Galaroza recuerda al emblemático artista José Antonio Ortega

El polifacético creador cultivo pintura, escultura, música y literatura

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Galaroza recuerda al emblemático artista José Antonio Ortega
Galaroza recuerda al emblemático artista José Antonio Ortega / Emilio Rodríguez Beneyto
Antonio F. Tristancho

13 de agosto 2023 - 05:00

Hace quince años, el 31 de agosto de 2008, el pueblo de Galaroza le rindió justo homenaje a uno de sus artistas más polifacéticos. José Antonio Ortega había fallecido dejando un hondo pesar que sus vecinos quisieron expresar en un acto dentro de los ‘Días de la Amistad’. Ahora, la localidad recuerda su labor, al cumplirse quince años de aquel acto, en una publicación local en la que colabora el Ayuntamiento cachonero.

El Salón Cultural Las Aguas fue el escenario adecuado para albergar este cariñoso recuerdo, en el que participaron el Ayuntamiento de Galaroza, la Asociación Cultural Lieva, y amigos como Manolo Rosado, Ernesto Martín, Antonio Valle, José Fernández, Antonio Fernández o Pedro J. Vázquez, además de cientos de cachoneros que llenaban el recinto.

Se desgranó la trayectoria de José Antonio, quien fue un ameno conversador, un ocurrente tertuliano que amenizaba con su ingenio lo mismo una copa de vino en un mostrador que la compra de una docena de alcayatas en su tienda. Amante de su tierra, aunque plenamente abierto a descubrir nuevos lugares, nuevas gentes, como intentaba hacer con su arte. Capaz de describir su pueblo, Galaroza, aunque estuviera lejos de él, con una precisión que asustaba. Propio de un gran observador y de una persona consecuente con sus aficiones y su personalidad.

Era un alma inquieta, dinámica, lo cual se puede comprobar en que fue uno de los precursores del teatro en Galaroza, e intervino en varias representaciones como actor, haciendo de guardia municipal, como participante en debates, como autor de carteles, etc. Claro que eso era cuando quería, cuando estaba inspirado, como artista grande que era. Fue, fundamentalmente, creador. Creador polifacético en multitud de formas diversas. Cultivó la literatura, la música, la pintura, la escultura y cien variedades artísticas más.

De todas formas, una de las artes que exploró de forma más original fue el arte de vivir. Con una extraña y particular manera de ser, José Antonio fue algo bohemio, igual que su tío, el genial Jesús Arcensio Gómez, una de las plumas más destacadas de toda la literatura onubense contemporánea.

Las letras

Precisamente, el estilo de Ortega tiene algunos paralelismos con el de Jesús Arcensio, porque de casta le venía al galgo. Compartió con su tío muchos momentos, que seguro aprovechó para llenarse de grandeza literaria y de experiencias vitales. Le conoció bien e incluso sumó datos desconocidos a las biografías que sobre Jesús Arcensio se han realizado. Su última aportación a la memoria de Arcensio fue desvelar la existencia de un último poema de su tío, encontrado envuelto en un plástico en el interior del bolsillo de su chaqueta tras su suicidio.

Pero su faceta literaria no se queda al abrigo de la de Arcensio, sino que se extendió libre e independiente. Fue una de las almas de la Velada de los Poetas de Linares de la Sierra y suyo fue el hermoso poema que inmortaliza para siempre al alcornoque que reina en la plaza torera semicircular del bello pueblo serrano.

Esta faceta literaria le llevó a la crítica política satírica, como demostró en varias ocasiones, como aquel anónimo ‘Romance del Buen Alcalde’, o, sobre todo, sus creaciones carnavaleras, como pilar fundamental del grupo ‘Peña del Pestorejo’.

