Juan Vides y el legado de una casa vanguardista en los años 20
Trigueros
El abuelo del director de cine Antonio Cuadri fue un referente en el mundo agrícola provincial de principios del siglo XX, un amante de la cultura e impulsor de esta, que quiso abrir el camino de la modernización social y económica para su pueblo
Uno puerta se abre y se escucha el rugido de lo antiguo, de lo añejo, una verdadera fábula del tiempo, que a modo de portada nos adentra en una época a la que no corresponde, como si en este instante el reloj latente de nuestra existencia se detuviera, sin dejar constancia vital alguna que nos devuelva a la realidad.
El silencio envuelve una calle y una casa que fueron testigos en un tiempo ya remoto, oculto en las telarañas del pasado, de una historia ya ajena a nuestros ojos, y que recrea en el espectador como si de una cámara cinematográfica se tratara, una sucesión de imágenes en blanco y negro, que nos introduce en un relato, que cualquier director de cine hubiera estado encantado de reconstruir.
Estampas de una época que pasa sucesivamente, como aquellos rollos de películas, recreadores de un lenguaje que desde el principio del siglo pasado se abrieron paso en el arte de la creatividad. El interior de una casa, pero no cualquier casa, sino una de esas que no dejan indiferente, se abre ante nuestros ojos. Un lugar donde los sueños y la realidad se entrecruzan, y van mostrando como un mero parpadeo, un grupo de personajes, que más bien debiera describir Galdós o Azorín.
Un amplio salón, define el modulo central del habitáculo, donde se aprecia una pareja. El hombre sentado, enfrascado en la lectura de un periódico, entrecruza esporádicamente la mirada con una señora elegantemente ataviada, sacada de unos de esos cuadros decimonónicos que el retrato isabelino dejó constancia.
La luz penetra desde un precioso jardín. Desde el eje del portalón se vislumbra un chorro del agua cristalino que cae de una preciosa fuente ornamentada de excepcionales azulejos. En una de la esquina del salón, se instala una amplia escalera, de la que baja una adolescente, risueña, como si hubiera despertado de su largo sueño de la noche, salido de una escena de Degas. El trajín de la casa ha comenzado. Lo cotidiano irrumpe con fuerza, y nos desborda el amanecer de un nuevo día, en el escenario de una casa que es en sí misma original, innovadora, en la que los fuertes haces de luces irradian en la excepcional colección de azulejos a modo de art déco que se despliega por todo el parámetro cuadrado del salón.
Y es que no es una casa cualquiera, no es de esos caserones rurales que se habían puesto de moda en los pueblos andaluces, sino más bien de esas viviendas modernistas, introducidas por mentes preclaras a innovar, incluso en aquellos enclaves rústicos parados en el tiempo. Se vislumbra la realidad a través de unos documentos quesuscriben la historia de una casa y de su propio morador, la casa de la antigua calle Huelva de Trigueros que hizo levantar un insigne personaje, Juan Vides.
Un tiempo pasado, pero a la vez presente, que lo subraya un letrero, datado en 1929, que a modo de un teleobjetivo, permite recrear la historia de una de las mejores etapas de este pueblo del condado de Huelva.
Allí encontramos un tesoro manuscrito. Un boletín dedicado a San Antón, fechado en 1921. Un documento excepcional como testimonio de un grupo de hombres que supieron convertir a su propio pueblo, Trigueros, en uno de los referentes indiscutibles del sector agrícola de la provincia, entre los que se encontrarían José Sánchez Infantes, dueño del Cortijo de San Benito del Álamo; Juan Domínguez Ramírez, uno de los productores de pan de la comarca, que fundaría el famoso Casino de Labradores y Propietarios, uno de los enclaves sociales más dinámicos de la localidad; José María Salas Valladares, propietario de una fábrica de aderezo de aceitunas, presidente del Casino de Trigueros; Luis Dherbe Prieto, que poseería una fábrica de aceite de oliva y una bodega, o Sánchez Toscano, dedicado a la fabricación de abonos químicos.
En las páginas de esta revista local, se haría una especial referencia a Juan Vides, con una amplia referencia gráfica de su explotación agrícola, junto con sus hermanos, Narciso y Manuel.
Y es que en 1921 se había convertido en uno de los personajes vitales del sector productivo de Trigueros. Uno de esos distinguidos hombres de principios del siglo XX, que paradójicamente fue gestando una personalidad emprendedora aun inmerso en un ámbito agrícola. El cronista local dejaría un magnífico testimonio de la solidez de su explotación al referirse al cortijo de Miranda, propiedad de Vides: “En nuestras andanzas pro turismo, hemos visitado numerosas explotaciones agrícola, pero hablando en extricta justicia, decimos que jamás vimos ninguna tan compleja ni importante como la del señor Vides (…)”. La descripción de la finca arroja la impronta que tuvo que tener la explotación en estos años: “La enorme extensión que abarca, asciende a 4.000 Fanegas del marco provincial, v la prolijidad de sus terrenos que abarcan las distintas variedades de tierras y productos, Tiene la finca terrenos de tierra calma y olivar, dehesa y gran cantidad de eucaliptos, acebuches y encinas, atractivo todo lo que hacen una de las más codiciadas de Andalucía, por ser de las más completas”.
