Europa se rinde al garbanzo de Escacena

La UE concede a esta legumbre la Denominación Geográfica Protegida y entra en un selecto club

Antonio Tomás, gerente de la Cooperativa Campo de Tejada de Escacena.
Antonio Tomás, gerente de la Cooperativa Campo de Tejada de Escacena.
Carlos López Martín Escacena

20 de octubre 2013 - 05:01

El garbanzo blanco lechoso de Escacena es una de las delicatessen de la gastronomía de nuestra provincia, al mismo nivel de calidad que el jamón de Jabugo, la gamba de Huelva o los exquisitos caldos que se gestan en el interior de los templos vitivinícolas del Condado. No obstante, hasta ahora su fama carecía de una acreditación que avalase su sin par sabor, o un distintivo que reconociese sus particularidades; esas mismas que también conocen sus consumidores.

Su recompensa ha llegado gracias a una Comisión Europea que le ha concedido la Denominación Geográfica Protegida. Entra así en un selecto club de cerca de 1.200 alimentos en toda Europa que certifica y protege lugares geográficos y más concretamente una zona de siembra donde anida su alquímico secreto: las tierras de bujeo, ricas en potasio y diferentes oligoelementos que, a su vez, poseen una gran capacidad de retención hídrica. Al calor de esta simiente se suma un microclima en el que la relativa cercanía con el mar, a 40 kilómetros, le brindan una leve brisa durante las noches de los meses de junio y julio que permiten una maduración lenta y pausada.

El resultado de esta concatenación de factores es un garbanzo blanco que se caracteriza por una textura muy fina y mantecosa, que permite que sea prácticamente imperceptible diferenciar su piel del corazón, amén de mostrarse especialmente resistente a la cocción sin despellejarse.

Antonio Tomás, gerente de la Cooperativa Campo de Tejada, que produce y comercializa el producto indica que este reconocimiento recompensa el esfuerzo y la apuesta por la calidad como eje estratégico de un producto que "ya era reconocido entre los consumidores, pero que ahora nos permite gozar de esta acreditación". La tarea no ha sido fácil, señala. "Cuando se creó la Política Agraria Comunitaria (PAC) el garbanzo quedó huérfano de ayudas, con lo cual su cultivo comenzó a descender mucho, de ahí que pusiéramos el énfasis en defender la calidad.

Campo de Tejada es también ejemplo de innovación, un camino que emprendió en 1986 cuando se adquirió una finca rústica de tres hectáreas destinadas exclusivamente a la realización de cultivos experimentales y ensayos de postcontrol de la semilla de trigo producida y certificada por la propia cooperativa. Más recientemente se apostó por abrir la Investigación, Desarrollo e Invocación (I+D+I) al garbanzo, con acuerdos con la Agencia IDEA y la Universidad de Córdoba con los que se ha estado trabajando en buscar mejoras genéticas. La prioridad es conseguir variedades de esta legumbre que mantuviera las mismas propiedades organolépticas, (sabor, textura, olor, color) y que, a su vez, se mostrasen resistente a patógenos que pueden empañar la cosecha. Los resultados han dado sus frutos, nunca mejor dicho, y ya han registrado dos tipos de variedades que se adaptan a estas necesidades de la entidad.

Se da la paradoja de que aunque Campo de Tejada es una de las cooperativas cerealistas más importantes de Andalucía, su reconocimiento viene por el garbanzo, cuya producción comparativamente es muy humilde. En concreto, actualmente la entidad gestiona 16.600 hectáreas, de las cuales 7.000 están destinadas al cultivo de pasos y 800 a regadíos, principalmente algodón, maíz o patada. A nivel de producción ello se traduce en la recolección de 25 millones de kilos de cereales, mientras que de garbanzo únicamente alcanza unos 300.000. De hecho este año se ha sufrido una mala campaña a nivel productivo, dado que en los meses de febrero y marzo no paró de llover, lo que obligó a retrasar la plantación, resintiéndose la producción.

Tomás explica que aunque su legumbre estrella "sólo representa un 5% de la superficie cultivada, es un producto que siempre le hemos tenido mucho cariño". Por esta razón "hemos trabajado por darle un impulso a nivel comercialización", para lo cual se ha seguido un proceso de calidad en todo la cadena desde en la labor en los campos, pasando por su procesado, limpieza y calibrado, donde sólo se envasan los garbanzos que disfrutan de un diámetro no inferior a 9 milímetros de grosor.

Aunque esta calidad y reconocimiento inviten a exportar, el gerente de Campo de Tejada explica que actualmente gozan de una producción muy limitada. "Afortunadamente la demanda es mayor que la oferta", sentencia el Gerente. Como muestra un botón: El Corte Inglés nos ha pedido vender el producto a nivel nacional, "aunque se trata de un proyecto imposible. No contamos con producción suficiente para poder abastecerlos y actualmente "sólo sus centros de Huelva y Sevilla disponen del garbanzo de Escacena, así como Carrefour de Huelva.

Los datos son irrefutables explica. El 90% del garbanzo que se consume es exportado, sobre todo de México, Estados Unidos, Turquía y la India. La lectura positiva es que no es necesario asumir los tremendos costes que conlleva salir al exterior, máxime cuando no podemos atender toda la demanda, ya que la prioridad es mantener los niveles de calidad.

En el mundo se comercializan unas 40 especies de garbanzos distribuidas en tres familias: Kabuli, que comprende la cuenca mediterránea; Sudamérica y América del Sur; Deshi, en la India, y Gubali.

En España Kabuli ofrece variedades como el blanco o lechoso al que se corresponde el Escacena, el venoso andaluz, pedrosillano, Chamad y el castellano

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