Huelva centra un estudio sobre la actividad pesquera y su patrimonio
Un grupo de investigadores onubenses repasan la historia de las almadrabas y la industria conservera
La actividad pesquera de nuestro litoral ha girado históricamente en torno a comunidades que han mantenido fuertes vínculos entre ellas, ha fraguado una específica cultura del trabajo, unas costumbres y una forma de vida propias, que han sido transmitidas de generación en generación, estableciéndose desde sus orígenes una clara diferenciación con respecto a otras actividades humanas y económicas. El trabajo en la mar ha sido siempre duro, difícil y complejo. Ha necesitado de una dedicación y una especialización tan completas que sus trabajadores han tenido que consolidarse en el marco de grupos socioeconómicos específicos, lo que ha supuesto que, a través de la historia, el mundo de la mar haya sido sistemáticamente y prácticamente olvidado, lo que ha generado una falta de entendimiento, comprensión y reconocimiento de su enorme riqueza y diversidad cultural.
La pesca artesanal, ligada a los pueblos de la costa peninsular desde tiempos remotos, constituye una constante en continua evolución y adaptación que se ha ido consolidando fruto de su devenir, presentando características similares a otros países y zonas, tanto atlánticas como mediterráneas.
Se trata de conocimientos, intereses, infraestructuras, usos y costumbres singulares, que han sido acuñados desde el pasado por los pueblos dedicados a la pesca como consecuencia de los modos de vida interrelacionados entre ellos.
Para estudiar todas estas cuestiones, un grupo de investigadores onubenses encabezados por la licenciada en Historia por la Universidad de Huelva Teresa Rubio Lara, y del que también forman parte la antropóloga Pilar Zafra Costán y el arqueólogo David Villalón Torres, se ha embarcado en una aventura destinada a estudiar, analizar y poner en valor la relevancia del patrimonio material e inmaterial derivados de la actividad pesquera dentro del marco del proyecto 'Gentes del mar: un acercamiento a la realidad cultural pesquera del litoral peninsular a través de la fotografía'. Una iniciativa financiada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su línea de ayudas destinada a la puesta en valor, promoción, difusión y protección de bienes declarados patrimonio cultural.
Para ello están siendo objeto de estudio un conjunto de lugares o entidades patrimoniales declaradas y repartidas por todo el litoral peninsular, que han sido seleccionados por constituir excelentes ejemplos del patrimonio derivado de la actividad pesquera tanto de nuestro país como del vecino Portugal. Entre ellos han sido incluidos varios puntos de la provincia de Huelva como es el caso de la almadraba de Nueva Umbría, en la Flecha de El Rompido (en la tipología de almadrabas); y las fábricas de conservas de pescado Serafín Romeu y Pérez y Fey, en Isla Cristina y Ayamonte (en la tipología de industrias conserveras).
También están siendo objeto de estudio, en la tipología de Almadrabas, el Arraial Ferreira Neto en Tavira (Portugal), la Chanca en Conil de la Frontera (Cádiz) y la Azohía en Cartagena (Murcia). En cuanto a Factorías de Salazón el proyecto incluye el yacimiento romano de Baelo Claudia en Tarifa (Cádiz), la factoría romana de salazones de Mazarrón (Murcia) y el yacimiento de Pescadoria en Bueu (Pontevedra). Además de las ya mencionadas en Isla Cristina y Ayamonte, en la tipología de Industrias Conserveras están siendo objeto de estudio por esta licenciada en Historia por la Universidad de Huelva la fábrica de conservas y factoría ballenera Massó en Cangas-Bueu y la fábrica de conservas Godoy en A Illa de Arousa (ambas en Pontevedra). Finalmente, dentro de la tipología de Carpintería de Ribera, el estudio incluye la actividad de la carpintería de ribera de los astilleros Nereo en Málaga y los astilleros de ribera de Banda do Río, en Bueu (Pontevedra).
En todos estos lugares, el proyecto está permitiendo poner en valor algunas de las formas de aprovechamiento que, a lo largo de la historia, han ido ingeniando y desarrollando quienes en ellos han habitado, para obtener el máximo beneficio de los recursos marinos a través de la pesca.
De esta forma el proyecto se basa no sólo en la presencia de aquellos testimonios, materiales e inmateriales, con una proyección histórica y cultural importantísima, sino también en la huella que han dejado en el territorio y en el paisaje, incluso en algunos casos reconocida y protegida por la legislación vigente como es el caso de la pesca con almadraba (que ha dejado vestigios en forma de reales de almadraba como es el caso de Nueva Umbría), o de la industria salazonera y/o conservera (como sucede con los vestigios de las viejas factorías de las que aún se conserva cierta arqueología industrial tanto en Isla Cristina como en Ayamonte).
Y es que según la responsable del proyecto, se trata de vestigios que "evidencian la necesidad de valorar las múltiples dimensiones del patrimonio pesquero desde una perspectiva global", a lo que añade que "no en vano la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, organizada por la Unesco en París en 2003, establece que el patrimonio inmaterial lo constituyen los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes, y que las comunidades, los grupos y, en algunos casos los individuos, reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural". "Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación -prosigue Rubio Lara- es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana".
El principal objetivo de este estudio se centra en "intentar contribuir a la dinamización y puesta en valor del patrimonio marítimo y pesquero mediante el análisis de un conjunto de bienes culturales, en su doble dimensión material e inmaterial, en tanto testimonios de la relevancia de la actividad pesquera en nuestro litoral que, a lo largo de la historia, ha determinado una específica, y poco conocida, realidad social, económica y cultural en los diferentes ámbitos territoriales objeto del estudio".
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