Éxito de las Jornadas de Patrimonio de Santa Bárbara
En defensa del patrimonio cultural
Uno de los objetivos era dar a conocer la importancia del yacimiento de los Vientos y su necrópolis de La Zarzita en la arqueología nacional e internacional l La Puebla de Guzmán acogerá la tercera edición
TERMINARON con gran brillantez y éxito de público las II Jornadas del Patrimonio del Andévalo celebradas en Santa Bárbara de Casa. Uno de los pilares sobre el que han pivotado ha sido dar a conocer la importancia que tiene para la arqueología nacional e internacional el yacimiento del poblado de los Vientos y su necrópolis de La Zarzita. Especialistas tan prestigiosos en el campo de la arqueología como José Antonio Linares o Juan Aurelio Pérez Macías han demostrado la verdadera dimensión de este hito de la investigación en la provincia de Huelva.
En el mismo sentido, dejaron claro que procede salvar todos los impedimentos actuales para hacer el lugar visitable y explicable, pues Santa Bárbara tiene una oportunidad única para recuperar este patrimonio y reactivar su economía. Algunos asistentes a las jornadas tuvieron la enorme suerte de poder comprobar in situ el enorme legado transmitido y el maravilloso paisaje de la Raña, principal justificación para que se asentaran allí hace cinco mil años los primeros agricultores del Andévalo.
Todo ello se complementó con la exposición sobre el yacimiento que se encontraba en el centro de mayores, y donde por primera vez en la población se exponían los útiles extraídos de las campañas arqueológicas llevadas a cabo durante el siglo XX. También fue un buen momento para recuperar los recuerdos atesorados por las personas que vivieron y colaboraron en las excavaciones y tributar un merecido homenaje a Fernando Piñón, uno de los hombres que revolucionaron este mundo, al descubrir y excavar el poblado de Los Vientos, y al que se le debe todavía en esta provincia un gran homenaje.
Los utensilios para desarrollar las faenas domésticas y los distintos oficios en una sociedad agropecuaria y forestal como es la santabarbera han conformado otro de los grandes contenidos. Muchos de ellos, carentes hoy de función, duermen en doblados, cuadras y patios, habiendo sido rescatados por Juan Tomás Haldón y Antonio Escudero para gozo de todos. La colaboración de sus propietarios y propietarias ha posibilitado que próximamente, habida cuenta de la potencialidad, se pueda pensar en un museo etnográfico.
Claro que las Jornadas también miraron para el porvenir económico de los andevaleños con la conferencia del profesor de geografía de la Universidad de Huelva José Manuel Jurado, sobre la historia de los regadíos en la provincia y las futuras actuaciones, vertebradas por los pantanos del Chanza y Andévalo. El equilibrio se torna en este aspecto fundamental entre la producción y la demanda, debiendo el regadío crecer en los terrenos andevaleños para generar producciones especialmente relacionadas con los cítricos. Esta riqueza ha generado voces que piden desarrollo y compensaciones por las perdidas de patrimonio, como fue el caso de las dehesas sepultadas en Puebla de Guzmán por la construcción del pantano del Andévalo, pues debemos tener en cuenta que media provincia de Huelva bebe y riega con esta agua. Se ha demandado que se lleven a cabo las conexiones de este pantano con los distintos territorios andevaleños, pues actualmente sólo sirve de regulación del pantano del Chanza.
Las repoblaciones forestales también han tenido su mesa redonda, donde representantes de la empresa Ence y de Ecologistas en Acción han confrontado su visión. Mientras para los primeros el eucalipto es un árbol fundamental para la economía de la zona y aspiran a incrementar el número de hectáreas plantadas, sobre todo con las nuevas plantas de biomasa; los segundos piden que se reduzcan, compensando a la empresa con tierras públicas en otras zonas más llanas. La disparidad de criterios se pudo ver en el debate, donde a las bondades de esta especie foránea, mantenidas por el representante de la empresa forestal, se contraponían los problemas que genera para la fauna, acuíferos, yacimientos arqueológicos o erosión de la tierra.
Claro que las conclusiones fueron en la línea de un equilibrio constatado a través de la ordenación del territorio, para que cada árbol ocupe el sitio más conveniente, sobre todo porque una parte del empleo de la zona está en juego. Esperamos que estas Jornadas hayan servido también para sensibilizar a los representantes de Ence de las necesidades de empleo que tienen los trabajadores santabarberos, donde por cierto sus propiedades ocupan una gran parte del término municipal.
En el Albergue la sorpresa se dibujó en los rostros cuando nos propusieron degustar un vino tinto hecho con las parras que se crían en una finca cercana. Su creador, José Miguel García Bermúdez, fue desgranando cómo había llegado a hacer vino y la calidad que había conseguido, encontrándose mucho del mérito en unas tierras con un suelo pobre y con escasa pluviosidad. El excelente cardo, de color negro, certificado ya por la opinión de algunos reputados especialistas, fue una de las sensaciones de las jornadas, pues las demandas se multiplicaron, demostrando que la selección de las uvas es fundamental para conseguir una buena calidad.
Otra de las vertientes de las Jornadas fue la religiosidad a través de la agradable ponencia del antropólogo Salvador Rodríguez Becerra, que previamente había contemplado la bajada en procesión de Santa Bárbara desde su ermita hasta la Iglesia parroquial. En un salón abarrotado fue enumerando las distintas manifestaciones religiosas en una tierra rica en ellas y donde el hecho religioso está muy presente.
La tarde del sábado terminó con la presentación de las actas de las I Jornadas, celebradas el año pasado en Alosno y la audición de cantes de trilla y fandangos del Andévalo, con especial incidencia en los de Santa Bárbara, poniendo la voz Andrés Márquez y el toque de guitarra Diego Yáñez. Como adobo de todo ello se llevó a cabo una degustación de dulces andevaleños por parte del Ayuntamiento y Asociación Campo de Andévalo, donde destacaron algunos como los engañamaridos de Santa Bárbara, las orejas de Valverde, las rosas de Paymogo o los cagajones de puño de Alosno.
Durante el último día el bartolino Juan Antonio Vázquez proyectó un diaporama sobre los pueblos, gentes y paisajes del Andévalo y se presentó el libro de Jesús Copeiro sobre el exilio republicano onubense. En medio de una gran expectación La Puebla de Guzmán recogió el testigo para organizar el año que viene las III Jornadas del Patrimonio del Andévalo. Para concluir el evento, de nuevo, el pueblo organizador mostró algunos de sus signos de identidad, como fueron la actuación del Coro, el baile de la Jotilla y la degustación de dos de los platos más típicos, el caldillo y el potaje de matanza.
No queremos terminar sin mencionar las interesantes comunicaciones de Noemí Raposo e Isidro Marín sobre la historia y población de Santa Bárbara, y de Pedro Feria y Consuelo Domínguez sobre los represariados durante la Guerra Civil y cementerios ingleses respectivamente. En resumen, el trabajo del Ayuntamiento de Santa Bárbara, de sus vecinos y de la Asociación Campo de Andévalo, junto con la ayuda de instituciones como la Diputación Provincial o la Universidad de Huelva, han propiciado este lugar de encuentro, debate y divulgación de la cultura y patrimonio provincial, poniéndose de manifiesto las grandes posibilidades económicas de una tierra muy olvidada históricamente, pero que necesita un empujón definitivo para creer en sí misma y poner en valor las grandes potencialidades y recursos que encierra.
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