Gentes de aquí y de allá

José Delgado Romero 'Chela'

  • Natural de la localidad de Berrocal, en plena Cuenca Minera, ejerció durante un tiempo como secretario general del sindicado CCOO en la provincia de Huelva

José Delgado Romero 'Chela'

José Delgado Romero 'Chela'

Joselín le decían de pequeño y para acortarlo, la mayoría empezó a llamarle Chelín. Se fue haciendo mayor y como a sus amigos les parecía un apodo muy infantil, decidieron llamarle Chela, que es como se le ha seguido llamando toda la vida. Ahora, después de una dilatada trayectoria profesional, se ha jubilado y todos los que lo conocemos le seguimos llamando cariñosamente Chela. Y digo cariñosamente porque él siempre fue una buena persona que gozó y sigue gozando del cariño y aprecio de todos, y muy especialmente de su pueblo, Berrocal.

Esta localidad está enclavada en la Cuenca Minera y cuenta con unos tradicionales festejos en honor de la Cruz de Arriba y la Cruz de Abajo, con un especial homenaje a las bestias. Esta fiesta se celebra el primer fin de semana de mayo desde el siglo XV. Existe un respetuoso pique entre las dos hermandades y quien no la conozca no debe perdérsela porque es realmente apoteósica.

En este entrañable pueblo nace Chela el 14 de enero de 1955, hijo de Raimundo Delgado, trabajador de la Compañía Ferroviaria Minera de Minas de Riotinto que tenía su centro de trabajo en la modesta Estación de Jaramar, de la que decía el sociólogo Miguel Mojarro que era ese sitio en el que la historia y la vida compartían soledad y belleza; y su madre, Cristina Romero, que se dedicaba a las labores propias de su casa. Empieza a aprender sus primeras letras en su pueblo para más tarde irse interno a Huelva a estudiar el bachiller al Colegio Menor Santa María de La Rábida, y más tarde en el Instituto de Enseñanza Media “La Rábida”, que tan buena plantilla de profesores ha tenido siempre.

Después decide hacerse maestro y estudia la carrera de Magisterio en la Escuela de Huelva para, una vez aprobadas las oposiciones, empezar a dar clases en varios colegios de la provincia como Nerva, Corrales o Palos de la Frontera, donde se jubila en 2015. Lo que recuerda con más cariño de aquella época es cuando los niños pequeñitos lo cogían de la mano. Dice que es un recuerdo de ternura inolvidable. Chela siempre fue y sigue siendo una persona muy entrañable.

Se casó con María Victoria Carrión Bayo. Con ella tuvo dos hijos, Ernesto y Víctor, con los que se siente muy feliz. Lástima que su esposa enfermase joven. Él la cuidó siempre con esmero, cariño y total dedicación hasta que la maldita enfermedad terminó por llevársela.

Él se dedicó a la vida sindical con el único afán de servir y ayudar a sus compañeros y fue elegido secretario general de Comisiones Obreras. Posteriormente fue reelegido por su buen hacer y por sus buenas maneras, ya que en ningún momento perdió la compostura ni dijo una palabra más alta que otra. Su buena educación siempre imperó y cuando terminó su misión dejó un recuerdo imborrable entre todos los sindicalistas, tanto de su propio sindicato como de los demás.

Algunos años después conoció a Marisa, y sin dejar pasar mucho tiempo, decidieron casarse. Ambos fueron desde el principio muy felices y lo siguen siendo pese a los avatares de la vida. Durante una docena de años fue el secretario general del sindicato, con sus oficinas en la Gran Vía de Huelva, donde ha tenido su despacho y donde ha trabajado incansablemente debido a los muchos conflictos existentes en la provincia de Huelva, especialmente en el gremio de la minería.

Ya una vez jubilado se dedica especialmente a su entretenimiento favorito, que es la música y, más concretamente, tocar la guitarra. Para ello goza en la actualidad de las enseñanzas de un magnífico profesor como es el gran José Moreno, con quien Chela lo pasa en grande.

Actualmente Chela se encuentra afectado por una enfermedad conocida como “deterioro cognitivo”, y para que no siga avanzando, o al menos para que sea más lento, asiste a un centro que hace una labor magnífica con personas que necesitan ayuda como usuarios de AFA (Asociación de Familiares de Alzheimer y otras demencias). Se trata de una asociación que, aunque Rocío Muñoz insiste en que la forma un gran equipo, lo cual es verdad, ella es la presidenta y en su sede da gusto estar, como dice Chela. Yo estuve una tarde allí viéndolo y me quedé maravillado porque me parecieron unas instalaciones ejemplares y todos los trabajadores del centro y todo lo que se diga de Rocío, se quedaría corto porque demuestran su buen hacer y un cariño enorme en todo momento.

En definitiva, que Chela, quien desde pequeñito fue siempre un niño feliz, también lo fue de mayor y ahora a su edad lo sigue siendo, y los que lo queremos también somos muy felices al verlo tan bien y por tener a su lado a Marisa, una mujer que lo quiere con locura, que es su esposa, amiga, enfermera, consejera, y además es mi hermana.

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