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El Monasterio de Santa Clara: 700 años de historia colombina y un gran patrimonio artístico

Claustro de las Madres del Convento de Santa Clara.

Claustro de las Madres del Convento de Santa Clara. / Josué Correa

Casi 700 años de historia recorren el Monasterio de Santa Clara en Moguer. Un lugar donde converge la Huelva colombina, cuna del descubrimiento, con un patrimonio artístico muy rico donde se conservan increíbles piezas de incalculable valor, como la sillería del coro que se trata de la única de estilo nazarí que existe en el mundo. Un espacio señero, que se encuentra en pleno corazón de la localidad más antigua de la provincia, en el que incluso se puede observar un resquicio de la obra del famoso escultor Juan Martínez Montañés. Su conservador, Juanma Moreno, conoce a la perfección cada rincón en el que su extraordinario trabajo para que el convento continúe mostrando su mejor expresión. 

Fue declarado Monumento Nacional en 1931 e incluido dentro del conjunto histórico-artísticos Lugares Colombinos siendo uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura mudéjar en Andalucía Occidental. Según ha explicado el conservador del convento, Juanma Moreno, en el momento de su fundación en el año 1337, se convirtió en uno de los mayores centro franciscanos en el que llegaron a albergarse entre 80 y 100 mujeres, entre monjas de alta nobleza, hermanas y sirvientas. En su interior se puede encontrar el claustro mudéjar más antiguo de Andalucía y el más grande de España cuyo modelo se replicó en los primeros claustros Americanos. 

El primer lugar en el que pasó la noche el propio Cristóbal Colón a su regreso de un ambiciosa empresa, la noche del 16 de marzo de 1493 junto a sus marineros, para cumplir el voto que había realizado a la titular del convento, Santa Clara, en plena tormenta en alta mar. Se trata de un espacio cargado de detalles con una gran importancia histórica y por el que pasan unos 8.000 visitantes al año, un número que se encuentra en recuperación tras la pandemia. Además, es un monumento propiedad de la Diócesis de Huelva que se sustenta a través de ella y de las visitas guiadas y celebraciones que se realizan en su interior. 

El relieve de Montañés situado en el antecoro. El relieve de Montañés situado en el antecoro.

El relieve de Montañés situado en el antecoro. / Josué Correa

Visitas guiadas 

Este impresionante monasterio guarda un gran patrimonio histórico cultural digno de visitar. Se realiza un recorrido guiado por las diferentes estancias de Santa Clara para que los interesados puedan hacerse una idea de cómo vivían las monjas años atrás en el lugar. El recorrido comienza en el claustrillo mudéjar y después llega al claustro de Las Madres. A continuación se visita el dormitorio, la sala capitular y la antigua despensa que da paso a la cocina original del siglo XIV, donde se encuentra una inmensa chimenea que utilizaban las clarisas para elaborar la comida. 

El siguiente espacio es el refectorio, el comedor del convento en el que se pueden observar unas grandes bóvedas es una sala espectacular que acoge eventos culturales de diversa índole. El antecoro contiene piezas de gran interés artístico, como los azulejos sevillanos realizados por Hernando de Valladares en el siglo XVII, además, de un relieve e Montañés, una pintura anónima de la Sagrada Estirpe de silgo XVI y los libros del coro utilizados por las monjas para rezar. Después de este recorrido se llega al coro bajo, calificado por Juanma Moreno como "la mayor joya del monasterio" y tras ello, una amplia iglesia con numerosos detalles. 

La historia Colombina del Monasterio

Este simbólico lugar fue testigo del Descubrimiento de América en el que se fraguó el viaje gracias a su abadesa, Inés Enríquez y Fernández de Córdoba, tía de Fernando el Católico y la responsable de que Cristóbal Colón lograra presentar su proyecto a los Retes Católicos. La cuna de esta empresa en la que el descubridor pasó su primera noche de vuelta a Huelva y cuya titular, Santa Clara, también le da nombre a una de las carabelas, la conocida como la Niña por pertenecer a los hermanos Niño de Moguer. 

Un lugar donde además, se encuentra enterrado Don Pedro Portocarrero, primo del rey Fernando el Católico que aportó el dinero para el segundo viaje de Colón a América. Tal y como se puede observar, el Monasterio tiene una gran vinculación con la corona y las familias nobles españolas de la época, cuyas monjas pertenecían a ellas.

La única sillería de estilo nazarí del mundo 

El Coro Bajo se trata de la mayor joya del Monasterio en el que se encuentra la sillería de 1360 realizada por artesanos musulmanes traídos del Reino de Granada. Una gran obra en la que se pueden ver los escudos nobiliarios de las monjas y columnas y capiteles nazaríes, con leones como remate siendo coetáneos a los leones de la fuente de la Alhambra. 

Detalles de la sillería del convento. Detalles de la sillería del convento.

Detalles de la sillería del convento.

Este coro es el único de estilo nazarí que existe en el mundo debido a que los musulmanes tenían prohibido realizar obras para los cristianos. Unas piezas de un valor incalculable que el conservador del monasterio, Juanma Moreno destaca como "el gran tesoro del lugar". 

La singularidad de la iglesia 

Las puertas que separan la capilla del coro bajo, representan tres escenas de la Virgen María, la inmaculada concepción, la anunciación y el nacimiento que dan paso a una iglesia donde se comenzó el culto en el año 1390. Un espacio que cuenta con grandes proporciones para tratarse del lugar de rezo del convento, debido a que el señor de la ciudad de Moguer quería que la gente asistiese a las misas y que dicha iglesia se convirtiera en el panteón de su familia, los Portocarrero. 

La iglesia del convento. La iglesia del convento.

La iglesia del convento. / Josué Correa

Tal y como ha explicado el conservador "la techumbre del espacio es idéntica a los monasterios cistercienses del norte de Francia o Alemania", por lo que se cree que es una obra de un artista procedentes de alguno de estos dos países. El retablo del altar mayor está dedicado al libro de la apocalipsis y el crucificado de la iglesia es obra de Pedro Millán, quien realizó el retablo mayor de la catedral de Sevilla. En el altar principal se encuentran tumbas de la familia Portocarrero realizadas en mármol y alabastro.

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