Crimen de Laura Luelmo

La ex de Montoya no comparece y la juez ordena su detención inmediata

  • Josefa G.C. falta a la citación “sin causa justificada”

  • Bernardo busca que solo se le inculpe por encubrimiento y ocultación

  • La novia actual de este quiere declarar contra la investigada

Miguel Rivera se disculpa con la prensa  a la salida del juzgado: “No puedo decir nada”, repetía.

Miguel Rivera se disculpa con la prensa a la salida del juzgado: “No puedo decir nada”, repetía. / Josué Correa (Valverde del Camino)

Josefa Carmina G.C. estaba citada a las 10:30 de ayer en el Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino, pero no apareció. Su incomparecencia, "sin causa justificada" según el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), la ha colocado en el ojo del huracán.

Debía prestar declaración en calidad de investigada por el crimen de Laura Luelmo, después de que su expareja y principal encausado, Bernardo Montoya, la señalara como autora del asesinato, pero decidió no acudir a la cita judicial de ayer, lo que no solo le acarreará una multa sino que incluso puede conllevar una pena de prisión de varios meses por obstrucción pasiva a la justicia, al haber desoído el requerimiento judicial y provocar un retraso en la instrucción de la causa.

Esto ha motivado que la juez Elvira Mora, a petición de la fiscal y con el respaldo de la defensa y la acusación particular, acordara ayer su detención y puesta a disposición judicial. Tampoco compareció su abogado, aunque las fuentes consultadas no aclaran si la jerezana tenía o no uno asignado.

Antes de que la juez pidiera a las partes en el acto procesal que se celebró en el Palacio de Justicia de Valverde –de unos 20 minutos de duración– que guardaran silencio absoluto sobre lo allí acontecido, el abogado defensor de Montoya, Miguel Rivera, auguró a la prensa que se arremolinaba en la calle Germán Cabrero que todo apuntaba a que Josefa Carmina no iba a aparecer, lo que tendría como consecuencia (como así ocurrió) "que la citación se haga de otra manera y en perjuicio suyo", es decir, a través de una orden de detención inmediata.

Rivera informó entonces de que la incomparecencia de la imputada "puede que abra el camino a que se conceda la libertad a Bernardo". Porque su cliente, con la tercera versión que ha dado de los hechos (la segunda judicial) había señalado directamente a su expareja como autora del crimen de la profesora zamorana. A martillazos y por celos.

De modo que la estrategia de la defensa no es otra que tratar de exculparlo del secuestro, el asesinato y la agresión sexual y que todo quede para él en dos delitos de encubrimiento y ocultación, "con lo que quizá con una fianza podría salir de la celda de aislamiento" en la que se encuentra actualmente en Sevilla II.

Miguel Rivera también indicó a los periodistas que va a solicitar diversa documentación médica (tanto de centros de salud como de la prisión) para demostrar la "disfunción eréctil" de su patrocinado. En caso de conseguir su objetivo, "voy a impugnar el epígrafe en el que se le acusa de agresión sexual".

La cuestión es que en la vagina de Laura sí había ADN de Bernardo. Preguntado por ello, el letrado indicó que pudo haber llegado allí de otra forma (escatológica y que omitiremos) y no a través de la penetración, por lo que no quedaría, a su juicio, probada la violación.

Aunque pretende hacerlo, la defensa todavía no ha pedido a la juez que cite como testigos a los trabajadores de una venta de El Campillo en la que Bernardo asegura que almorzó con Josefa unas horas antes del asesinato de la calle Córdoba. "Insiste en que debe haber ADN de Josefa en la casa y me encargaré de pedir que se investigue".

Tampoco le constaba en la mañana de ayer a Miguel Rivera que se hubiera localizado el martillo con el que supuestamente Josefa habría agredido a Laura hasta la muerte. "La primera vez Bernardo dio una ubicación bastante amplia, pero ya está dando el lugar exacto", apostilló. Quiere además que se revisen las cámaras de seguridad de la "gasolinera BP de la autovía a Cádiz, poco después de pasar el peaje, donde dice que seguro que fueron captados, y de un estanco de Jerez de la Frontera".

Finalmente, el abogado del investigado explicó que "ayer me reuní con la novia de Bernardo, con Pilar, en la prisión de Huelva y me dijo que desea ser oída en declaración". Su intención es hablar a la instructora de la causa "sobre la personalidad, la conducta y el modo de proceder" de Josefa, a la que conoció hace "siete u ocho años" en el penal El Puerto III, en Cádiz. "Su testimonio no será determinante pero enriquecerá la causa", sentenció Rivera.

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