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Huelva, lugar de formación de temporeras marroquíes que van a emprender negocios en su país

Tres de las cuatro temporeras beneficiarias del proyecto -la cuarta ya está en Marruecos-

Tres de las cuatro temporeras beneficiarias del proyecto -la cuarta ya está en Marruecos- / Jordi Landero (Lepe)

Una panadería-repostería, una fábrica para la elaboración artesanal de alfombras y dos para hacer productos cosméticos derivados de la obtención tradicional de aceite de argán. Cuatro proyectos empresariales que han pasado de ser un sueño a una realidad para sus protagonistas: cuatro mujeres temporeras marroquíes que llevan cinco años viajando a Huelva para trabajar en la campaña de recolección de frutos rojos, y que han sabido aprovechar la oportunidad que, para progresar personalmente, les brindaron en 2020 AgroMartín, la empresa de Lepe donde trabajan, el Servicio de Cooperación Internacional de la Diputación de Huelva y la Fundación Cepaim.

Las cuatro emprendedoras son las beneficiarias del denominado 'Proyecto piloto de apoyo al autoemprendimiento de mujeres marroquíes contratadas en origen', para cuya puesta en marcha firmaron en diciembre de 2019 un convenio marco de colaboración AgroMartín como promotora de la iniciativa; la Diputación de Huelva como entidad encargada de su financiación; y la Fundación Cepaim como organización social responsable de su formación y tutorización en Huelva.

El principal objetivo es facilitar el emprendimiento de estas mujeres, partiendo de una idea de negocio viable que pudiese ser puesta en marcha en Marruecos, aprovechando los meses que pasan en Huelva para formarse en materia empresarial y de mercados ya que los conocimientos básicos en el tratamiento de las materias primas y la elaboración de los distintos productos finales ya los tienen adquiridos.

Una de las reuniones de todas las partes implicadas en la iniciativa Una de las reuniones de todas las partes implicadas en la iniciativa

Una de las reuniones de todas las partes implicadas en la iniciativa / Jordi Landero (Lepe)

Para Isabel Martín, responsable del área de Administración de AgroMartín, la empresa "siempre ha tenido inquietud por ayudar a sus trabajadores a progresar". De hecho, con anterioridad a este proyecto ya se llevó a cabo un curso de codesarrollo, "pero esta vez queríamos dar un paso más y que ellas pudieran generar también riqueza, empleo y bienestar en su familias y lugares de origen".

Según Francisco Jesús Paniagua, representante de CEPAIM en la comisión técnica de seguimiento del proyecto -junto con Isabel Martín (AgroMartín) y Julia Barahona (Diputación)-, la iniciativa tiene tres fases. La primera estuvo centrada en la selección de un grupo de unas 20 mujeres "motivadas y con inquietudes empresariales" a través de un proceso de formación básica a cargo de técnicos especializados de Cepaim.

Cuatro pasaron a una segunda fase, donde se impartió formación mucho más específica. La tercera y última fase es la que está a punto de iniciarse en Marruecos, y pasa por la tutorización del inicio de la actividad empresarial de las cuatro mujeres que completarán el proyecto, que tendrán para ello hasta el próximo 30 de noviembre.

Formación de las temporeras Formación de las temporeras

Formación de las temporeras / Jordi Landero (Lepe)

En las dos primeras fases las mujeres recibieron nociones de emprendimiento y planes de empresa. La formación comenzó en 2020, pero se vio afectada por el confinamiento y tuvo que retomarse al año siguiente. "La pandemia ralentizó un poco el proyecto, pero no se ha parado y el profesor siguió en contacto con ellas de forma telemática", explica Isabel Martín.

Un total de 21 mujeres recibieron la formación básica inicial, de las que continuaron 18, aunque sólo siete la completaron, siendo finalmente cuatro los proyectos empresariales más viables, y por tanto seleccionados para completar la iniciativa.

La representante de AgroMartín subraya que las mujeres "partieron de cero" en cultura emprendedora "y lo que se ha intentado es ayudarlas con formación en economía, en cómo mantener un negocio o en marketing".

