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Diego Capado Quintana: El cura de la Concepción

  • Fue párroco en Bollullos Par del Condado y el Almonte, donde le tocó preparar la visita del Papa Juan Pablo II

Diego Capado Quintana: El cura de la Concepción

Diego Capado Quintana: El cura de la Concepción

Él quería ser cura de pueblo y así fue toda su vida, en Bollullos Par del Condado y en Almonte. Pero ser cura de este último municipio significaba ser también rector de la Basílica de Nuestra Señora del Rocío en la aldea marismeña junto al Parque Nacional de Doñana.

Y, cosas de la vida, por ser cura de pueblo tuvo el privilegio de tratar directamente nada más y nada menos que con su Santidad el Papa Juan Pablo II cuando este vino a visitar a la Virgen de El Rocío. Fue él quien le preparó su visita y quien lo atendió en todo momento. Y el Papa ya no se olvidó del párroco de Almonte. Tanto es así que, al cabo de un tiempo, don Diego fue a Roma y visitó al que ya hoy es Santo para darle las gracias por haber visitado la aldea rociera. Y al arrodillarse ante él para besar su mano, el Papa se la retiró y se la puso en su hombro y le cantó al cura de pueblo “No te vayas todavía, no te vayas por favor…”. Don Diego se quedó perplejo con la simpatía del Santo Pontífice. Esa fue con la “sevillana” con la que fue despedido por el grupo rociero cuando se marchaba de El Rocío y que, evidentemente, le dejó huella al Papa.

Diego había nacido en un pueblo de Huelva del que no me quiso decir su nombre, sino algunos datos para que yo lo adivinase. Me dijo que está en la Cuenca Minera y que es un pueblo de artistas y ya no lo dejé seguir. Le hablé de Daniel Vázquez Díaz y sus frescos de La Rábida; del maestro Rojas, compositor del famoso pasodoble Nerva que se interpreta en todas las plazas de toros de España, de ahí que él de pequeño quisiera ser torero; le hablé de José María Morón, que fue Premio Nacional de Literatura; y del pintor Mario León. Naturalmente se trataba de Nerva, donde él nació en 1942. La fecha no la adiviné, me la dijo él.

Diego Capado junto al papa Juan Pablo II en su visita a la Virgen del Rocío. Diego Capado junto al papa Juan Pablo II en su visita a la Virgen del Rocío.

Diego Capado junto al papa Juan Pablo II en su visita a la Virgen del Rocío.

Sus padres, Tomás y Aurelia, eran muy religiosos. Él perteneció y fue colaborador de la Hermandad de San Antonio y ella fue presidenta de la Hermandad de la Virgen del Rosario. Diego aprendió sus primeras letras en el Colegio de las Hijas de la Caridad para luego pasar a estudiar en la Escuela Pública. Después sus padres lo enviaron al Colegio Salesianos de Utrera, donde estudió hasta 5º de Bachiller y ahí fue cuando se le presentó la vocación. Su abuelo paterno se llevó un gran disgusto porque hubiese querido que el niño estudiase ingeniero de minas, pero Diego fue muy claro y decidió que quería ser “cura de pueblo”. El otro día di un paseo con él y mientras íbamos a desayunar pude comprobar cómo conocía a todo el mundo y con todo el mundo se paraba. A toda la gente le decía cosas agradables y a mí me parecía que estaba viviendo en un pueblo italiano o viendo una película de Fellini o Pasolini. Y es que don Diego es una persona muy agradable y simpática y me lo pasé muy bien.

Pero sigo con su trayectoria estudiantil. Estudió Filosofía en el Seminario de Sevilla y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Terminó con 23 años y hubo que pedir dispensa al Papa Pablo VI para poder ordenarse sacerdote, ya que la edad mínima era la de 25 años. Se la concedió y dijo su primera misa a los 23 años en su localidad natal, Nerva, el pueblo de los artistas, como a él le gusta llamarlo.

Luego fue profesor de Teología en el Seminario Mayor y dio clases a todos los sacerdotes que hoy ejercen en Huelva. Después fue a Roma, donde hizo el Doctorado. Entre los años 1974 y 1976 fue párroco en Nerva y además profesor del Instituto Vázquez Díaz, que tiene en la actualidad casi 90 años. Posteriormente el obispo de Huelva lo nombró párroco de Bollullos Par del Condado y también fue el director de la Escuela de Formación Profesional. Allí estuvo 14 años y fue muy querido. Aquella época le sirvió para ir conociendo lo que significaba El Rocío sin saber que su próximo destino iba a ser Almonte, a donde llegó en septiembre de 1992 y le tocó preparar la visita del Papa.

En Bollullos ejerció de párroco durante 14 años y en Almonte también otros 14. Y en estos años fue nombrado por el obispo de Huelva arcipreste del Condado. De allí pasó a Huelva, a la Iglesia de la Concepción, donde ya lleva 15 años y, posiblemente, en esta parroquia donde es tan querido llegue a su jubilación. A partir de entonces ejercerá simplemente de cura normal y ya no será párroco de ninguna otra iglesia porque así está establecido. Pero bien es verdad que dejará un cariño muy especial por allí por donde pasó.

Diego Capado, el cura de la parroquia de la Concepción en la capital onubense. Diego Capado, el cura de la parroquia de la Concepción en la capital onubense.

Diego Capado, el cura de la parroquia de la Concepción en la capital onubense.

No quisiera dejar pasar esta ocasión para tener un recuerdo emocionado con el sustituto de don Diego en Almonte y El Rocío, don José García, conocido en Punta Umbría como Pepe el cura, que cuando solo llevaba siete años allí nos sorprendió a todos con su repentina muerte. Aquí en Punta Umbría todos lo recordamos con mucho cariño por la gran labor que hizo.

Pero sigamos con don Diego y con su dedicación a la Iglesia y a todos sus feligreses de Huelva. Hizo un viaje a la ciudad de Cáceres para asistir a una convención eclesiástica y empezó a llover tanto que su coche se deslizó y volcó dando tantas vueltas que él se encomendó a San Juan Pablo II y se salvó de la muerte. Su vehículo quedó totalmente destrozado y fue un siniestro total y absoluto, pero él no sufrió ningún daño. Es que el Santo Padre dejó tanta huella en él que siempre se encomienda cuando está en peligro.

Como curiosidad, decir que don Diego viajó a Wadowice, lugar de nacimiento del Papa, al sur de Polonia muy cerca de Cracovia. Y allí dijo misa en la iglesia donde el Pontífice fue bautizado. Es un recuerdo entrañable que el cura de la Concepción lleva en su corazón.

Diego llegó destinado a Huelva el 21 de noviembre de 2006, el día siguiente de abrirse la iglesia después de las últimas obras de restauración que proyectó y dirigió mi buen amigo el arquitecto Antonio López. Posteriormente fue nombrado director del Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva. La Iglesia de la Concepción se inauguró por primera vez el 26 de mayo de 1515 y durante la Guerra Civil de julio de 1936 fue incendiada y tuvo que realizarse una reparación muy grande. Pero mucho antes, con motivo del famoso terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755, tuvo que restaurarse otra vez al sufrir serios desperfectos.

Hoy, a punto de cumplir los 80 años, Diego sigue igual de simpático y juvenil y con la cabeza muy lúcida y cargada de mil anécdotas. ¡Qué siga usted así de bien por muchos años! Para mí ha sido un verdadero placer charlar con don Diego Capado Quintana y espero repetir otros momentos con él.

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