Juan Manuel Martín García: La superación del día a día
Gentes de aquí y de allá
Ha lidiado con enfermedades, catalogado especies de seta y de plantas de la zona y cuida a indigentes en los hospitales
Juanma nació en Punta Umbría el mismo año en el que este pueblo consiguió la independencia, es decir, en 1963. Su padre, Manuel Martín Ferrera, era marinero y redero y vino de Isla Cristina; y su madre, Carmen García Domínguez, era de Villanueva de los Castillejos. Al casarse vivieron en el llamado Patio Belmonte, que fue donde nació Juanma, el mayor de dos hermanos. Su abuelo era redero de los galeones del conocido armador El Chumín. Y su bisabuela era la conocidísima tía Enriqueta, famosa por ser muy gafe y a quien todavía hoy se le recuerda por esa condición.
Juanma empezó a ir al Colegio San Sebastián el año de su inauguración y recuerda que el director era el buen profesor Víctor Díaz, que había venido de Talavera de la Reina y ya se quedó aquí en Punta Umbría entre nosotros . También recuerda a su maestro don Rafael Llanes, con quien lo pasaban muy bien todos los niños porque los sacaba a jugar con ellos al fútbol en el patio.
Una vez que se sacó el graduado escolar empezó a trabajar y se fue con los albañiles a la cuadrilla del constructor local Antonio Morales, que por aquel entonces estaba haciendo el chalet de los Ferraro en el Paseo de la Ría, cercano al Club Marítimo. Después se fue a hacer el servicio militar, primero al Cuartel de Marinería de San Fernando, donde ascendió a cabo, para después ser trasladado al destructor Gravina con base en El Ferrol hasta el año 1984. Tras esto volvió a Punta Umbría, donde había dejado a su novia Isabel Cordero, con la que se casó y tuvo tres hijos, dos niños y una niña. A día de hoy es muy feliz también con sus tres nietos, dos chicas y un chico.
Empezó su periplo laboral trabajando como marinero en barcos que iban a Marruecos, hasta que cerró el caladero y luego iba diariamente “a la caballa”. Después trabajó un tiempo en las fábricas del polo químico y más tarde en los campos de fresas de Lepe, primero como recolector y luego como capataz al frente de varias cuadrillas montando y desmontando invernaderos y todas las labores propias de las plantaciones.
Hubo una etapa en su vida en la que no le fue bien. Pero con mucha fuerza de voluntad y con la ayuda de don Francisco Echevarría y la Asociación Naim, así como de la voluntaria Mari Carmen Ríos y otras personas de la Asociación Resurrección, salió adelante. Y digo con su fuerza de voluntad porque hizo mucha terapia ocupacional y mucho voluntariado, colaborando desde entonces con el Banco de Alimentos. Y es que Juanma, además de ser una excelente persona, tenía muy claro que era muy importante tener la mente muy distraída. Por eso se entretenía haciendo manualidades con el cuero como bolsos y pulseras o cuentacuentos y teatros para los niños. También obtuvo la titulación de autodescriptor o artista multimedia y realiza películas de dibujos animados que me enseña y me deja maravillado.
En el año 2018 fue intervenido quirúrgicamente de una enfermedad pulmonar y se tuvo que prejubilar. Le recomendaron andar por el bosque y, mira por donde, siempre le gustó mucho andar por los pinares de Punta Umbría, porque es un enamorado de la naturaleza. Y no encontró mejor ocupación que hacer un inventario de toda la flora de nuestro término municipal. Y por cierto, en una ocasión vino a buscarme para que le enseñase los límites del territorio puntaumbrieño con Cartaya porque no lo tenía nada claro. Y ya aprovechamos para ver otras cosas como por ejemplo una noria de las llamadas de sangre porque eran tiradas por animales y que posiblemente sea la construcción más antigua de Punta Umbría, incluso anterior a la Torre de Almenara.
Es digno de resaltar el bonito e interesante trabajo que está haciendo con todo lo que sale del suelo puntaumbrieño. Ha catalogado 102 especies diferentes de setas. Las ve, les hace fotografías y las georreferencia con coordenadas para que quede constancia del lugar donde se encuentran. Me dice que en un lugar de nuestro término también hay gurumelos, cosa que nadie sabe. Luego, esas fotos las imprime en gran tamaño y las plastifica para hacer un catálogo y exponerlo en la sala municipal de exposiciones, colegios e institutos y donarlo en su momento al museo. También ha catalogado 470 plantas diferentes y, aunque no se considera un profesional, me insiste en que es un aficionado estudiante muy amante de la biología que ha encontrado su pasión.
Juanma desea que algún día se potencie aquí el turismo botánico, para lo cual está confeccionando un mapa donde aparezcan todas las especies encontradas y situadas en su lugar exacto. Yo le hablaba en su día de una especie de tomillo carnoso, único en el mundo, que se encontraba en el borde de la laguna de El Portil y que yo mismo fui a ver con Gregorio Jiménez Vidosa cuando era alcalde en 1988. Juanma me dice que ya no está, pero que lo ha encontrado en el paraje conocido como “la mata negra”.
También hace muchas labores sociales, como por ejemplo ir al hospital para atender a indigentes que no tienen a nadie que los visite ni que los atiendan. Recuerdo un chico extranjero que apareció un buen día por las calles de Punta Umbría y que dormía en la calle. No tenía ni para comer y un día fue ingresado en el hospital y allí estaba el bueno de Juan Manuel para asearlo, cortarle el pelo y darle el cariño que no tenía. Así es nuestro gran amigo Juanma.
Cuando le dije que iba a hacerle este artículo, me preguntó que por qué, que había gente más importante que él. Yo le que eso no era cierto, que cada uno tiene sus valores y se puede ser muy importante pero no ser buena persona y que él es importante por lo que hace y además es una gran persona llena de valores humanos.
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