Hinojales está de jornadas

En defensa del patrimonio cultural

Muchas de las incógnitas históricas de la villa se resolverán en las Jornadas de abril l Sin olvidar la secular tradición de la Tórtola, Patrona del pueblo, y fiesta original donde las haya.

Aestas alturas de la vida todavía existen muchas cosas que no sabemos de Hinojales, entre otras ¿dónde está su privilegio de villa?, ¿qué Rey lo expidió?, ¿de dónde vinieron sus repobladores? o ¿de cuándo datan sus danzas? Muchas de estas cuestiones pueden ser resueltas con unas Jornadas de Patrimonio, como las que se van a celebrar a mediados del mes de abril en aquella hermosa localidad. Este evento siempre conlleva interesantes investigaciones que contribuyen de una manera importante a sacarnos de los interrogantes que, a veces, permanecen por la desidia y el abandono.

Cuando uno deja las Cumbres a su espalda y se proyecta sobre Hinojales el corazón se encoge y los ojos se ensanchan, quizá intentando aprehender la belleza huidiza que escapa. Ante nosotros, cargado de primaveras, se extiende entonces un imponente medio natural modelado por los plegamientos y retroalimentado, este año, por la abundancia de aguas de lluvias. Las encaladas casas conforman una estela de luz que resalta en medio de un impresionante tapiz vegetal, todo ello bajo el manto protector del parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

Entre sus empedradas calles se posicionan las casas que tienen todos aquellos elementos de la arquitectura serrana, donde destacan sus cubiertas de teja árabe, que altaneras le dan la cara a los fríos vientos del norte. A ello hay que sumar el buen manejo de los panzones, gentilicio de los naturales, que han sembrado aquellos árboles que mejor podían contribuir a su economía, como son los olivos o las encinas y alcornoques. Si, señores éste es otro de los reinos del cerdo ibérico que consume las bellotas que cada octubre vuelven al vuelo y al suelo de los árboles, emparvando los ruedos y llenando el campo de guoqui, esa voz tan características de los porqueros.

Si miras a Hinojales desde la Sierra del Rey te tienes que encontrar a la fuerza con la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación, verdadero emblema de la arquitectura religiosa, la cual se proyecta sobre el cielo desde el siglo XV, conservando en su interior una de las joyas patrimoniales de la serranía onubense, las pinturas al fresco renacentistas. Pero también salpicando el paisaje que engrandece los ojos verás la ermita de Nuestra Señora de la Tórtola, virgen y patrona que ha protegido siempre a los naturales, y donde se encuentra uno de los pocos elementos visigóticos que existen en la zona, una lápida paleocristiana del siglo VI. Su festividad en plena primavera es celebrada con la alegría de La Lanza, danza que bailan hombres y chiquillos, y con la suelta de vaquillas, para terminar todo en la Cruz situada junto al Ayuntamiento.

El rico patrimonio natural hace que Hinojales sea perfecto para practicar el senderismo, recorrer sus frondosas riberas, sentir la tranquilidad y la armonía de sus sierras y barrancos, compartir conversaciones con gentes sabias, y degustar esos platos hechos con el ingenio de un medio a veces duro, pero agradecido. Sus caminos y vías pecuarias son todo un entramado que invitan a la caminata y al esfuerzo constante.

Finalmente, os aseguro que después de asistir a las Jornadas de Patrimonio, cuando enfilemos el camino de vuelta de esta emocionante experiencia nos acompañará durante largo tiempo los sones de Paco el tamborilero, el colorido de los trajes de los danzantes, la amabilidad de las gentes o el verde de sus campos y riberas.

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