Exposición de dibujos taurinos de José Antonio Ortega
Exposición de dibujos taurinos de José Antonio Ortega / Emilio Rodríguez Beneyto

Música

Le gustaban todas las artes y multitud de facetas relacionadas con ellas. Por ejemplo, empezó a interesarse por la flauta y el tamboril, momento en el que empezó a cultivar la amistad de Marcelino ‘el Tamborilero’, el gran músico cachonero oriundo de Navahermosa.

Su labor en pro de la recuperación del carnaval cachonero nunca serán recompensados. Fue autor de letras que quedan ya en la memoria colectiva de nuestra cultura festiva. Como ejemplo, podemos citar ‘La Pareja’, ‘Liete la Portuguesa’, ‘Los Culones’, ‘El Lumi’, el pasodoble del maestro dedicado a D. Francisco Pena y docenas de cuplés y pasodobles.

Escultor y pintor

Las esculturas de la Fuente de Los Jarritos de Galaroza fueron obra de José Antonio Ortega, una parcela que también mostró en la estatua del Colmenero que decora una plaza en Valdelarco. Todas realizadas en un estilo muy personal que le aportó fama comarcal.

Fiel a una de sus facetas vitales más recordadas, realizó numerosos dibujos satíricos que hoy se atesoran en las casas y locales públicos de aquellos que tuvieron el honor de caer entre sus lápices. Según su amigo Rosado, destacó también como decorador de interiores, una nueva profesión de entre las que cultivó. En diversos estilos, pero siempre con el dibujo y la sátira como elemento aglutinador, el artista realzó las paredes de establecimientos como los del Bar del Holandés, en la calle Iglesia en torno al año 1970. También ayudó a la reapertura del casino del Paseo, cuando Daniel Blanco regresó de Mallorca y lo reabrió en 1974.

Otra serie de gran calidad fue los dibujos que realizó de distintos lugares del pueblo. Finalmente, también se puede mencionar su faceta de ilustrador, ya que en 1985, en el libro ‘Aspectos Históricos de Galaroza’, otro gran cachonero, Emilio Rodríguez Beneyto, consiguió incluir algunos dibujos de Ortega.

Fue incluso cronista oficioso de Galaroza, aunque de un modo muy particular, muy ‘joseantoniano’. Resulta que cada cierto tiempo se colgaba en casa de José ‘El Gordo’ una pizarra de propaganda de la Coca Cola, con un título muy especial: ‘La Chispa’. Con un dibujo realizado a tiza y comentarios propios, Ortega relataba los sucedidos más destacados de cada semana. Los que lo recuerdan aseguran el interés de todos por descubrir la ocurrencia con la que les sorprendía semanalmente.

Otras facetas pictóricas trabajadas por José Antonio fue la plumilla, como demostró en aquella exposición que colgó en 1998. En el catálogo que acompañaba a la muestra, un amigo suyo hacía una especie de semblanza personal y pictórica del pintor. Este personaje era nada menos que Michael Cummings, Catedrático de Arte e Historia de la Universidad de Stanford, en California, y definía los trabajos del cachonero como “Paisajes-Sentimiento” por la contemplación del cuadro y la evocación de un sentimiento profundo y también por la plasmación de un sentimiento que se traduce inmediatamente en el paisaje recordado.

Esta muestra, titulada ‘La Plumilla en el Ruedo’, da pie a adentrarse en otra de las pasiones de José Antonio: los toros. Dejó numerosos dibujos pergeñados durante muchos años de acudir a los festejos taurinos más cercanos, cultivando una afición que le llevó a ser apoderado de Vitamina, el recordado torero cachonero.

José Antonio Ortega, en definitiva, pertenece a esa estirpe de creadores serranos que no han sido muy conocidos por el gran público, que atesoran una interesante obra desconocida y que han elevado la cultura colectiva de La Sierra con su valía artística. Por ello, el homenaje es siempre justo y conveniente, rescatando el recuerdo de su buen hacer y poniendo en valor su labor para conocimiento de los jóvenes.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega / Emilio Rodríguez Beneyto
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