Gracias a los datos aportados por Ignacio Palacios Clemente, antiguo alcalde de Trigueros, se conoce que Juan Vides fue un verdadero innovador en el cuidado de las crías genéticas, lo que le llevarían a ganar varios premios en Cortegana, Aracena y Zafra. También era un magnífico criador de caballos, a lo que se uniría su actividad empresarial como fabricante de aceite, vinos y conservas vegetales.
Su exitosa producción destacó sobremanera en 1921, constituyendo un ejemplo palmario de ello su propia bodega, donde se almacenaban 400 bocoyes de 40 arrobas, o la cosecha de cereales que había alcanzado la cifra de 1.000 fanegas de trigo, 1.000 de cebada, 1.500 de avena y 400 de garbanzos. A ello se uniría su fehaciente quehacer en la introducción de la maquinaria agraria, al contar con dos tractores Cletrac, uno de los más avanzados en la moderna tecnología de los años veinte, un tractor de cadena, adquirido en Sevilla, que obtendría el primer puesto en el concurso de Olivares.
Vides se habría erigido de facto en este año de 1921 en un verdadero referente del ámbito agrícola, un emprendedor que intentaba abrir el camino a la modernización social y económica, convirtiéndose en una persona de relevancia en el ámbito social de Trigueros, ocupando, entre otros cargos, la presidencia del Casino de Labradores y Propietarios, fundado en 1865, y siendo hermano mayor honorario de la Hermandad del Rocío de Valverde del Camino, fundada en 1935, siendo apadrinada por la de Trigueros, de 1928, habiendo sido probablemente hasta partícipe de su fundación.
Vides era gran amigo de Soto, descubridor del famoso dolmen, como queda latente en una carta fechada en 1923, donde relataba su participación en el hallazgo: “A mi buen amigo el simpático y popular D. Juan Vides Alamo, de Trigueros, inteligentísimo labrador y ganadero a la moderna, debo la iniciativa de mi descubrimiento, pues me facilitó copia de una Acta del Ayuntamiento de Trigueros del dia 8 de Enero de 1823, en la que aparece una diligencia de demarcación que al pié de la letra dice de cierto terreno que “linde por el Poniente con el Cabecillo del Zancarrón donde está enterrado Mohamed Ben Muza, a quién se debe la primera obra algebraica, pues la publicó en el siglo octavo, que contiene la solución de las ecuaciones de segundo grado”.
Vides fue un hombre querido por el pueblo, como así queda reflejado en la propia revista de San Antón. Gozó de generales simpatías en Trigueros, por su carácter afable y jovial. En sus últimos años de vida, este magnífico emprendedor realizaría uno de sus últimos sueños en Trigueros, dejar una excepcional casa, que reflejaba no solo su propia identidad, sino el refinado gusto por unas tendencias estéticas que habían ido triunfando entre las clases burguesas de la sociedad europea de comienzos del siglo XX, como fue la el modernismo y el art déco.
Emociona la contemplación de su fachada, de sabor regionalista. Un verdadero hastial de ladrillo visto, articulado en dos cuerpos en que se incluyen balcones y amplios ventanales encuadrados con frontales, donde se inserta una excepcional colección de azulejos de gamas azuladas. Sin duda podría tratarse de una obra final diseñada por Aníbal González, hecho que aunque no consta documentalmente, si ha sido recogido por tradición oral entre los miembros de la familia.
Un pequeño vestíbulo lleva a la consagración vital del diseño arquitectónico de la casa, el gran comedor, rodeado por las más importantes dependencias de esta, y cubierta por una excepcional techumbre plana con módulos de casetones.
La decoración de los azulejos, de diseño excepcional y ritmos ondulantes, propia del estilo modernista, convierte esta casa en una de las joyas de la arquitectura civil de la provincia de Huelva.
Destacan las preciosas vidrieras de colores que llenan el habitáculo interior. Si bien no consta documentalmente la autoría de esta magnífico proyecto decorativo, cabe pensar que fueron traídas de París. Y es que consta la visita del propio Juan Vides, con otros miembros del empresariado agrícola onubense a París, donde sin duda conoció las nuevas tendencias que predominaban en estos años.
La obra concluiría entre finales de 1928 y principios del 29, como consta en una carta fechada el 19 de febrero de 1929, donde unos amigos, entre ellos José González, proveniente de Zalamea visitaron la casa nueva que había construido, de estilo vanguardista, en medio de un caserío tradicional, dando muestras de la excepcional personalidad de Vides. Una casa donde transcurriría el resto de su vida, hasta su muerte en 1938, junto con su esposa, Salud Berges, fundadora en 1944 del Colegio de las Madres Carmelitas.
El cúmulo de grandes nombres que acogió la casa se acrecentó con los años. Entre otros, Juanita Vides, quien se casaría con el conocido ganadero Celestino Cuadri, una unión de la que nacerían ocho hijos: Juan, Fernando, Celestino, Luís María, Antonio Abad, Miguel Ángel, Salud y Amparo.
De entre ellos, Antonio Cuadri, se convertiría en uno de los más renombrados directores del cine contemporáneo español. Y es él quien con su maestría de director y guionista ha desgranado a la perfección todos los entresijos de la historia de su abuelo materno, Juan Vides, y su excepcional casa de la antigua calle Huelva de Trigueros. Un lugar que no podemos dejar de visitar.
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