró la Diputación los equipos necesarios, hasta la furgoneta, y estuvo un par de años buscando una persona adecuada como proyeccionista, y que además estuviese dispuesta a desplazarse cada día a un pueblo, donde al principio incluso había que pernoctar. Y allá que fui sin dudarlo", relata.

Hasta el año 2011 se proyectaba en 35 milímetros y, tras el parón que se inició ese año y que se prolongó hasta 2018, se incorporó el formato digital, al que se tuvo que adaptar. Juan Fernández recuerda con nostalgia que la última película en 35 milímetros fue 'Hugo', un film estrenado ese mismo año y dirigido por Martin Scorsese, que casualmente trata sobre el mundo del cine.

Montaje del cine de verano en Santa Bárbara de Casa Montaje del cine de verano en Santa Bárbara de Casa

Montaje del cine de verano en Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

Aunque 30 años dan para cientos de vivencias -hasta para haberse ganado el sobrenombre de Juan 'el del cine', lo cual lleva con enorme orgullo-, a Fernández lo que más le llena es que "quienes venían antes siendo niños, ahora son adultos, madres y padres, que acuden con sus hijos a las proyecciones". "Eso es muy bonito -prosigue- porque me conocen, me saludan, me dan la bienvenida y nos abrazamos. Tengo así centenares de amigos en todos los rincones de la provincia".

Una de las anécdotas que recuerda con más cariño pasó hace unos diez años en Valdelarco. Según relata, llegó a la plaza del pueblo con el proyector de 35 milímetros, y mientras estuvo sacando y montando todo tipo de aparatos, cables, altavoces y hierros, un señor mayor que estaba sentado en un banco "no paraba de relatar por tal cantidad de chismes". "No se calló en ningún momento -añade- y cuando ya lo tenía todo montado me acerqué le pregunté". Su respuesta lo dejó helado: "de joven iba de pueblo en pueblo con un mulo y dos alforjas, en una portaba la lata con la película y en la otra el proyector". "Resulta que tenía 90 años y que también había sido proyeccionista. Me llegó al alma la historia", subraya.

En otra ocasión, esta vez en 2008 y en Encinasola, Juan Fernández recuerda que era el mes de marzo, y que por tanto tuvo que proyectar en el interior de una antigua sala privada de cine que se llamaba Capitol, la cual llevaba ya muchos años cerrada.

Montaje del equipo de sonido en Santa Bárbara de Casa Montaje del equipo de sonido en Santa Bárbara de Casa

Montaje del equipo de sonido en Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

Tras llevarlo a la cabina de proyección, donde para su asombro aún estaba intacto el viejo proyector y donde por tanto "parecía que el tiempo se hubiese detenido" le explicaron que al llegar el público al ambigú y cuando faltasen diez minutos para la proyección, tocase un timbre que había en la cabina; que cuando faltasen cinco lo tocase de nuevo, y lo mismo cuando dos minutos antes. "El comportamiento del público me dejó alucinado -señala-  ya que, a pesar de los años que llevaba la sala cerrada, todos tenían automatizado que, tras el tercer timbre, cada uno debía ocupar su asiento inmediatamente. Y así fue".

En 2011, esta vez en El Cerro de Andévalo, confiesa que se le llegaron a saltar las lágrimas cuando, una vez acabada la proyección en la Plaza del Ayuntamiento y cuando estaba recogiendo, pudo observar como dos personas mayores, un hombre y una mujer, se acercaron al proyector de 35 milímetros, observándolo durante un rato con ojos llorosos. "Inmediatamente me di cuenta de que habían sido proyeccionistas, lo cual me confirmaron tras preguntarles".

Juan Fernández terminando de montar los equipos en Santa Bárbara de Casa Juan Fernández terminando de montar los equipos en Santa Bárbara de Casa

Juan Fernández terminando de montar los equipos en Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

La mujer le contó que eran marido y mujer, y que casi desde niños habían sido los dueños del antiguo cine del pueblo, que estaba justo allí al lado, en la misma plaza del Ayuntamiento, y que la sala estaba aún impecable. Incluso lo emplazaron a visitarlo cuando regresase el verano siguiente, además de explicarle que aún seguían engrasando el proyector, que tenían películas y que incluso las seguían pasando de vez en cuando, aún con el cine cerrado.

"Cuando regresé -afirma Juan Fernández apesadumbrado- ambos habían fallecido y me quedé con las ganas de visitar dicha sala. Nunca lo olvidaré".

Con el inicio de la proyección, la magia del cine llega a Santa Bárbara de Casa Con el inicio de la proyección, la magia del cine llega a Santa Bárbara de Casa

Con el inicio de la proyección, la magia del cine llega a Santa Bárbara de Casa / Jordi Landero (Santa Bárbara de Casa)

También se ha topado con niños que nunca habían ido antes al cine y que, "cuando se enciende el foco y aparece la imagen, se quedan muy asombrados". "Antes -prosigue- cuando iba con el proyector de 35 milímetros, montar la película era todo un ritual al que incluso asistían los padres con sus hijos. Recuerdo con cariño como les explicaba su funcionamiento".

Pero de todo, y tras 30 años de profesión, Juan Fernández se queda con las caras de felicidad de los más pequeños al verlo llegar y cuando empieza la proyección. "Es lo más bonito y, dependiendo de la película, los ves reír, gritar y hasta incluso llorar, lo cual me contagian, logrando que me emocione con ellos", concluye.

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