La Estación Biológica propone una desaladora para Matalascañas
Los responsables de la EBD y el Parque de Doñana están dispuestos a debatir sobre el aporte de aguas superficiales para la urbanización y la agricultura y así garantizar el nivel del acuífero marismeño
No gusta a los científicos colocar titulares periodísticos o mediáticos a sus trabajos. De haberlo hecho Carmen Díaz Paniagua en su informe 'Evidencias de la desecación de lagunas peridunares de la Reserva Biológica de Doñana', hubiese multiplicado el efecto catarsis que ha conseguido al remover veinte años de proyectos, promesas y certezas sobre la ya insoportable sequedad de algunas zonas del Espacio Natural. A la científica Paniagua le ha bastado con ser fiel al espíritu de la ciencia para reunir a lo largo de veinte años la certidumbre de desecación (para ella), desertización para otros, del complejo lagunar limítrofe con la zona de Matalascañas que se vuelve aún más problemático y agresivo en la zona de los Hatos (provincia de Sevilla) debido a las extracciones agrícolas del acuífero marismeño.
Ya lo dice el Ayuntamiento de Almonte: si Doñana se seca no es sólo por culpa de Matalascañas pues los múltiples regadíos y pozos (muchos ilegales) extraen más agua que la urbanización.
Una advertencia que comparten el director-conservador del Espacio Natural, Juan Carlos Rubio; y el responsable de la Reserva Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo. Para evitarlo se abre el debate final sobre los aportes de aguas superficiales e incluso la construcción de una desaladora de agua marina.
Juan Carlos Rubio defiende el interés del informe del CSIC porque retoma "datos conocidos" y además está realizado por una científica que lleva 25 años trabajando sobre las lagunas y por lo tanto "ha comprobado in situ las variaciones" de nivel y las inundaciones históricas.
El director-conservador explica que desde el IGME y la Comisión Internacional de Expertos puesta en marcha tras el 'caso Costa Doñana' se advirtió de las consecuencias de los bombeos próximos a Matalascañas en las lagunas, sobre todo en época estival, cuando el abastecimiento humano se multiplica. Sin embargo, Rubio asegura que esto no quiere decir que todo el complejo de lagunas esté en proceso de desecación. Y añade que las miles de lagunas existentes en Doñana están mejor que hace veinte años y eso es así, entre otras cosas, "porque hemos recuperado las zonas que antes ocupaban los eucaliptos".
El director de Doñana subraya que hay que dar soluciones que pasan por una reubicación de los bombeos y llegar a un consenso sobre las necesidades de agua no sólo en Doñana sino también para abastecimiento humano y agrícola. No rehuye el director el debate sobre el aporte de aguas superficiales procedente de otras zonas. Rubio pide que no se "magnifique" la influencia de Matalascañas y apunta a la zona de los Hatos como punto caliente en la extracción de agua del acuífero.
El director-conservador apuesta por la conclusión del Programa Doñana 2005 y con el respaldo del Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino y la Junta de Andalucía poner en marcha un proyecto de magnitud similar. Cree que el nuevo Plan de Desarrollo Sostenible es un buen momento para "sentar esas bases".
El responsable del Espacio Natural de Doñana asegura que todavía "no hay consenso claro sobre los volúmenes y necesidades de agua que se manejan y esto es esencial para actuar. No podemos establecer soluciones particulares sino darlas para toda la zona".
Rubio también es partidario de que se reúna el Grupo de Aguas de Doñana. Por cierto, un equipo de trabajo que lleva prácticamente un año de inactividad y cuya parálisis ha sido denunciada por grupos como Ecologistas en Acción y WWF.
Rubio justifica este retraso debido a las transferencias de Doñana entre Gobierno y Junta y los cambios en la política de aguas andaluza y la Confederación Hidrográfica.
Sobre la propuesta de realizar un trasvase entre cuencas, Rubio matiza que hay que equilibrar la disponibilidad de agua y la demanda, consensuar el tema y si después se estima necesario abordar soluciones de ese tipo.
Quien tiene clara la realidad de Doñana es el director de la Estación Biológica, Fernando Hiraldo. Para el jefe de los científicos, el informe de Carmen Díaz Paniagua no incluye "información nueva" sino que advierte que las predicciones sobre la desecación de determinadas lagunas se han cumplido. Sobre el resto del ecosistema tiene la misma opinión que Rubio: el arranque de las cientos de hectáreas de eucaliptos ha mejorado zonas como la de Avalario y la de los Sotos. Respecto a las necesidades de Matalascañas y sus captaciones en el acuífero, insiste en que tienen una mayor incidencia porque están muy cerca y los bombeos producen una repercusión inmediata en los niveles del aguas subterráneas.
Fernando Hiraldo recuerda que hace muchos años que se planteó cambiar las estaciones de bombeo y no se ha hecho al tiempo que también se aconsejó reducir los consumos del acuífero.
Hiraldo no es partidario de "demonizar" a Matalascañas, sobre todo si se tiene en cuenta, dice, que el consumo humano es mucho menor que, por ejemplo, las extracciones de agua en la zona de arrozales de los Hatos (Ratón, Blanco...) y apunta una solución novedosa. Hiraldo cree conveniente estudiar la posibilidad de instalar una desaladora de agua marina en esta zona de la provincia. A su juicio, evitaría las perniciosas captaciones en el cada vez más amenazado acuífero.
El responsable de la Estación Biológica no sólo se ha centrado en analizar la desecación del sistema lagunar sino que también alerta sobre los peligros que acarrea la agricultura intensiva que rodea la Reserva. "El problema del agua no es sólo de cantidad, sino también de calidad". Y advierte Hiraldo que los aportes contaminantes de nitratos procedentes de los suelos agrícolas están muy presentes en las aguas subterráneas y "con este problema tenemos que ser muy cuidadosos pues ya nos metemos en la salud de las personas. El agua nos afecta a todos".
El director de la Estación Biológica subraya en relación a la instalación de una desaladora que los expertos deberían buscar una ubicación adecuada y analizar esa posibilidad. "No podemos estar cerrados a los aportes de agua externos. No podemos mirar para otro lado porque Doñana es un ecosistema rodeado de gente".
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