iniciativa | la comercialización del vegetal la realiza un grupo de emprendedores

Innovación agrícola con la moringa

  • Agricultores del Condado apuestan por el cultivo de esta planta versátil que reduce costes en su plantación

  • La siembra de esta especie se lleva a cabo durante los meses de abril y mayo

El terreno de la zona condal se adapta a la perfección al cultivo de la moringa. A esa conclusión ha llegado Fernando Lorenzo, ingeniero agrónomo afincado en La Palma, que lleva varios años experimentando junto con otros agricultores locales y de pueblos cercanos sobre el cultivo de esta peculiar planta. Asimismo, la comercialización del vegetal también se está llevando a cabo por el grupo de emprendedores.

De la moringa todo es peculiar, desde su ciclo vital hasta sus propiedades nutritivas. Es considerada como un superalimento, por la cantidad de nutrientes esenciales y saludables que aporta y, según los estudios, está demostrada la mejora en el estado de salud general de las personas que la consumen regularmente. Los agricultores de la zona del Condado animados por Lorenzo saben de estas propiedades y además de encargarse de su cultivo la consumen con regularidad. Para ellos los resultados son sorprendentes y hablan por sí solos.

La provincia onubense es una de las zonas con mejor climatología para su producción

En cuanto al cultivo de la moringa, Lorenzo explica que al ser originaria de zonas muy cálidas necesita un clima de temperaturas elevadas, sobre todo que las mínimas no sean muy bajas. Lorenzo explica que en terrenos cercanos a La Palma cuenta con dos fincas, una en una zona más baja, que es un clima más frío, y otra en un lugar más alto, lo cual supone que haya una temperatura más cálida. El ingeniero ha estado estudiando la adaptación en cada terreno, lo cual ha permitido obtener unas conclusiones claras y sencillas sobre cómo proceder en el Condado a cultivar la moringa. De esta forma, en la zona más fría la planta llega a helarse, y al helarse Lorenzo creyó que "la planta se perdía, pero no se pierde, sino que vuelve a brotar todos los años de la raíz, que se conserva viva", puntualiza el ingeniero.

Así, Lorenzo cuenta que tiene plantas de cuatro años que cada temporada vuelven a crecer, debido a que la raíz está intacta. El técnico pone de ejemplo un vegetal que siempre se ha recogido en los terrenos de la zona y que crece de forma salvaje, el espárrago. Lorenzo comenta que la esparraguera está seca en invierno y, sin intervención del hombre, en la siguiente temporada vuelve a haber espárragos, porque la raíz -que es carnosa- está viva. Esta cualidad convierte a la moringa en una planta versátil, que reduce costes en cuanto a su plantación.

En la finca que está más elevada el tronco del árbol no se hiela, por lo que solamente hay que podarlo. En los casos en los que la planta se hiela, todos los años nace un nuevo árbol, que llega a alcanzar los tres o cuatro metros de altura. Si no se hiela ni se poda, este árbol puede llegar a medir de doce a quince metros.

Lorenzo explica que en las zonas tropicales la moringa mantiene las hojas todo el año, mientras que en el clima del sur de la península ibérica, cuando llega el frío se queda sin hojas, las cuales vuelven a nacer la próxima temporada. Esto ocurre con muchos vegetales que se adaptan al clima concreto donde nacen, como ocurre con el algodón o la vid, que dependiendo de su localización van a secarse o no con la temporada fría.

Este reposo invernal es un factor que está en estudio por parte de Lorenzo, ya que puede beneficiar las propiedades nutritivas de la moringa, aunque todavía no cuentan con datos concretos para sacar conclusiones. De todas formas, Lorenzo -que ya está jubilado- como consumidor de la planta, señala que su estado de salud ha mejorado notablemente desde que consume la moringa, por lo que no tiene duda de que la concentración de nutrientes del vegetal sigue siendo muy significativa.

La filosofía de Lorenzo y de los demás compañeros embarcados en esta aventura es muy clara, y es que hay que probar el producto y si las conclusiones son tan positivas, lo que hay que hacer es darlo a conocer, para el mayor beneficio de las personas. En la producción y comercialización hay agricultores de Paterna, Bollullos, La Palma y Trigueros, entre otros, todos ellos convencidos de las bondades de la moringa tanto por el consumo final como por las facilidades para cultivarla.

Lorenzo explica cómo se debe elegir el terreno donde cultivar la moringa. En primer lugar hay que tener en cuenta una serie de especificaciones técnicas que serán muy útiles. Por ejemplo, el aire frío pesa más que el caliente por lo que "hay que huir de los valles", según informa el ingeniero, que es donde se producen heladas. Una diferencia de altitud de 50 a 60 metros puede ser determinante para que llegue a helar o no, ya que puede haber una diferencia de dos a tres grados centígrados. Igualmente, la orientación hacia el sur también va a favorecer el cultivo así como que el terreno se encuentra sobre una ladera que pueda proteger los vegetales de los vientos del norte. Estas diferencias van a determinar según este profesional, que "el cultivo sea más o menos rentable".

Por otra parte, la siembra se lleva a cabo en los meses de abril o mayo, cuando comienza la época más cálida en la comarca. Lorenzo comenta que "es raro que en abril no haya una semana más cálida, que es la que hay que aprovechar para sembrar". Si no, hay que esperar a primeros de mayo, cuando las temperaturas nocturnas, sobre todo, son más elevadas, ya que "la planta para germinar se guía por la temperatura mínima, no por la máxima". Igualmente, Lorenzo señala la opción de utilizar un semillero para que la planta germine, y se lleve en invernadero durante un mes, donde llega a crecer varios centímetros, y de ahí se trasplante a la tierra. Esto supone que la planta que "se siembra en el semillero lleva un mes de adelanto", según comenta Lorenzo, por lo que "puede dar más cantidad de cosecha", puntualiza. Tras la siembra, a los 60 o 70 días se recoge la primera producción de hojas y, después de esta primera vez, cada 40 días vuelve a recogerse otra cosecha de hojas, por lo que se trata de un cultivo muy productivo. Lorenzo informa que lo normal en esta zona del Condado es que haya tres o cuatro cosechas de hojas al año. Para ello, estos agricultores no dejan que el árbol florezca, sino que van cortando antes de la floración para que vuelvan a salir muchas hojas, ya que la planta no se ve obligada, de esta forma, a repartir sus nutrientes con las flores, lo que supone que vuelven a brotar una gran cantidad de hojas cada vez.

Para este grupo de emprendedores la andadura con la moringa casi acaba de comenzar, y teniendo en cuenta que se puede aprovechar y consumir todas las partes del vegetal confían en llegar muy lejos. Los agricultores han formado una empresa para comercializar la moringa y manifiestan que están abiertos a todo el mundo que quiera invertir y dedicarse al cultivo y comercialización de la planta. Además, Lorenzo explica que se han hecho estudios por la Universidad Complutense de Madrid, en la que las conclusiones remiten a que la mejor zona climatológica de la península para la producción de moringa se concentra en la parte sur de la provincia de Huelva, parte de la de Sevilla, y del norte de la de Cádiz, además de la zona tropical de Málaga y Granada y de Murcia.

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