Una de las sesiones formativas en los inicios del proyecto Una de las sesiones formativas en los inicios del proyecto

Una de las sesiones formativas en los inicios del proyecto / Jordi Landero (Lepe)

Abdellah Dulfi, encargado de la formación de las mujeres, subraya por su parte que éstas contaban con experiencia previa en trabajos artesanales "pero con muy escasos conocimientos sobre el mercado".

El problema, prosigue, es que viven en pequeñas aldeas y no tienen medios para desplazarse. Ellas producen pero no venden sus productos directamente al consumidor. "Hay un comercial que se acerca a sus aldeas y lo compra al precio que él quiere, siendo por tanto quien obtiene la mayor ganancia".

De esta forma lo primero que hizo Abdellah Dulfi fue "darles confianza en ellas mismas y enseñarlas a valorar lo que producen, para posteriormente facilitarles las herramientas necesarias para el desarrollo de su iniciativa empresarial, tanto las tradicionales como en materia de nuevas tecnologías, Internet y redes sociales. En definitiva, las distintas posibilidades para poder vender directamente y sin intermediarios".

A ello añade que las mujeres participantes ya elaboran los productos que proponen en sus proyectos empresariales. "La mayoría hacen argán, amlou, alfombras o dulces. Productos artesanales de Marruecos que se demandan en dicho país, pero el problema es cómo comercializarlos, y más cuando viven en pueblos pequeños".

Representantes de todas las partes implicadas en la iniciativa Representantes de todas las partes implicadas en la iniciativa

Representantes de todas las partes implicadas en la iniciativa / Jordi Landero (Lepe)

Una de las mujeres ya se encuentra en Marruecos, y las otras tres están a punto de marcharse. El proyecto concluye el 30 de noviembre próximo, fecha en la que se espera que éstas tengan ya constituidas y puestas en marcha sus iniciativas empresariales bajo la figura de cuatro cooperativas.

Fatima Belhich: "Sueño con dirigir una cooperativa en la que puedan trabajar las mujeres con menos recursos de mi aldea"

Fatima Belhich (38 años) está casada y tiene dos hijos. Es de Tata, una aldea al sur de Quarzazate, y su proyecto empresarial se centra en la elaboración de cosméticos a base de aceite de argán.

Lleva cinco años viniendo a recolectar frutos rojos a Huelva, siempre en Agromartin, y decidió participar en el proyecto porque tiene "la ilusión" de llegar a ser empresaria "para poder tener autonomía e ingresos" gracias a sus conocimientos en la elaboración de productos cosméticos y aceites corporales a base del fruto del argán.

El sueño de Fatima Belhich es constituir una cooperativa centrada en la obtención de aceite de argán El sueño de Fatima Belhich es constituir una cooperativa centrada en la obtención de aceite de argán

El sueño de Fatima Belhich es constituir una cooperativa centrada en la obtención de aceite de argán / Jordi Landero (Lepe)

En declaraciones a Huelva Información ha afirmado que ya contaba con conocimientos previos en la obtención de aceite de argán, a lo que siempre se ha dedicado, aunque hasta ahora lo ha venido haciendo de forma casera y sin embalar para venderlo a granel, por litros y sin marca propia. "Hasta ahora lo he venido envasando en botellas de refrescos, de leche…, y sin presentación alguna", afirma.

Reconoce que la zona donde vive es "muy pobre" y con escasos recursos, pero "muy conocida por la elaboración de aceites derivados del fruto del argán". "Mucha gente se dedica en la comarca a ello –prosigue-pero de forma casera y sin ninguna estructura empresarial". La suya, pues, sería la primera en hacerlo bajo el paraguas de una estructura empresarial moderna.

El fruto del argán se recolecta en árboles que crecen de forma silvestre. No existen cultivos en este sentido. Tras molerlo se obtiene poco aceite, siendo este proceso largo y tedioso. De cada 250 kilos de fruto se obtienen unos cinco litros de aceite puro de argán, del que ya se obtienen otros derivados, sobre todo cosméticos. Por un litro pueden pagarle entre 20 y 40 euros, según el año. En su futura cooperativa, Fatima Belhich quiere obtener derivados y envasarlos, lo cual daría un valor añadido que lo haría mucho más rentable.

