José Rafael Cordero Martín 'Bartolino'
Gente de aquí y allá
Lepero de nacimiento y puntaumbrieño de corazón, Bartolino es ante todo corazón y entrega a su gente y familia

Huelva/Mi buen amigo de toda la vida Pepe de la Corte, servicial como él solo, me hablaba de su amigo Bartolino y me decía que le hiciera un reportaje porque es una persona sencilla de Punta Umbría, pero con mucho que contar. Y a mí ese tipo de personas me interesan mucho. Yo a él lo conozco de aquí del pueblo desde hace muchos años. Cuando nos vemos nos saludamos y alguna vez hemos hablado, pero la verdad es que no teníamos amistad.
Bartolino realmente es un apodo, pues su nombre es José Rafael Cordero Martín. Nació en el año 1953 en Lepe, aunque con solo 4 años su padre, que era patrón de pesca, se vino a trabajar a Punta Umbría y ya entonces traían ese apodo que había surgido de su abuelo quien, con un carro lleno de sardinas, se iba desde Lepe a San Bartolomé de la Torre para venderlas. En una ocasión se perdió por aquellos caminos y estuvo sin aparecer varios días. Y cuando por fin volvió a Lepe, empezaron a decirle “ya apareció el Bartolino”. Y desde entonces se le quedó ese sobrenombre con el que le llamaban todos y que luego pasó a su hijo y luego a su nieto.
Hoy en Punta Umbría a José Rafael todo el mundo lo conoce cariñosamente como Bartolino. Y digo cariñosamente porque él es una persona muy cariñosa y buena desde pequeño, que fue a aprender sus primeras letras en el recordado colegio de “La Cabrita”, con su maestro don Eustaquio, a quien Bartolino le sigue teniendo cariño y admiración a pesar de los años transcurridos.
Su vida, desde que tenía solo 9 años, ha sido solo trabajo y trabajo, ya que se fue a la mar a buscar las ricas chirlas con su padre, tarea que alternaba con la de albañil, con los hermanos Furtado, y también con su hermano; y también hizo de redero. Ganó dinero gracias a llevar trabajando toda la vida y por eso decidió hacer un alto y, cuando ya tenía 40 años, se fue por primera vez de viaje de vacaciones a Cuba. Le gustó tanto ese país, a pesar de la pobreza que arrastraba, se dedicó a ayudar a sus habitantes viajando muchas veces cargado de bolsas de medicinas para repartir entre los necesitados.
Viajó por toda la isla, que es increíblemente bonita. Yo la he visitado recientemente y tengo que volver porque, efectivamente, es toda ella un vergel. No obstante Bartolino ha ido muchas veces y conoce todas las poblaciones: Matanzas, la conocida como la Atenas de Cuba; Cárdenas, donde por primera vez se izó la bandera cubana; Violeta, que fue donde empezó la Revolución de Fidel Castro y que desde entonces pasó a llamarse Primero de Enero; Varadero, uno de los destinos turísticos más conocidos de la isla; Camagüey, Trinidad, Jovellanos y El Ciego de Ávila, donde conoció a su esposa Deysi Núñez. Ambos viven en Punta Umbría y tienen dos hijas muy guapas, además de otra que tenía su esposa anteriormente y que también es guapa y encantadora y a la que conozco desde hace tiempo. Pero además de Cuba ha visitado también otros países sudamericanos como Colombia, Nicaragua y Honduras. Incluso el huracán Mitch, que fue uno de los ciclones tropicales más terribles le cogió allí en el año 1998. Afortunadamente no le afectó, pero dejó casi 20.000 muertes.
Desde niño siempre fue un magnífico mariscador. Cogía langostinos con trasmallo, longuerones, cañaíllas, cangrejos o bocas de barriletes. Hoy en día sigue pasando a la otra banda en su patera de poliéster a remos y, como es muy buen cocinero, luego hace de comer para sus amigos, a los que deleita con algunas recetas propias como el rape al pan frito, las acedías al ajillo o, la más conocida, la raya en pimentón. Sus amigos quedan maravillados.
Bartolino es un gran aficionado al flamenco. Le gusta oírlo y también cantarlo y por eso se ha subido a los escenarios de varias peñas flamencas como la de Punta Umbría, la de Palos de la Frontera, la femenina de Huelva o la de San Juan del Puerto. Es un gran admirador de los cantaores clásicos como Vallejo o Marchena. Pero por encima de todo él es una persona muy servicial y se le pida lo que se le pida se vuelca con sus amigos y conocidos, por lo que goza de la simpatía de todos. Es también un gran aficionado al cine, conoce muchísimas películas y los nombres de sus actores, directores y productores, los cuales me recita con gran memoria. Por eso le he dicho que le tengo que presentar a mi buen amigo el doctor Pepe Hierro, gran persona y gran conocedor del mundo del cine que ha pertenecido a muchos jurados de festivales internacionales.
También pasó algunos momentos delicados en su vida como cuando se sometió a una operación de Dupuytren en las manos, lo cual le hizo sufrir ya que se le quedaban los dedos en resorte y no podía trabajar, que era lo que más le gustaba. También le tuvieron que extirpar un riñón. Pero todo eso pasó y Bartolino sigue desarrollando sus ocurrencias leperas de buen humor y contando chistes que a todos nos hacen reír. Junto a él no hay penas, solo alegrías.
Querido amigo Pepe, gracias por haberme acercado a esta magnífica e incomparable persona.
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