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La Casa del Pueblo de Cala volverá a ser del pueblo

La Casa del Pueblo de Cala.

La Casa del Pueblo de Cala. / Antonio F. Tristancho (Cala)

Hay lugares en nuestras localidades que se convierten en simbólicos para generaciones de vecinos y vecinas. Uno de ellos es la Casa del Pueblo, como se denomina a un viejo inmueble situado en plena travesía de la A-434 por el municipio, en la Avenida de Andalucía.

Se trata de un edificio datado en 1935 que está considerado como el centro neurálgico de la democracia en Cala. A su valor histórico y sentimental, hay que sumar su importancia arquitectónica y patrimonial, que había quedado arruinado por el abandono de tantos años cerrado.

Los vecinos y las vecinas habían manifestado en numerosas ocasiones el interés por rescatar este hito patrimonial. Por tanto, la noticia de su recuperación está dejando en la población una manifiesta sensación identitaria y de alegría. Se trataba de un compromiso del actual equipo de gobierno de la población, en el que la alcaldesa, Maite Rodríguez Delgado, ha puesto un empeño especial. Según fuentes municipales, “cuando tomamos las riendas de este ayuntamiento, lo único que encontramos en referencia a la Casa del Pueblo fueron presupuestos de demolición de la misma”.

La Casa del Pueblo de Cala. La Casa del Pueblo de Cala.

La Casa del Pueblo de Cala. / Antonio F. Tristancho

Han sido tres años y medio en los que se ha contactado con diversas instituciones para encontrar la financiación suficiente para salvar del derribo el edificio. Han encontrado apoyo en el Programa de Impulso a la Rehabilitación de los Edificios Públicos para las Entidades Locales (PIREP Local) del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. El Gobierno central va a aportar al Ayuntamiento de Cala una subvención de 308.779,41 euros, con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). En la preparación del proyecto aprobado han prestado colaboración la arquitecta municipal, Estefanía Sánchez Garrido, y la Diputación Provincial de Huelva, entre otros vecinos y entidades.

La llamada Casa del Pueblo era propiedad de un antiguo vecino de la localidad, que se llamaba Manuel Márquez, al que un grupo de vecinos de la localidad le compraron la parcela urbana donde está ubicado el edificio, con el objetivo de construirse sus futuras viviendas.

Cedieron el antiguo edificio de dos plantas como sede de la UGT y el PSOE, que mantuvieron este uso durante años. Las oficinas de estas dos instituciones estaban ubicadas en la primera planta, donde había un pequeño bar, mientras que la segunda planta estaba ocupada por un Salón de Actos que recogió a lo largo de los años bastantes actos, tanto sociales como políticos.

En los años 80 del siglo pasado, y coincidiendo con la consolidación del régimen democrático recién instaurado en nuestro país, la Casa del Pueblo tuvo muchísima actividad. Uno de sus momentos álgidos fue el conflicto laboral en de Minas de Cala, en el que muchos mineros lucharon por la supervivencia de una actividad que llevó a la localidad a ser la segunda en renta per cápita de Andalucía, tan solo superada por Marbella.

En aquellos años, un joven Felipe González, que iniciaba su etapa política como Secretario General del PSOE, se hizo eco del problema que vivía la comarca, posicionándose al lado de los trabajadores. No era raro, por aquellos primeros años 80, ver en la Casa del Pueblo a las máximas instancias políticas del sindicato y el partido, y el propio González la visitó con motivo de su estancia en Cala, cuando bajó a la mina para debatir la problemática existente junto a los mineros encerrados.

Felipe González en Cala tras acabar la huelga. Felipe González en Cala tras acabar la huelga.

Felipe González en Cala tras acabar la huelga. / M. G.

Según la Fundación Felipe González, en cuya web se encuentran diversas fotografías de aquellos días en la Casa del Pueblo caliche, el encierro de los mineros de Cala comenzó el 29 de marzo de 1982, como culminación de las protestas y huelgas que llevaban acometiendo desde septiembre de 1981 por la decisión del Gobierno de paralizar el proyecto Presur, que contemplaba una nave de pelletización de hierro en Fregenal de la Sierra (Badajoz) que se nutriría de la producción de las minas de Cala, entre otras. Ante el posible cierre de la mina, sus trabajadores se encerraron en una galería del Socavón Nuevo, iniciando incluso una huelga de hambre. La noticia movilizó a la sociedad y el propio candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno se implicó en el conflicto.

Sus visitas a Cala fueron varias, la primera el 23 de abril de 1982, y luego el 30 para reunirse con ellos y negociar el abandono de las protestas a cambio de una respuesta a sus demandas. Posteriormente, departió y se fotografió en la Casa del Pueblo junto a las mujeres de los mineros, momento del que quedan diversas constancias gráficas. En aquella visita, el aspirante a Presidente consiguió que los trabajadores abandonasen su huelga de hambre y permitiesen la visita del médico en el encierro. Poco más tarde finalizaban las protestas de los mineros de Cala con la garantía de la viabilidad de la industria frexnense y, por tanto, un mejor futuro para la mina onubense.

Pero el uso del inmueble no sólo fue político o sindical. Se convirtió en el auténtico eje cultural y social de la localidad, ya que albergó numerosos actos de colectivos caliches, pasando por allí numerosas generaciones en su convivir diario.

Con el paso del tiempo, la Casa del Pueblo fue perdiendo actividad y el edificio se fue deteriorando en toda su estructura, convirtiéndose en un problema de seguridad para las personas, por lo que los antiguos vecinos propietarios lo cedieron gratuitamente al Ayuntamiento, con el fin de realizar la restauración del mismo y que siguiera cumpliendo con esa labor social en la población.

El proyecto presentado a esta convocatoria pretende una intervención basada en los tres conceptos de la Nueva Bauhaus Europea, que son belleza, accesibilidad y sostenibilidad, conectando su uso con la Plaza de los Mineros, centro ciudadano e institucional de Cala.

Sus propuestas son convertir la Casa del Pueblo en un lugar dedicado “a asociaciones del municipio que persigan la igualdad social y dejar un espacio destinado a exposiciones donde quede reflejada la lucha del pueblo de Cala a lo largo de la historia por una sociedad democrática”.

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