En su aldea viven unas cien mujeres, explica, con las que pretende contar para su cooperativa, ya que "tienen muchas ganas de trabajar". Ninguna quiere hacerse rica, añade. Solo quieren "tener los suficientes ingresos para vivir mejor, criar a sus hijos y ofrecerles un mejor futuro a través del estudio".

Sabe que es "difícil, aunque no imposible". Que se trata de "un sueño" que, "trabajando mucho, puede hacer realidad", y confía mucho en sus posibilidades para ello. Su mayor deseo, concluye, es "tener una empresa de verdad en la que poder dar trabajo a las mujeres de su aldea con menos recursos.

Jamila Bemkhalek: "Deseo no tener que venir a España a trabajar, y sí para ver a mis hijos, a los que espero poder mandar a estudiar aquí"

Jamila Bemkhalek (36 años) está casada y tiene dos hijos. Es de Khmis Ait Amira, una pequeño pueblo situado 30 kilómetros al sur de Agadir donde el único recurso es la agricultura. Su iniciativa empresarial pasa por crear una gran panadería-repostería. Una actividad en la que cuenta con experiencia tras haber trabajado en dicho sector en Marruecos.

Jamila Bemkhalek pretende poner en marcha en Marruecos una panadería-pastelería Jamila Bemkhalek pretende poner en marcha en Marruecos una panadería-pastelería

Jamila Bemkhalek pretende poner en marcha en Marruecos una panadería-pastelería / Jordi Landero (Lepe)

Como Fátima, Jamila lleva cinco años viniendo a España a recolectar frutos rojos, siempre a Agromartín, y no dudó sumarse a este proyecto nada más enterarse de su puesta en marcha por considerarlo "ideal" para hacer realidad su "sueño".

Su principal deseo pasa por dar trabajo a toda su familia, tener un coche, y progresar para no tener que venir más a España a trabajar, y si a ver a sus hijos, a los que espera poder mandar a estudiar a nuestro país.

Jemaa El Majdoubi: "mi sueño es llegar lo más lejos posible, pero poco a poco y con los pies en el suelo"

Finalmente Jemaa El Majdoubi (35 años), que como las dos anteriores está a punto de viajar a Marruecos para iniciar su aventura empresarial sobre el terreno, esté separada y tiene una hija. Vive en la aldea de Douar Katbiyen (Tiflet), 40 kilómetros al norte de Rabat, una zona muy conocida por la producción de alfombras, sector en el que tiene previsto asentar su iniciativa.

El Majdoubi lleva también cinco años viniendo a la campaña agrícola onubense a trabajar como recolectora, pero también tiene el sueño de progresar, retomando para ello una actividad a la que tradicionalmente se ha dedicado toda su familia: el diseño y fabricación de alfombras.

Jemaa El Majdoubi va a dar forma empresarial a la elaboración tradicional de alfombras Jemaa El Majdoubi va a dar forma empresarial a la elaboración tradicional de alfombras

Jemaa El Majdoubi va a dar forma empresarial a la elaboración tradicional de alfombras / Jordi Landero (Lepe)

Pero lo quiere hacer manteniendo la tradición y la forma artesanal basada en el telar, con el objeto de distinguirse del resto de empresas del sector de la zona, las cuales prácticamente todas han industrializado sus procesos de fabricación.

De ahí su decisión de formar parte de esta iniciativa, lo cual no dudó nada más enterarse, sobre todo ya que, aunque su experiencia en la elaboración artesanal de alfombras es muy amplia dado que se inició en dicha labor a los ocho años por tradición familiar, es plenamente consciente de su carencia en formación en materia empresarial y de comercialización.

Afirma que la suya sería la primera iniciativa empresarial en la comarca donde se combinarían la artesanía y la industria en el proceso de fabricación, y su principal sueño es "llegar lo más lejos posible con una empresa de verdad", de la que pueda formar parte su familia y aquellas mujeres de su entorno más cercano que deseen formar parte de la cooperativa que tiene en mente.

Jemaa El Majdoubi no se pone límites, aunque reconoce las dificultades de su aventura, en la que asegura que quiere llegar "lo más lejos posible", pero "poco a poco, con los pies en el suelo, y ya el tiempo dirá".

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