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Doñana alberga 3.500 parejas de aves acuáticas amenazadas

  • El águila pescadora anida en el Paraje Natural Marismas del Odiel

El último censo realizado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente para conocer el estado de las poblaciones de aves acuáticas ha contabilizado un total de 3.506 parejas de especies amenazas en el Espacio Natural Doñana. En este enclave se han contabilizado menos parejas que otros años debido a que muchos de sus humedales temporales se encuentran secos por falta de lluvia.

Del total de parejas nidificantes de fauna acuática censadas en Andalucía destaca la presencia de 6.701 parejas de aves en los humedales del litoral de Cádiz, 4.666 en la costa de Almería, 2.137 en el litoral de Huelva y 977 en la la Laguna de Fuente.

El censo ha confirmado la presencia de un total de 26.057 parejas reproductoras de estas especies en los humedaldes andaluces. En este inventario se contabilizan especies en peligro de extinción, vulnerables y otras especies protegidas. Indicar que los datos para estimar la población reproductora de la fauna amenazada acuáticas depende, en gran medida, de las precipitaciones acaecidas en primavera. El censo, coordinado por la Junta y en el que colabora la Estación Biológica de Doñana, se ha dado a conocer coincidiendo con el Día Mundial de las Aves.

En relación con las especies amenazadas se conforma la tendencia positiva del águila pescadora con 7 parejas reproductoras este año, así como de la gaviota picofina, con 935 parejas en Veta la Palma y del cormorán moñudo, con 58 parejas.

De las especies en peligro de extinción destaca la presencia de la cerceta pardilla, con 13 parejas censadas, la focha moruna (5) y la garcilla cangrejera (34). Otras especies en peligro de extinción censadas son la canastera común, que alcanza la cifra de 1.356 parejas, el chorlitejo patinegro (858), la gaviota Audouin (832), morito común (96), aguilucho lagunero occidental (68) y la malvasía cabeciblanca, con 51.

También se ha constatado la existencia de otras especies catalogadas como vulnerables a la extinción, algunas muy numerosas como es el caso del charrancillo común, con 1.472 parejas, la pagaza piconegra (1.200) y la espátula común (174). Sin embargo, especies como el avetoro común o el fumarel común, especies muy ligadas a la marisma natural, no ha criado al encontrarnos en un año muy seco.

En cuanto a las aves terrestres, todas ellas muestran una clara positiva, salvo la cigüeña negra que parece haber notado en mayor medida los efectos de la sequía, el alimoche y la alondra ricotí, con poblaciones todavía muy pequeñas y en estado crítico.

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